El Wonder of The Seas inicia esta semana sus rutas por el Mediterráneo Occidental.

Royal Caribbean triplica las reservas en Barcelona gracias al Wonder of the Seas

El grupo estadounidense reafirma su apuesta por el puerto de la capital catalana, donde prevé construir su propia terminal de cruceros. La comercialización de los dos barcos con los que opera en la ciudad ya supera los niveles prepandemia, con ratios de ocupación del 75% que alcanzarán el 100% en julio y agosto.

El efecto wow que provoca el Wonder of the Seas hace prever a Royal Caribbean International una “temporada espectacular” este 2022 en Barcelona, con un volumen de reservas que se ha triplicado respecto a 2019. Así lo asegura Sergio Arévalo, director de ventas de la compañía crucerista en España, que prevé un verano récord gracias a la decisión de traer a la ciudad el crucero más grande del mundo y al hecho de que la multinacional haya apostado por mantener una flota de dos barcos en la capital catalana, lo que convierte al Puerto de Barcelona en el único puerto base de Europa donde Royal Caribbean opera con dos barcos. Habitualmente, la naviera estadounidense también tenía dos cruceros en Southampton, pero tras la pandemia, por ahora, solo tiene uno en este puerto británico.

“Ha sido un gran reto poder mantener esta temporada dos barcos en Barcelona y, además, hemos apostado por traer el más grande y el más nuevo. Barcelona es una ciudad espectacular, es un destino muy importante, global, que tiene un fuerte atractivo  para el crucerista y está muy bien conectada, con posibilidad de volar a cualquier lugar del mundo”, explica Arévalo en una entrevista con The New Barcelona Post. Según el ejecutivo, el Puerto de Barcelona ofrece, además, una “capacidad muy grande de operación” y es clave para la compañía al ser su green hub de referencia en el Mediterráneo para la gestión de residuos.

En este contexto, se enmarca la decisión de Royal Caribbean Group —matriz de la compañía de cruceros— de construir una terminal propia en el Puerto de Barcelona, como ya tiene Carnival (terminales Palacruceros y Helix) y próximamente MSC —se prevé inaugurar en 2024—. Según ha avanzado este mismo mes el presidente del Puerto, Damià Calvet, el grupo estadounidense ha presentado un proyecto para adjudicarse los últimos terrenos que quedan disponibles en el Muelle Adosado, donde está previsto que haya un máximo de siete terminales: las tres públicas que explota Creuers del Port (A, B y C), las dos de Carnival (D y E), la de MSC (F) y la de Royal Caribbean (G). Si el proyecto finalmente prospera, podría suponer una inversión de alrededor de 30 millones de euros.

Según Arévalo, este anuncio “es una muy buena muestra” de la confianza y de la “fuerte apuesta” que Royal Caribbean realiza por el destino Barcelona, donde no descarta operar con un tercer barco en las próximas temporadas. “España es un destino de apetito global para visitar. Si hay demanda, traeremos un tercer barco a Barcelona. Pero la situación aún es muy variable y no me atrevo a decir si va a ser ya el próximo año o más adelante”, avanza.

Esta previsión se asienta sobre las grandes expectativas de negocio que Royal Caribbean tiene para esta temporada en el mercado español, donde actualmente registra un crecimiento de 262% en volumen de reservas respecto a 2019. Aunque a nivel global la compañía no prevé recuperar las cifras prepandemia hasta 2023, en España, Sergio Arévalo, asegura que las reservas van viento en popa y que no solo se han superado los niveles de 2019, sino que se han triplicado. “Somos extremadamente positivos; tenemos unas expectativas muy fuertes, hemos superado y triplicado el volumen de reservas respecto a 2019 a pesar de que ahora la tendencia es a reservar más tarde”, explica.

Sergio Arévalo: “Si hay demanda, traeremos un tercer barco a Barcelona. Pero la situación aún es muy variable y no me atrevo a decir si va a ser ya el próximo año o más adelante”

Según Arévalo, la crisis del covid ha provocado cambios entre los clientes, ya que antes las vacaciones en un crucero solían reservarse con una antelación de entre seis y ocho meses, mientras que este año el flujo importante de reservas no empezó a llegar hasta febrero. “Creemos que habrá mucha contratación de última hora y tenemos capacidad para absorberla”, apunta. El precio medio de las reservas se sitúa en los 150 euros por persona y día.

