Quien la sigue la consigue. Debe quedarle a uno mal sabor de boca cuando se queda a las puertas de ganar un millón de euros. Pero Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) confirma que lo importante es volverlo a intentar. Después de ser la finalista en 2021, la primera edición con un premio millonario, arrebatado por el trío masculino detrás de Carmen Mola, Sánchez-Garnica ha conseguido, por fin, su Premio Planeta.
“Soy el claro ejemplo de que persistir merece la pena”, ha proclamado una emocionada Sánchez-Garnica tras recoger el galardón. “Quiero dar las gracias al jurado por considerar mi novela, esta vez sí, merecedora de este premio tan soñado y les aseguro tan trabajado”, ha abundado Sánchez-Garnica, “quiero mostrar mi particular homenaje a todos los que han presentado su novela a este premio, soy muy consciente de la cantidad de trabajo, esfuerzo y la carga de ilusión que hay detrás de cada una de sus páginas; les diría, no se rindan, yo no no lo hice, lo he conseguido”.
Lo ha hecho con su novena novela, Victoria, en la que cuenta una historia que no suena nada lejana, ahora que la Guerra Fría deja de parecer tan pasada. Sánchez-Garnica se ha vuelto a situar en la mitad del siglo XX, como hizo en la obra con la quedó finalista del Planeta, Últimos días en Berlín. Esta vez el desenlace de la Segunda Guerra Mundial sirve de punto de partida para una historia protagonizada por tres mujeres, con un viaje que va desde la capital alemana hasta Estados Unidos y acaba mezclado con espías rusos. “Berlín tiene mucho que contar. Es una ciudad que ha pasado de todo, cada rincón tiene una historia”, ha defendido la ganadora, quien ya ha escrito tres títulos ambientados en ella y no descarta un cuarto. Esta vez, la trama empieza en 1946 con la ejecución de los altos mandos nazis y acaba en 1961 con el inicio de la construcción del muro.
Una trama que resuena en el presente. “Mientras me documentaba para mi última novela, Últimos días en Berlín, descubrí que la semilla del odio no solo se encontraba en la Alemania nazi y el corazón de Europa, también existían graves grietas en lo que se consideraba la cuna de la libertad y los derechos: el profundo sur de los Estados Unidos con sus leyes de segregación racial o Nueva York con esa caza de brujas que desató una delirante persecución anticomunista”, ha señalado. A pesar de este contexto histórico, Sánchez-Garnica ha remarcado que, sobre todo, Victoria es “una historia de amor y del poderoso efecto que provocan los vínculos amorosos”. Es por ello que no se ha olvidado de su marido, a quien le ha agradecido haberle ayudado a convertirse en “una mujer imparable”.
A su lado estaba la finalista de este año, Beatriz Serrano (Madrid, 1989), quien sabe si pensando que ella también tenía números de ser la próxima ganadora de aquí a unos años, como así la ha animado Sánchez-Garnica. En el caso de Serrano, también periodista y autora de podcast, su novela, Fuego en la garganta, se aleja de la trama histórica y habla de algo también muy actual como la soledad en la infancia y el acoso escolar, con una víctima que adquiere superpoderes para obrar milagros, aunque igual no siempre los utilice bien y se le vaya la cosa de las manos. “Desde que existen redes sociales ya no vemos tantos milagros”, ha señalado la autora como la reflexión que fue el germen de la trama, avanzando que la adolescencia de la protagonista evoluciona hacia esa época gótica por la que muchos han pasado, escuchando unos grupos poco animados con los que volcar el enfado existencial.
Con pastel incluido
Más de 1.000 asistentes han llenado este martes la Sala Oval del MNAC en la entrega del Premio Planeta en el año en el que el grupo empresarial cumple 75 años. La gala ha contado con la presencia de los Reyes. “Leer da forma a nuestra imaginación. Nunca estaremos solos si al lado tenemos un buen libro”, ha expuesto Felipe VI. Otra presencia destacada ha sido la del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, después de que el máximo representante de la Generalitat no participase en la ceremonia desde 2016.
También han asistido ministros como el de Industria, Jordi Hereu, y el de Cultura, Ernest Urtasun, así como el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y la presidenta de la Diputación de Barcelona, Lluïsa Moret, acompañados por representantes de la sociedad civil y empresarial. Todos ellos se han comido un pastel por el cumpleaños del grupo, que suma más de 1.000 millones de ejemplares vendidos. A falta de poder leerse ya el nuevo Planeta, los asistentes se han llevado de recuerdo Prohibida en Normandía de Rosario Raro y Los pecados de Marisa Salas de Clara Sánchez.