La sociedad solitaria e hiperconectada en la que nos ha tocado vivir se enfrenta a un cambio de era. Pese a esta nueva época, marcada por la pandemia, la guerra y los giros de guion que estén por venir, la directora artística del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), Carme Portaceli, defiende que el teatro aún se mantiene como un espacio en el que estar acompañado, sentir y vivir otros mundos. Con la voluntad de preservar un ritual social que, de momento, sobrevive a las redes sociales y el barullo, Portaceli ha configurado una temporada que llama a la conciencia y la consciencia, pero también a la alegría, apoyándose en las palabras de Almudena Grandes: “Con el tiempo comprendí que la alegría era un arma superior al odio, las sonrisas más útiles, más feroces que los gestos de rabia y desaliento”.
En esa necesidad de pensarse y reflexionar sobre lo que nos rodea, el TNC inaugurará la temporada 2022-23 con Ensayo sobre la ceguera del portugués José Saramago, una obra escrita ya desde su exilio en Lanzarote que ha acabado revelándose como premonitoria. Con dramaturgia de Clàudia Cedó y dirección de Nuno Cardoso, esta adaptación será la primera coproducción con el Teatro Nacional São João, donde se estrenará para después llegar a Barcelona y seguir su gira por el país luso. Un reparto formado por artistas portugueses y catalanes acercará la historia de una plaga que se extiende sin control y a la que se aplican restricciones cada vez más represivas, despertando los instintos más salvajes de una sociedad que lo pierde todo de un día para otro. La cuota internacional se completará con un marcado acento belga con la compañía Peeping Tom con Triptych, y Bovary, espectáculo en neerlandés dirigido por Portaceli.
A Saramago, que este año celebra el centenario de su nacimiento, le seguirá Zona inundable, una obra de Marta Barceló que revisitará las lluvias torrenciales que se vivieron en 2018 en Sant Llis, un pequeño pueblo de Mallorca, y provocaron una decena de muertos. La actualidad se volverá a dejar ver en Moriu-vos, una reflexión sobre el abandono a la que se condena a la gente mayor, y Bonobo, una aproximación a las que pudieron ser las historias personales detrás del atentado de la Rambla. El desamparo de los refugiados se abordará en Sopa de pedres, un cuento infantil sobre cómo el trabajo en equipo puede ganar al individualismo, mientras que una Europa en guerra y en crisis estará presente en L’alquimista, adaptación de la novela de Marguerite Yourcenar, con traducción de Sergi Belbel.
Una noche sin luna de Juan Diego Botto, uno de los grandes éxitos de esta temporada y Premio Nacional de Teatro, llegará por fin a Barcelona, después de haber hecho parada en Badalona, el Prat de Llobregat, Granollers, Mataró, Viladecans y Manresa. Botto se hace él solo dueño del escenario con pocos elementos e interpretando magistralmente a un Federico García Lorca desconocido. Una obra sentida y amarga, teñida aún por ecos pasados que se hacen cada vez más presentes. También vendrá Blanca Portillo con Silencio, la teatralización del discurso que Juan Mayorga hizo para su ingreso en la Real Academia Española.
La nueva temporada también tendrá espacio para clásicos, con ejemplos como Terra Baixa de Àngel Guimerà. Portaceli se encarga de la dirección y firma la dramaturgia con Pablo Ley. “Hacía muchos años que quería abordar este texto”, ha reconocido la directora artística del TNC, como ya hizo en su momento con L’auca del Senyor Esteve de Santiago Rusiñol. Bajo una mirada contemporánea, Terra baixa (reconstrucción d’un crim) alejará del drama rural la historia de Manelic, Sebastià y Marta, y se ambientará en el escenario en el que Guimerà la presentó, la Barcelona industrial y de lucha de clases de finales del siglo XIX. Otelo de William Shakespeare será otro de los clásicos que estará presente, pero con una versión completamente diferente que reivindicará la figura de Desdémona a través del circo y con la adaptación y dirección de Alba Sarraute. También estará Momo de Michael Ende.
Para no olvidarse de la alegría de Grandes, MDR también recurrirá al circo con tres payasos que cuestionarán la arbitrariedad de la justicia. Talking heads traerá los monólogos sobre tres mujeres a las que la vida les ha pasado de largo, arropadas por el humor de Alan Bennet. Lurdes Barba, Imma Colomer y Lina Lambert serán las encargadas de interpretar la vida en sus momentos más cotidianos y auténticos, hablando sin parar. Y, si alguien se anima a bailar, lo podrá hacer en Balls literaris, un experimento en el que cuatro autores se encierran durante 48 horas en el TNC para escribir una obra a ocho manos, en la que cada escena acaba con una canción popular, que obliga al público a levantarse de sus sillas y dejarse llevar.
Estas serán algunas de las propuestas que configurará la nueva temporada del TNC, la segunda de Portaceli como directora artística. Un total de 31 espectáculos, con nueve producciones propias, 12 compañías invitadas y nueve coproducciones con otros equipamientos. Sin querer aún hacer balance de la temporada en curso, Portaceli ha señalado que se ha conseguido una ocupación del 55%, con un aumento de los espectadores más jóvenes. Para seguir atrayéndolos, de cara al año que viene, se ofrecerán descuentos del 50% a los menores de 35 años, con entradas a diez euros. Para el resto de público, ya están a la venta los abonos, con descuentos que llegan hasta el 45%.