Este fuerte tirón de la demanda responde a las ganas de viajar después del largo parón provocado por la crisis sanitaria, pero también “tiene mucho que ver” —añade Arévalo— la decisión de estrenar en el Mediterráneo el nuevo Wonder of the Seas, considerado como el crucero más grande del mundo, con 18 cubiertas, 2.967 camarotes y una capacidad total para 6.988 pasajeros y 2.300 tripulantes. “Tener un barco nuevo de estas características en Barcelona supone un gran atractivo y un fuerte estímulo para las agencias de viaje. El tamaño y los equipamientos de este crucero imponen, provocan un efecto wow que se ve claramente en las caras de felicidad de los pasajeros al ver o al entrar en el barco: lo primero que hacen es sacar el móvil para hacer fotos,  es muy motivador”, argumenta.

Sergio Arévalo, director de ventas de Royal Caribbean en España.

Los dos cruceros de Royal Caribbean que tienen a Barcelona como puerto base, el Wonder of the Seas y el Vision of the Seas, registran ya niveles de ocupación del 75% y Arévalo prevé que se alcance el 100% en las semanas de más demanda de los meses de julio y agosto.  En esta parte central del verano, el público español copa el 60% de los pasajeros, cifra que se reduce al 30% o 40% en el resto de meses de la temporada.

Para Royal Caribbean son clave los turistas americanos que viajan a Barcelona para embarcarse en un crucero —pueden suponer hasta el 40% en determinadas semanas—, aunque, hoy por hoy, su llegada no se ha normalizado. “Los americanos empiezan a venir, pero todavía les cuesta, no tanto por el covid, sino porque la situación internacional les asusta y les da miedo venir a Europa”, señala el directivo en referencia a la guerra de Ucrania.

“Los americanos empiezan a venir, pero todavía les cuesta, no tanto por el covid, sino porque la situación internacional les asusta y les da miedo venir a Europa”

Para compensar esta menor afluencia de estadounidenses y aprovechar las ganas de viajar que existen en España este verano, Royal Caribbean ha puesto toda la carne en el asador con el lanzamiento de un nuevo programa de incentivos y comisiones para las agencias de viaje y la formación de 3.400 agentes comerciales. Además, se ha invitado a 900 agentes de viajes a visitar el Wonder para espolear aún más las ventas. “Todas estas piezas harán que este año ganemos cuota de mercado en España. Tenemos una oportunidad grandísima para fortalecernos en el mercado español, donde no somos ni los primeros ni los segundos, pero sí los challengers, es decir, los que más crecemos”, afirma Arévalo cargado de motivación.

En términos europeos, los turistas españoles son el tercer mayor mercado emisor para Royal Caribbean, por detrás de los británicos e irlandeses. Además de en Barcelona, el grupo estadounidense tiene en Europa puertos base en Southampton (Reino Unido), Copenhague (Dinamarca) y Roma y Rávena, en Italia, con un barco cada uno, por lo que en número de pasajeros la capital catalana también se sitúa en el primer puesto del ránking europeo de la compañía. En España hay un total de seis puertos en los que hacen escala los distintos cruceros de Royal Caribbean que trabajan en el Mediterráneo.

El crucero atracado en el Puerto de Barcelona. ©TNBP

El Wonder inicia sus viajes por el Mediterráneo

El Vision of the Seas realiza una ruta de doce noches desde Barcelona hasta las islas griegas, mientras que el Wonder of The Seas, que llegó por primera vez a la capital catalana el pasado 4 de mayo, realiza desde esta semana cruceros de siete días por el Mediterráneo Occidental (Barcelona-Palma-Marsella-La Spezia-Roma-Nápoles-Barcelona). El nuevo emblema de Royal Carribbean es el quinto buque de la clase Oasis, la de mayor tamaño, y acaba de estrenarse, ya que su viaje inaugural fue el 4 de marzo, entre el astillero francés Chantiers de L’Atlantique (St. Nazaire) y Miami.

