Una ciudad global es aquella que tiene un gran poder o influencia a escala regional, nacional e internacional. Las ciudades globales, según la socióloga Saskia Sassen, tienen más características parecidas entre sí que con otras ciudades de su mismo país.
Es lo que le pasa a Barcelona, que tiene mucho más en común con capitales europeas que con otras ciudades españolas.
Fijémonos en los rankings en los que aparece la ciudad de Barcelona. Barcelona se encuentra entre las 50 ciudades europeas con más población y más PIB regional. Según el City Talent Index 2023 elaborado por NTT Data y Barcelona Global, Barcelona se sitúa entre las 12 mejores ciudades europeas para atraer y retener talento, siendo Londres, París y Zurich las que encabezan el ranking.
Según el Start Up Heatmap Europe Survey, que analiza las preferencias de los fundadores de startups, Barcelona sigue manteniendo la tercera posición europea gracias a un ecosistema muy estratégico que cuenta con aceleradoras de startups como Conector, Wayra y Seedrocket.
Barcelona no es una megalópolis, ni dispone de una gran y sobredimensionada área urbana, tampoco alberga millones y millones de habitantes, pero tiene la capacidad de situarse como una ciudad atractiva para el talento, precisamente, por sus características propias y únicas.
Una ciudad global es aquella que concentra poder, habilidades y recursos y que es capaz de aglutinar una serie de sectores económicos y de conocimiento. Cuanta más capacidad de concentración de talento, conocimiento, innovación, inversión y desarrollo, más poderosa es la ciudad, ya que influye sobre lo que pasa a su alrededor y marca tendencia.
Barcelona tiene poder cuando actúa como la ciudad global que ya es y pone el foco en unos sectores de conocimiento concretos en los que ya destaca, como la medicina avanzada, la farma, la fotónica y la cuántica
Ahora bien, la Gran Barcelona metropolitana, ese conjunto de ciudades y población de 5,5 millones de habitantes y una de las principales áreas de progreso en Europa, debe ir a una. Debe apostar por los grandes proyectos estratégicos sin dispersar energías. La gran Barcelona tiene poder en Europa y en el mundo si apuesta estratégicamente, si se especializa y si trabaja a la una.
Barcelona tiene poder cuando actúa como la ciudad global que ya es y pone el foco en unos sectores de conocimiento concretos en los que ya destaca, como la medicina avanzada, la farma, la fotónica y la cuántica. Los datos, su análisis, explotación e interpretación son el oro de la nueva era; Barcelona está bien posicionada al respecto, ¡usemos ese poder!