Como parece que esto del coronavirus no se acaba, varios estados del mundo se dedican (lo que vendría a ser) “tomar medidas”. En Australia, a parte de hacer obligatoria la vacuna en algunas profesiones, los no vacunados no podrán entrar en los restaurantes. En Austria se confinará a los no vacunados, excepto para ir a trabajar o a comprar. En Singapur los no vacunados deberán pagar los gastos médicos.
De todas estas medidas —seguro que habrá otras— la que me parece más lógica y proporcionada es la de restringir algunas actividades a los no vacunados, como hacen en Australia. No poder ir al restaurante, al bar o a la discoteca si no te has vacunado me parece lógico, porque de este modo no pones en peligro esta actividad económica. La austríaca me parece difícil de cumplir, aunque ya han anunciado que habrá controles policiales. La de Singapur, sin embargo, me parece una mala idea. Si los no vacunados que ingresen en el hospital deben pagarse los gastos, ¿se deberían pagar también los gastos los fumadores con enfermedades de pulmón? ¿Los bebedores con enfermedades de hígado o páncreas? ¿Y los no vacunados de otras enfermedades, si las cogen? ¿Deberíamos, en fin, pagarnos los gastos médicos los que no nos hemos vacunado de la gripe?
Oigo a mi alrededor a mucha gente vacunada a quien le parece bien esta medida de Singapur (decían en la radio, hace unos días, que los dos únicos pacientes graves ingresados en la UCI de un hospital de Barcelona no estaban vacunados). Lo que no entiendo, sinceramente, es que si en un país como Singapur pueden tomar esta medida (hacer pagar a los no vacunados los gastos médicos) puestos a no ser éticos, ¿por qué no obligan a vacunarse a toda la población?