Smart City Expo World Congress (SCEWC), el principal salón sobre ciudades inteligentes, calienta motores para una edición récord con la participación de más de 1.000 expositores y 25.000 asistentes, dejando atrás las cifras de 2019 y recuperándose del impacto que ha tenido la pandemia en la actividad ferial. Lo que también está afectando a su celebración en las últimas ediciones son las guerras. Si el año pasado estuvo marcado por la guerra en Ucrania, con la participación de su alcalde, Vitali Klichkó, este año la gran ausente será Israel, uno de los principales expositores del salón.
Organizado por Fira de Barcelona desde hace 12 años, el congreso aglutinará en esta edición a más de 800 urbes, con la participación de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, el alcalde de Atenas, Kostas Bakoyannis, y el alcalde de Dublín, Daithí De Róiste, entre otros. “El mundo entero se reúne aquí”, resume el director del salón, Ugo Valenti, en una entrevista con The New Barcelona Post.
Desde el martes 7 de noviembre hasta el jueves 9 de noviembre, el congreso hablará de tecnología, sin olvidarse de las posibilidades de la inteligencia artificial (IA), movilidad, sostenibilidad y economía azul. En ese sentido, Smart City Expo convivirá en el recinto Gran Via con otros eventos paralelos con los que ampliará su alcance, como son Tomorrow.Mobility, Tomorrow.Blue Economy y Puzzle X. La novedad será Tomorrow.Building, creado para abordar la transformación en la industria de la construcción.
— Cuando se habla de smart cities, muchas veces se piensa en coches autónomos, incluso voladores, o robots. Pero, ¿qué son realmente las ciudades inteligentes?
— Es aquella que innova constantemente para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Si miran la película Blade Runner, se supone que deberíamos estar todos volando con coches en una ciudad distópica, pero la realidad es muy diferente, las soluciones de smart cities son muy sencillas. Por ejemplo, ahora nos hemos acostumbrado a estar en la parada del autobús y ver cuánto tiempo falta para que llegue el siguiente. Esto es una solución de ciudad inteligente que nos facilita mucho la vida y ya la disfrutamos hoy en día, sin tener que ver robots en las calles.
— Por lo tanto, ¿cómo serán esas ciudades del futuro?
— Se ampliarán los espacios verdes porque nos hemos dado cuenta de que son sanos para el medio ambiente, sirven para bajar las temperaturas y mejoran nuestra calidad de vida porque nos gusta más pasear por una ciudad verde que por una gris. También veremos mucha más integración en el móvil de los servicios públicos para poder acceder a ellos, como ahora que ya puedo pagar la zona azul con el teléfono. Son soluciones simples y que nos simplifican mucho la vida.
— Este año, precisamente, uno de los nuevos focos del Smart City Expo es la construcción. ¿De qué manera influye dónde vivimos en las ciudades?
— Aquí tenemos que pensar en que cada día hay más gente que viene a vivir a las ciudades y la población mundial está creciendo, mientras que nos damos de bruces con infraestructuras que, en la gran mayoría, son caducas. Concretamente, de aquí al 2050, el 70% de las infraestructuras que tendrán que existir aún no están construidas, o se tienen que modificar las existentes o se tienen que edificar nuevas. Por lo tanto, nos encontramos delante de una oportunidad muy seria para ayudar a nuestro medio ambiente, eficiencia energética y calidad de vida haciendo edificaciones que sean infinitamente más sostenibles, estén conectadas y sean diferentes a las actuales.
“Cada día hay más gente que viene a vivir a las ciudades y la población mundial está creciendo, mientras que nos damos de bruces con infraestructuras que, en la gran mayoría, son caducas”
— ¿Cómo?
— Primero de todo, tienen que ser edificios que estén preparados desde el punto de vista tecnológico, haciendo que todas las infraestructuras que requieran ahora o en un futuro estén establecidas o previstas. Por otro lado, se tiene que incluir la eficiencia energética y el uso de diferentes materiales. Pero también está el urbanismo, es decir, cómo diseñamos estas nuevas zonas y cómo modificamos las existentes. Hay que pensar que hay muchas ciudades en el mundo que se diseñaron para el uso del coche, esto tiene que cambiar porque sabemos que no es sostenible y no es bueno para vivir.
— Seguimos sin hablar de coches voladores ni de robots…
— Es que son cosas muy básicas. Por ejemplo, desde hace unos años en Barcelona, todas las nuevas edificaciones tienen que disponer de paneles solares para calentar el agua, lo que ahora vemos como algo natural pero esto antes no existía. El siguiente paso tiene que ser que vayamos construyendo de una manera en la que no gastemos tanta electricidad y gas para calentar o enfriar nuestra casa porque sabemos que es un dispendio descomunal. Con todo el cambio climático que estamos viviendo, tiene que pasar sí o sí.
— Todo esto, sin olvidar la movilidad, otro de vuestros focos en los últimos salones.