Después de realizar una ruta por el Caribe durante siete semanas, ahora ha llegado al Mediterráneo, donde operará del 8 de mayo al 23 de octubre, con un total de 25 salidas. Luego regresará al Caribe para pasar el invierno, en un crucero transatlántico que partirá de Barcelona el 30 de octubre. No está previsto que el Wonder of the Seas regrese en 2023, ya que el barco de la clase Oasis que operará el próximo año desde la capital catalana será el Symphony of the Seas, que se estrenó también en la ciudad en 2018. Las innovaciones técnicas incorporadas han permitido que el Wonder sea un 20% más eficiente energéticamente que su hermano. Ambos, sin embargo, funcionan todavía con seis motores diesel, ya que Royal Caribbean no prevé tener listo su primer barco con gas natural licuado (GNL) hasta 2023, cuando botará el Icon of the Seas, un buque que inaugurará una nueva clase de barcos que no superarán en tamaño a los de la clase Oasis pero que tendrán otras prestaciones. El segundo crucero en utilizar este combustible más sostenible será el Utopia of the Seas, el sexto de la clase Oasis, previsto para la primavera de 2024. En 2025 y 2026 llegarán el Apex of the Seas y el Joy of the Seas, de la nueva clase Icon y también propulsados con GNL.

El área infantil en la zona de piscinas del Wonder of the Seas. ©TNBP

Inicialmente, el Wonder of the Seas estaba previsto inaugurarse en China, pero la pandemia ha castigado más duramente al mercado asiático de cruceros, que se recupera mucho más lentamente que en Europa por las restricciones todavía existentes. Ante esta situación, Royal Caribbean decidió reposicionar el barco a Barcelona para que desarrollara su primera temporada en el Mediterráneo. “El grupo tenía claro que había mucho potencial en Barcelona, porque en Europa el nivel de vacunación es muy alto y es un destino seguro. El esfuerzo que han hecho las autoridades portuarias por brindar seguridad a los pasajeros es muy importante y Barcelona ha sido pionera en volver a permitir  la navegación. La agilidad y los protocolos adoptados fueron determinantes para que la compañía acordase traer a Barcelona este barco”, concluye Sergio Arévalo.

Las compañías de cruceros que operan en el Puerto de Barcelona tienen programadas este año más de 800 escalas, una cifra similar a la época prepandémica, por lo que podría alcanzarse otro récord, fijado ahora en los 3,1 millones de pasajeros de 2019, revalidando a la ciudad como principal puerto de cruceros del Mediterráneo.

Los cruceros de la clase Oasis tienen balcones que dan al mar y también al interior del barco. ©TNBP

EL CRUCERO DE LAS SIETE MARAVILLAS

  1. Las cifras. Todos los números que acompañan al Wonder of the Seas son mastodónticos: casi 7.000 pasajeros, 362 metros de longitud, 64 metros de ancho, 2.867 camarotes, 40 bares y restaurantes, 18 cubiertas, 24 ascensores, 20.000 plantas naturales, 6 motores, 4 propulsores de proa con 7.500 caballos de fuerza cada uno, velocidad de crucero de 22 nudos, ocho vecindarios y 2.300 tripulantes internacionales que prestan un exquisito servicio.
  2. Paraíso para los niños. El público familiar es el mayoritario en los buques de Royal Caribbean, pero este barco, sin duda alguna, es el que mejor preparado está para que los niños de cualquier edad puedan disfrutar como nunca. Destaca un espectacular parque acuático infantil ubicado en la zona de piscinas y también el área exterior de juegos denominada Wonder Playscape. En el interior, en la zona Adventure Ocean hay espacios para cada franja de edad, e incluye una guardería para bebés a partir de los seis meses. Los adolescentes también cuentan con sus propios espacios diferenciados para sociabilizarse, tanto en el interior como en las cubiertas exteriores del barco.
  3. Surfear o escalar, todo es posible. Los amantes de los deportes encontrarán un amplio elenco de posibilidades a bordo del Wonder of the Seas. Practicar la escalada en un impresionante rocódromo o tirarse en tirolina a diez pisos de altura son solo dos ejemplos, pero la estrella es el simulador de surf FlowRider, donde se puede surfear de pie o tumbado sobre la tabla. Pista para correr en la cubierta cinco, pistas de básquet, mesas de ping-pong y un enorme gimnasio equipado con todas las máquinas existentes en el mercado completan la oferta para no dejar de ponerse en forma a bordo.
  4. Espectáculos únicos. Sólo por asistir a dos de sus espectáculos ya merece la pena embarcarse en este crucero. La producción de gran formato inTENse es una maravilla de altísimo nivel protagonizada por un elenco de acróbatas y saltadoras de trampolín 100% femenino. El espectáculo acuático y aéreo se desarrolla en el AquaTheater, situado en la popa del barco, un teatro que se transforma en una piscina de cuatro metros de profundidad a la que se tiran desde 18 metros de altura. El otro show que no hay que perderse se celebra en la pista de hielo del interior del barco, protagonizado por un grupo de patinadores de élite de nivel olímpico y de distintas nacionalidades.

