El 12 de abril se inauguró Studio Di Stile, el espacio multidisciplinar de moda ubicado en Vic, que pretende ser un centro donde desarrollar formación, asesoramiento en moda para profesionales del sector, manejo de modelos y bloggers y showroom para diseñadores y creadores. Vicenç Mustarós y Meritxell Balmes son el alma de este proyecto, que pretende generar cultura de moda a nivel nacional e internacional y reinventar el universo de este sector.
El proyecto Studio di Stile está encabezado por un referente del sector: Vicenç Mustarós, director de la 080 Barcelona Fashion entre 2004 y 2008 y asesor de proyectos en París o Amberes, entre otros. Studio Di Stile se basa en una formación especializada en moda, diseño y fashion consulting con grandes profesionales de primer nivel nacional e internacional a partir de una metodología propia basada en la práctica y la experiencia profesional. Este proyecto está enfocado a la creación de vínculos con escuelas internacionales y el planteamiento a sus alumnos de un futuro profesional dentro del sector de la moda. Hablamos con ellos para el The New Barcelona Post.
¿Qué buscáis con este proyecto?
Studio di Stile nace para impulsar la cultura de la moda en nuestro país. El espacio es multidisciplinar donde hay diferentes espacios relacionados con la moda. Lo que queremos es captar talento, formarlo y posicionarlo en el mercado.
¿Por qué decidís implementarlo en Vic?
Es una decisión profesional y personal importante. Las grandes ciudades están saturadas de eventos y actos, lo que hace que muchas acciones se banalicen y pasen desapercibidas, aparte de ser más caras. Creemos que es más fácil fomentar la creatividad desde una ciudad más pequeña. Vic está bien comunicada, es una ciudad universitaria. Me gustaría poder crear en Vic un ecosistema alrededor de la cultura de la moda.
¿Cómo se encuentran Vicenç Mustarós y Meritxell Balmes?
En el gastro-fashion que hicimos en Taradell. Coincidimos que faltaba un conocimiento real de la moda catalana. Sabíamos que hay talento y creativos, pero no los veíamos. Hay mucho diseñador emergente y creciente y lo tiene muy difícil, y nosotros tenemos que ser la plataforma que les pueda ayudar a crecer y desarrollarse.
Habláis de formación…
Sí, somos un centro de formación. Sin formación no hay talento. En Barcelona hay más escuelas de moda que en París, que ya es curioso. Nosotros hacemos unos cursos de introducción a la moda, más asequibles. Al final del curso seremos sinceros y diremos si tienen o no futuro en el sector. A partir de allí los reorientamos. Todo está orientado a captar talento.
¿Y una vez se tenga ese talento?
A partir de tenerlo queremos acompañarlo para que tenga su propio espacio para diseñar, para compartir compras de tejidos y para compartir comercialización. Estamos en unos momentos de cambios profundos y se debe preparar la gente para afrontar estos cambios.
¿Haréis difusión de gente que ya está trabajando?
Sí, hay diseñadores que ya funcionan y que tienen un difícil acceso al mercado. Las tiendas no arriesgan por la crisis y la gente no compra porque no conoce la marca. Nosotros tenemos un espacio expositivo en nuestro local y periódicamente llevaremos algún artista para que exponga su producto. Hacemos la tarea de acercar a la gente diseñadores que conocen poco y abrir posibilidades a nuestros creadores.
¿Es difícil crear una colección?
Muchísimo. Es más costoso que pintar un cuadro o escribir un libro. Cuando ves los precios de las piezas, te das cuenta que son limitados. Nos movemos en un mundo muy agresivo, por dos cosas. Las grandes cadenas de distribución que venden ropa a unos precios donde percibes que alguien está robando, y por el otro lado pagas precios desorbitados por lucir una marca. En medio está la parte creativa, que es la que trabaja más, ya que las cadenas copian lo que hacen los creadores y las grandes marcas fichan a estos creadores. Y la gente no tiene acceso a los creadores, ya que no los conoce. Hay que hacer lo que sea para transmitir este mensaje, ya que he visto perderse muchísimo talento por falta de recursos.
¿La gente sabe qué compra?
La gente no mira las etiquetas. Si ve donde se hace el producto o del que está hecho se dará cuenta en el preciso momento. Comer y vestirnos es algo que tenemos que hacer todos los días y la gente debe saber qué hacer. Esto pasa por la formación y tenemos que intentar que la cultura de la moda llegue al público en general, así como la posibilidad de crear un ecosistema en la ciudad que pueda convertirse en un núcleo donde los creadores tengan la facilidad para tirar adelante los sus proyectos.
¿Cuáles son los retos más inmediatos?
Primordial, poder iniciar las clases, la formación. Este mayo empiezan las clases de introducción al diseño de moda. Después hacer exposiciones, crear eventos, captar profesionales, recibir inputs del entorno.