— Es una temática clave, de las más importantes, si no la más importante de todas. Primero, porque es un ámbito muy visible para el ciudadano y, segundo, porque es uno de los que más impacto tiene en nuestro día a día. Estamos muy contentos de cómo está yendo Tomorrow.Mobility, casi doblando la zona expositiva respecto al año pasado. Habrá soluciones para la logística de última milla y mercancías, pero también para el transporte, tanto de bienes como de personas, con minibuses autónomos. Un ejemplo práctico sobre qué es lo que pueden suponer estos últimos: todos conocemos los autobuses de barrio, que pasan cada media hora y hay momentos en los que van muy llenos y otros en los que van bastante vacíos. Con los vehículos autónomos, se podría ofrecer el mismo nivel de servicio, pero sería mucho más fácil porque se puede saber cuándo van a llegar o se puede llamar automáticamente para que vengan antes.
— Y también apostáis por la economía azul, un sector del que cada vez se habla más en Barcelona.
— Es una temática muy amplia. Nosotros nos centramos en las ciudades costeras. Hay que tener en cuenta que el 65% de las ciudades del mundo son costeras, por lo que vivimos mucho de la economía marítima y la necesitamos. Hay una oportunidad de desarrollo en sostenibilidad, con la logística y los cruceros, donde hay mucho camino a recorrer con la implementación de tecnologías para facilitar la gestión.
“Estamos muy contentos de cómo está yendo Tomorrow.Mobility, casi doblando la zona expositiva respecto al año pasado”
— ¿Cómo se pueden adaptar las ciudades costeras a unos temporales cada vez más frecuentes y una futura subida del nivel de mar?
— Las urbes tienen que ser más resilientes en muchos ámbitos. Hay medidas fáciles, como los avisos por móvil para que toda la población esté avisada de un evento extremo y se pueda preparar a tiempo. Pero se pueden curar en salud de otras formas. En Japón, han aprendido mucho después de Fukushima y como hay muchos coches eléctricos, estos están preparados para dar energía durante 48 horas si hace falta.
— ¿Cómo se posiciona la capital catalana en la liga de las smart cities?
— Aunque Barcelona probablemente no sea la número 1 del mundo en nada en concreto, sí que tiene una multitud de soluciones que nos dan una muy buena calidad de vida. Además, por su cultura, forma de ser y emplazamiento es un ejemplo para todo el mundo. Es decir, en Copenhague o Estocolmo, las soluciones de eficiencia energética o de renovables están más avanzadas que en Barcelona, pero lo que hacen está muy relacionado con el tipo de cultura y vida que tienen. Y es muy difícil desplazarlo a Medellín o Nueva Delhi. En cambio, lo que hacemos en Barcelona sí que es algo en lo que se pueden emparejar ciudades como Medellín o Nueva Delhi, incluso Nueva York. Por ejemplo, aquí tenemos las supermanzanas y Nueva York ha creado una mega supermanaza en Times Square, siendo infinitamente más agradable que antes, con todos los coches de por medio. Barcelona es un ejemplo muy bueno de cómo modificar una ciudad con siglos de historia y de cómo mejorar la calidad de vida.
— Centrándonos ya más en esta edición del Smart City Expo, ¿cómo se presenta este año?
— Vamos a celebrar la mejor edición de la historia y la más grande. Cada vez más ciudades en el mundo apuestan por integrar los procesos de innovación para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. El salón crece en metros cuadrados, con un 50% más en la zona expositiva, llenando por completo los pabellones 1 y 2. También suben los expositores, con más de 1.000, un 25% más respecto a 2022; los ponentes, pasando de los 400 a más de 600, un 50% más, y el número de ciudades representadas, con más de 800, un 20%. Con todo, calculamos que llegaremos a los 25.000 visitantes, un 20% más que el año pasado.
— Una edición de récord.
— Afrontamos un crecimiento muy fuerte, pero sin perder la calidad. Este año tiene que ser clave para la adopción de soluciones y productos de ciudades inteligentes. El Smart City Expo 2023 tiene que ser una llamada a la acción, no solo a conocerse, intercambiar ideas y discutir. Por ello, las charlas de congreso, que antes tenían un espacio concreto, esta edición pasan a estar distribuidas por toda la zona expositiva para que haya un intercambio muy fuerte entre las soluciones y los elementos discursivos.
“El Smart City Expo 2023 tiene que ser una llamada a la acción, no solo a conocerse, intercambiar ideas y discutir”
— La pandemia se da por superada, con unas cifras por encima de las de 2019. Los participantes que más está costando recuperar en todas las ferias son los congresistas chinos. ¿Ya vuelven por completo al Smart City Expo?
— Vienen bastante fuerte, pero aún no tanto como en 2019, se nota que están volviendo a salir. Aun así, habrá una fuerte presencia de China, país que está haciendo una implementación a una grandísima escala de muchas soluciones tecnológicas, muchas de ellas relacionadas con la inteligencia artificial. Por el otro lado, desde la pandemia, han cogido más fuerza Corea y Japón, también Estados Unidos.
— Afectó la covid a las ferias y ahora lo hacen las guerras.
— Exacto. También faltarán aquellas regiones que están en conflictos militares. Nosotros teníamos una presencia israelí muy importante, con un grado de innovación brutal, y este año no va a poder ser. Los echaremos mucho de menos.
