Roberto Tierz (Sidecar) y Alberto Guijarro (Apolo y Primavera Sound)
Roberto Tierz, fundador de Sidecar, y Alberto Guijarro, director de Apolo y codirector del Primavera Sound. © Marc Llibre

“La música parece que sea menos cultural porque nos ven contentos y bailando”

Con los 40 años de la sala Sidecar, su fundador, Roberto Tierz, hace un repaso de cómo ha evolucionado el sector en Barcelona, acompañado por Alberto Guijarro, director de Apolo, el origen de uno de los mayores éxitos de la ciudad, el Primavera Sound

Cuando Sidecar abrió sus puertas hace más de 40 años, en noviembre de 1982, solo había tres salas en la ciudad con música para jóvenes. Eran Zeleste, después Razzmatazz, Karma y Magic. Entre todas, no tenían aforo para más de 1.000 personas. A esto, se sumaba que el Ayuntamiento les ignoraba y la policía hacía redadas, según recuerda el fundador de Sidecar, Roberto Tierz. “Viniendo de aquí, el recorrido ha sido muy positivo, siempre hacia arriba, consiguiendo cambiar la percepción que la sociedad tenía de nosotros”, ha remarcado en una nueva sesión del ciclo The New Barcelona – Moments Estel·lars, dedicada a analizar la capitalidad musical de Barcelona. El ciclo está organizado por The New Barcelona Post con la colaboración de la CASA SEAT,  Must Media Group y Barcelona Global.

Roberto Tierz (Sala Sidecar)
El fundador de Sidecar, Roberto Tierz. © Marc Llibre

Tierz estaba acompañado en la sesión por el director de Apolo y codirector del festival Primavera Sound, Alberto Guijarro, con la moderación de la periodista Ana Boadas. Él llegó a la sala del Paral·lel diez años más tarde que el nacimiento de Sidecar, aportando la cultura club con “un club de clubs”. “Éramos unos jóvenes entusiastas que empezamos a hacer lo que nos gustaba. Sin darnos cuenta, empezó a crecer”, ha recordado su director desde 1995. Y, sin el Apolo, no se entendería el Primavera Sound, nacido hace 22 años. “Queríamos un festival muy diverso donde poder tocar músicas diferentes pero conociendo cada estilo y trayendo a lo más representativo. La misma idea de club de clubs de Apolo la hicimos con el Primavera con festival de festivales”, ha expuesto.

Ahora, unas décadas después, el panorama musical de Barcelona se ha expandido, no solo con la aparición de más salas y la popularidad de los festivales locales, y sin redadas, sino dando una oportunidad a los cantantes y grupos locales de empezar a figurar y proyectarse en grandes escenarios. “No es gratuito que una Rosalía, una Rigoberta Bandini u otros artistas que han salido de aquí hayan podido llegar donde han llegado. Hay todo un entramado cultural que ha ayudado: escuelas de música, salas, revistas, managers, promotores… Hay una estructura a su alrededor que ha ayudado a que todos estos artistas puedan crecer”, ha sostenido Guijarro.

Alberto Guijarro (Apolo y Primavera Sound)
Alberto Guijarro dirige Apolo desde 1995. © Marc Llibre

Esta efervescencia se traduce en mucha diversidad de estilos musicales, ha seguido Guijarro, aunque ha avisado de que Barcelona muchas veces se acomoda y se aburguesa, a lo que tiene que venir la periferia a ayudarle a salvar los muebles, como se ha visto recientemente con la lección que le han dado las ciudades metropolitanas con la eclosión que han vivido con las músicas urbanas. “La información ahora llega a través de Internet, permitiendo que el extrarradio la reciba al mismo tiempo que los capitalinos, lo que está provocando un cierto desconcierto en Barcelona”, ha coincidido Tierz.

Pero también hay flaquezas, como la uniformidad que el fundador de Sidecar cree que se ha establecido en las salas con la pérdida de ese carácter amateur de los que se metían en este negocio antes. “¿Quiénes eran los empresarios que abrían salas de concierto hace 40 años? Alberto era disyóquey, yo tocaba la guitarra, David Lafuente de Salamandra era batería… Éramos amantes de la música y ahora ha cambiado, son economistas, gestores de empresas culturales… Esto hace que todo se uniforme. Echo de menos ese punto más excéntrico”, ha defendido.

Teniendo al codirector del Primavera Sound en la conferencia, no ha faltado la pregunta sobre las tensiones que hubo hace un año con las administraciones locales que se acabaron traduciendo en su expansión a Madrid, tras no conseguir poder hacer dos fines de semana en la capital catalana. “En ningún momento hemos querido dejar Barcelona, somos de aquí. Nosotros queríamos hacer una doble fecha en la ciudad, que nos funcionó muy bien el año pasado e hicimos sold-out. Continuamos siendo una compañía independiente y, en todo el mundo, la música se está concentrando en grandes multinacionales, por lo que a veces nos cuesta llegar a ciertas contrataciones, puesto que estas multinacionales tienen 50 festivales y pueden ofrecer 50 festivales, lo que rompe el mercado. Con dos fines de semana en Barcelona, más la fecha de Oporto y otras que tenemos, era una forma de competir en el mercado con ofertas interesantes para los artistas”, ha explicado. Madrid se hizo paso entre otras ciudades interesadas en acoger el Primavera, no solo por el volumen de asistentes a los que puede atraer, sino también porque le puso todas las facilidades para su aterrizaje. El año pasado, con el doble fin de semana en Barcelona y unos 500 conciertos, el festival dejó 384 millones de euros en la ciudad y creó 8.000 puestos de trabajo, un impacto que se extendió a otros sectores como hoteles, restaurantes y taxis. También llegó a Sidecar, como ha señalado Tierz, quien tiene detectado un repunte de público los días que dura el festival.

Moments Estel·lars La Barcelona musical Roberto Tierz Albert Guijarro
Roberto Tierz y Albert Guijarro, moderados por Ana Boadas. © Marc Llibre

No ha sido la única desavenencia con las administraciones que se ha expuesto en la nueva sesión de The New Barcelona – Moments Estel·lars. Tierz ha lamentado que la música no reciba el mismo trato que la danza, el teatro o la lírica. “Se ha avanzado mucho, pero aún no estamos al mismo nivel que otros sectores de la cultura”, ha remarcado. “La música tiene un problema de marca, parece que sea menos cultural si nos ven contentos y bailando”, ha subrayado Guijarro. “Vayamos a los conciertos deprimidos, puede que nos valoren más”, ha secundado Tierz. Y Guijarro ha añadido una coletilla, después de ver cómo se favorece más a eventos deportivos como la Copa América: “Hay un poco de Bienvenido Mr. Marshall. Viene la Copa América y enseguida se ponen de acuerdo, pero no valoran un festival de música que ha crecido aquí”.