Albert Valle
El escritor Alberto Valle. © Sergi Escribano

Alberto Valle: Siempre contando historias a pie de barra

El escritor relata en su última novela, Todos habían dejado de bailar, el suceso que se conoció como el crimen de los existencialistas, una excusa perfecta para sumergirse en tres de sus pasiones: la novela negra, el jazz y la Barcelona preolímpica

A Alberto Valle (Barcelona, 1977) le gusta contar historias como si lo hiciera a pie de barra. Lo demuestra en la sección semanal que tiene en este diario, El Bar del Post, por donde pasan parroquianos de la cultura barcelonesa que están fuera del foco, confesando sus vidas a un colega de batallitas para después debatirse entre el menú del día y la variada oferta de platos combinados que ofrece este local ya visitado —y materializado— por muchos.

Esa proximidad que plasma Valle cada domingo en el The New Barcelona Post la utiliza en su última novela, Todos habían dejado de bailar, ganadora del Premio Internacional L’H Confidencial 2022 de novela negra. El narrador, casi cinematográfico, se dirige directamente al lector para avisarle, como si le dijera “fíjate, no te despistes, esto es importante, ahora viene lo bueno”. Vamos, como haría el típico héroe de bar que todos hemos visto, el que lleva demasiado tiempo con su copa y se conoce todas las escenas desde que escogió ese taburete como su rincón preferido.

“La narración es como si te la estuvieran contando a pie de barra. No a todo el mundo le puede hacer gracia, pero yo le quise dar ese tono”, arranca Valle, “es una cosa que me gusta mucho”, remata. Para el escritor, el tono es uno de los elementos más importantes cuando construye sus novelas. “Entre que decido escribir una historia y me pongo a escribirla, siempre pasa un tiempo en el que, primero, me documento y, luego, decido el tono. Tienes que pensarlo bien: el que te funciona cojonudamente en una, en otra no. Cada una tiene que tener el suyo”, remarca.

Alberto Valle - Sergi Escribano
Encontrar el tono para cada novela es uno de los elementos a los que más tiempo dedica Valle cuando escribe. © Sergi Escribano

La parte de la documentación en Todos habían dejado de bailar la tuvo más fácil. “Es la típica historia que tienes dentro desde ni sabes cuándo. No me acuerdo cuándo leí por primera vez que había un crimen que conectaba con la escena del jazz de Barcelona en los años 60”, cuenta. El autor habla de lo que se empezó conociendo como el crimen de la calle Aragó, ocurrido en 1962, para luego ser tildado como el crimen de los existencialistas: “El régimen lo llamó así porque para ellos lo era todo aquello extranjero, amoral y contrario a los valores del nacionalcatolicismo”.

El suceso involucró a unos cuantos yanquis, entre ellos los Jazz Brothers y Gloria Stewart, dejando como víctima al propietario de un taller de lámparas ubicado en el número 136 de esa vía, entre Villarroel y Urgell, quien había tenido una amante que hizo amigos peligrosos en la Plaza Reial y el Jamboree de entonces. “Fue una chapuza monumental. Tenía que ser un atraco rápido y acabó siendo una escabechina. Refleja perfectamente la época en la que tuvo lugar, se intentaba hacer un atraco a la americana y te salía una chapuza españolísima”, señala Valle.

“Esto es demasiado bonito para que alguien no haga un libro”, pensaba un amante de la novela negra, el jazz y la Barcelona preolímpica. Así que se puso manos a la obra, apoyándose en los libros que han escrito asiduos en El Bar del Post como Jordi Pujol Baulenas, Xavier TherosPaco Villar, sin olvidar algunos que aún tienen que dejarse caer como Santiago Tarín.

Por supuesto, con una contribución destacada de Pere Ferré, leyenda viva de la generación que trajo el jazz a la ciudad. Ferré ha sido quien le ha explicado algunas historietas que han enriquecido la trama, teniendo en cuenta que, de casualidad, conoció a la víctima, puesto que alternaba las teclas del piano con atender el negocio familiar, una tienda de iluminación: “La mayoría de las que me contó las he metido en el libro porque eran demasiado bonitas para que se quedaran fuera”.

“Esto es demasiado bonito para que alguien no haga un libro”, pensaba un amante de la novela negra, el jazz y la Barcelona preolímpica sobre el crimen que sucedió en un taller de la calle Aragó en 1962

A pesar de que escribe cuando puede, después del trabajo y “un intento de vida social”, en poco más de un año y algo ya tenía la historia. De momento, es la preferida de su madre de todas las que ha escrito, después de los cinco libros protagonizados por un sicario llamado Palop, publicados con pseudónimos, y Soy la venganza de un hombre muerto (Alrevés Editorial, Premio de Narrativa Ciutat de Vila-real 2018).

TODOS HABIAN DEJADO DE BAILAR
Todos habían dejado de bailar llega después de cinco libros bajo pseudónimo protagonizados por un sicario y Soy la venganza de un hombre muerto.

Todos habían dejado de bailar empieza explicando un crimen que muchos ya conocen, poniéndolo en el principio para enganchar al lector —o compañero de copas—. Con el entuerto planteado, dibuja a los personajes que se vieron involucrados en este atraco esperpéntico que empezó mal y acabó peor, transitando en un callejón sin salida en el que vislumbraron un poco de libertad entre demasiada miseria. Las tramas acaban colisionando en el momento fatídico, avanzando a buen ritmo y saltando de un personaje a otro con gracia, simulando el universo que gravitó alrededor del mal llamado crimen de los existencialistas con una Barcelona gris, en la que falta el aire, de fondo.

Si tiene que escoger un personaje, Valle se queda con Jack Hans, uno de los Jazz Brothers, a quien ha cambiado el nombre como al resto de integrantes del suceso para dejar clara la diferencia entre lo que pasó y lo que ha novelado. “Es un tipo que vivió muchas vidas en una y todas bastante peligrosas y al límite. Era un cabrón, iba a la suya, pero también lo entiendes, era de un pueblo de Pittsburgh en medio de la nada y quería salir de allí y no tenía nada más que su ingenio, su labia y, con perdón, sus santos cojones. La verdad es que, escribiendo su historia, me lo pasé teta”, sostiene. Mientras saca tiempo para documentarse para su próximo libro, acaba de ganar el premio Sant Boi Negre con su relato Las normas del Salazar, ambientado en este municipio del Baix Llobregat y que aparecerá publicado en una antología con el resto de finalistas.

Alberto Valle - Sergi Escribano
Mientras se documenta para su próximo libro, Valle acaba de ganar el premio Sant Boi Negre con su relato Las normas del Salazar. © Sergi Escribano