Si eres hater de la bici, abstente de leer este artículo. Hoy he venido a celebrar que Barcelona es una ciudad donde te puedes desplazar en bici. Como ya he explicado en diferentes ocasiones, he vivido durante seis años en Madrid y hace unos meses que he vuelto a vivir a Barcelona. Durante ese tiempo, cada vez que venía a la ciudad me quedaba gratamente sorprendida del aumento del uso de la bici y de los carriles seguros que se estaban haciendo. Sentía que el cambio era evidente y que cada vez nos parecíamos más a una ciudad europea, donde la bici es una opción real de transporte. Lamentablemente, no es la percepción que tenía en Madrid, donde no veía una apuesta firme por la bici ni por los carriles bici. Si paseas por la ciudad, verás que nada tiene que ver la cantidad de personas que encuentras yendo en bici comparado con Barcelona.
Sí, todavía estamos a años luz de ser Ámsterdam, Oslo, Luxemburgo o Helsinki. Claro que la capital catalana todavía tiene mucho camino por recorrer. Se necesitan muchos más carriles bici y mucha más seguridad para los ciclistas. Sin embargo, creo que debemos reconocer que el cambio respecto a hace unos años es notorio. En 2023, hubo 318.609 desplazamientos en bicicleta y en vehículos de movilidad personal (VMP) en la ciudad, registrando un incremento del 7%, respecto al año 2022. Si miramos las cifras de desplazamientos en bici del año 2015 —no hay datos de VMP—, vemos que era de 121.839. Actualmente, Barcelona dispone de 263 km de carril bici y una red ciclable de 1.195 km, que incluye también los 786 km de calles 30 y los 146 km de calles con prioridad invertida.
Las ventajas del uso de la bici para la salud de los y las ciudadanas son una evidencia científica. No reconocerlo sería negacionista. Por eso es necesario que la ciudad siga ampliando y mejorando los carriles bici para situarse al nivel de las ciudades europeas de referencia. Nos jugamos la salud.