    El simulador de surf de la cubierta 16. ©TNBP
  5. Entretenimiento sinfín. Es difícil aburrirse en este crucero, ya que la las posibilidades son infinitas y pueden realizarse todo tipo de planes. Relajarse en el spa o en el solarium interior climatizado, leer en la tumbona del balcón del camarote viendo el mar, gozar de los jacuzzis suspendidos sobre el océano o tomar el sol acompañado de una piña colada en una de las tres piscinas mientras escucha a una banda de jamaicanos son algunas de las propuestas tranquilas. Pero para quien busque la acción, puede tirarse por el tobogán más alto en el mar, The Ultimate Abyss. Los amantes de la música o el baile también tienen un extenso elenco de propuestas adaptadas a todos los públicos, incluido un bar-karaoke. Una partida de mini golf, probar suerte en el casino, pasear por el parque ajardinado de la cubierta 8, comprar en las tiendas de la instagrameable avenida principal, bailar en la pista de hielo transformada en discoteca, pedir una copa en el bar biónico atendido por dos robots Kuka o hacerse fotos compulsivamente en cualquier rincón son otras de las prácticas más habituales.
  6. Comida para todos los gustos. La comida no suele ser el punto fuerte de los cruceros, pero uno puede encontrar buena calidad en el Wonder of the Seas. Más que intentar poner nota a los platos —hay de mejores y peores— lo mejor es dejarse llevar por la diversidad de propuestas que encontrará repartidas por el barco a lo largo del día. Sorprende la espectacularidad de los buffets y las especialidades internacionales que pueden catarse, un buen plan para hacer un recorrido por los sabores del mundo. Otra opción pasa por visitar los restaurantes temáticos, como el italiano Giovanni’s, el japonés Izumi y el Mason Jar, especializado en comida sureña americana. Y el Wonder, como todos los barcos de este tipo, es también el paraíso de la comida rápida, desde hot dogs a porciones de pizza peperoni, pasando por las hamburguesas de Johnny Rockets y por el restaurante mexicano que ofrece nachos, burritos y quesadillas junto a la piscina. Un detalle importante: en la entrada de todos los restaurantes hay decenas de grifos para lavarse las manos.
  7. Tecnología para la mejora continua en sostenibilidad. El impacto medioambiental de los cruceros es una de sus principales críticas. Royal Caribbean hace tres décadas que inició un programa de sostenibilidad que año a año va sofisticando y que le ha permitido reducir drásticamente este aspecto negativo de su negocio. El Wonder of the Seas es un 20% más eficiente energéticamente y gracias a una innovadora tecnología de purificación también logra eliminar en un 98% de las emisiones de azufre que salen por sus chimeneas. Para generar la energía necesaria para su funcionamiento, cuando está en puerto el barco debe tener siempre encendidos dos de sus seis motores, algo que ya no ocurre cuando llega a un muelle que está electrificado. Según la compañía, sólo hay 16 puertos en el mundo que estén ya electrificados, ninguno de ellos en el mediterráneo. El Puerto de Barcelona acaba de activar un plan inversor de 110 millones de euros para electrificar todos sus muelles y lograr reducir en un 50% las emisiones de CO2 que emite el puerto de cara a 2030.
    El centro de reciclaje y tratamiento de residuos que hay en las profundidades del barco. ©TNBP

    El barco cuenta con su propia planta desalinizadora con ósmosis inversa para abastecerse de agua potable y trata el 100% de las aguas residuales antes de verterlas al mar mediante un sofisticado sistema de cuatro pasos (bioreactor, retirada de sólidos, filtración y tratamiento con luz ultravioleta) similar al que emplea la depuradora del Baix Llobregat. En las entrañas del crucero hay otra pieza central del plan de sostenibilidad: una planta de tratamiento de residuos a la que llegan el 100% de las basuras que se recogen a diario. Todo lo que se puede reciclar se recicla, proceso en el que se intenta involucrar a toda la tripulación, que debe destinar unas horas de su jornada a esta tarea. Las basuras que no son reciclables se incineran a bordo o se conservan en unos almacenes refrigerados de alta capacidad hasta la llegada a puerto. Todos los residuos se gestionan siguiendo las especificaciones del green hub del puerto de destino, con múltiples fracciones que distinguen entre distintos tipos de cartón o plástico, colores de botellas de vidrio e incluso marcas comerciales de las latas, ya que las de Red Bull, por ejemplo, se gestionan por separado al resto.