“Ante todo diría que soy músico y, como tal, he tenido la suerte de navegar en distintos mares sonoros: desde el folk, hasta el R&B, el flamenco, el soul y, por supuesto, el jazz”, reflexiona el saxofonista, compositor y productor Sergi Felipe a pie de barra, saboreando una copa de vino blanco mientras las notas del Hua del trío de Elmo Hope acompasan el anochecer.
Con cuatro álbumes como líder —el quinto al frente de su trío ya en preparación— y una dilatada producción de 120 discos grabados y publicados en la última década para su sello UnderPool Records (y labels subsidiarios), el artista calcula que, sumando las grabaciones realizadas para su escudería con las que ha hecho para otros sellos, la cifra se sitúa en torno a los 400 álbumes. Incluidas dos sesiones con su admirado Bill McHenry, que para Sergi supusieron un hito muy especial en su rica trayectoria.
“Llevo desde que tenía 15 años tocando en varias bandas. Yo me metí en esto a través de amigos y subiéndome a escenarios. Al principio, jamás pensé que acabaría estudiando en un conservatorio, pero entonces, a los 21, entré en Escola Superior de Música de Catalunya y aquello me cambió por completo el chip. Tuve que reconstruir y repensar el que hasta entonces había sido mi aprendizaje”.
Pocos años después, tras completar sus estudios en los conservatorios de Róterdam y Groninga, tuvo la posibilidad de quedarse en Holanda para desarrollar ahí su carrera. “Pero preferí volver. Me di cuenta de lo barcelonés que soy y de lo poco que, a menudo, valoramos lo que tenemos aquí a nivel cultural y musical”.
De la calle Encarnació al fondo de una piscina
Desde los 28 hasta los 33, el parroquiano compartió una casa situada en la calle Encarnació de Gràcia, junto a los músicos Dani Comas y Marc Cuevas. “Aquel fue un momento muy especial en mi vida, años muy buenos. En el subterráneo de aquella casa organizábamos conciertos por los que pasó la práctica totalidad de la escena del jazz de Barcelona y un buen puñado de músicos de fuera que pasaban por la ciudad. En paralelo grabé y edité el primer álbum de mi trío”. Esa fue la semilla de lo que acabaría siendo UnderPool. “De hecho, crear el sello fue para mí una suerte de acicate para que no me doliera tanto el hecho de tener que irme de aquella casa y poner fin a aquella etapa”.
Faltaba un espacio donde convertir el proyecto en realidad, y el músico lo halló en el sótano adyacente a la piscina de la casa de sus padres, en Collserola: “De ahí el nombre, UnderPool”.
Desde aquel momento han pasado diez intensos años produciendo —para el propio sello u otros como Fresh Sound o Mosquito Records— a una ingente cantidad de músicos: Ester Quevedo, Gorka Benítez, Roger Mas, Félix Rossy, Toni Saigí, Clara Lai, Txema Riera, Santi de la Rubia, Fernando Brox o Pol Omedes. En este sentido, UnderPool representa “una alternativa para que muchos músicos barceloneses puedan grabar su obra”.
— Y ahora, además de tu incipiente quinto álbum como líder, ¿qué destacas tu actividad?
“Estoy realizando una serie de grabaciones totalmente analógicas con varios músicos de la ciudad, bajo el nombre de On tape. De momento las estoy publicando en formato digital, pero cuando haya los suficientes temas, lo sacaré en vinilo”, explica el músico quien saca tiempo de debajo de las piedras para organizar conciertos aquí y allá y para llevar adelante un negocio paralelo de música para audiovisuales por encargo.
Un mapa que no para de crecer
“Yo soy muy barcelonés, muy de aquí”, asevera el parroquiano, para el que la ciudad “es un mapa de recuerdos y sensaciones asociadas a rincones, algunos que ahí siguen y otros que ya no están ahí y que ya sólo viven en la memoria. Además, ese mapa no deja de crecer, sumando nuevas vivencias cada día”. En este punto, no puede dejar de expresar el fuerte vínculo que tuvo con el club 23 Robadors, en la calle del mismo nombre, por toda la música y las vibraciones ahí vividas; sus memorias de Gràcia o toda la inmensa cantidad de puntos del centro y de la Barceloneta que, por uno u otro motivo, por uno u otro recuerdo, le tocan la fibra.
“Barcelona es un mapa de recuerdos y sensaciones asociadas a rincones, algunos que ahí siguen y otros que ya no están ahí y que ya sólo viven en la memoria”
“Por eso me da mucha pena lo que le está pasando ahora a Barcelona, con este turismo exacerbado que expulsa a la gente de los barrios, y eso deshumaniza y mata la cultura, un sector que en esta ciudad está en manos de unos pocos y está excesivamente institucionalizado”, razona el músico, que lamenta “que esta situación haga que aquí cada vez haya menos espacios para el underground”.
— Y eso que talento musical tenemos un rato… ¡Y navegando en mares sonoros muy distintos!
— Desde luego, y me encanta poder grabar a tantos de ellos.
Mo’s bluff del Elmo Hope Trio da lugar a una breve interrupción de la conversación, que Sergi Felipe aprovecha para dar cuenta de su copa de vino blanco y liarse un cigarrillo.
— Después de fumar, ¿querrás cenar algo? Tenemos carta, menú, bocatas o platos combinados.
El músico, compositor y productor no duda:
— ¡Menú! Es algo que tenemos mucha suerte de tener. ¡Y me encanta!
— ¡Pues no se desaproveche la ocasión!
