Marco Mezquida en el Festival Jazz de Barcelona.
Marco Mezquida en el Festival Jazz de Barcelona.

Marco Mezquida, el músico accesible

El músico menorquín, en formato trío, convierte la sala 2 de L'Auditori en un mar lleno de crestas de emociones y belleza, ante un público admirado, con motivo de la presentación de su nuevo álbum, 'Tornado', dentro del Festival Jazz de Barcelona

En 2009, Marco Mezquida (Menorca, 1987) se licencia en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC). Desde entonces, no ha parado de crecer. El concierto que ofreció el pasado miércoles en la sala Oriol Martorell de L’Auditori de Barcelona es simple y llanamente un punto de inflexión en la música de este país. Este pianista, si no es un superdotado, poco le falta.

El motivo de la convocatoria era la presentación de Tornado su nuevo álbum, autoeditado. Al final de la memorable sesión, parte de la audiencia, que en todo momento demostró su admiración por el músico, hizo cola para que Mezquida les firmara el disco. Ello permite revelar algunos conceptos, sensaciones y emociones de lo acontecido en la Sala 2 de L’Auditori. El enunciado de la velada indicaba que el trío es “un huracán musical y estilístico con tres personalidades muy fuertes y diferenciadas encima del escenario”. Sencilla y llanamente. Tal cual.

Si se consulta la página web del músico, se puede leer una sucinta definición: Marco Mezquida —músico, pianista, improvisador y compositor—, aspectos todos estos ciertos, pero no del todo exactos. El menorquín no apela a la música, como tal, aunque parezca un contrasentido. No pide saber de música, ni saber leer música pautada. El pianista se manifiesta desde el punto más alto de la creación. La belleza. Y lo mejor de todo es que lo hace con conocimiento, sentido, sentimiento y oportunidad.

Los integrantes del trio interpretan como los dioses y transmiten como los humanos

Aún hay más: su música es accesible a cualquier que sea capaz de sentirse golpeado por el juego de las siete notas. Con una facilidad estremecedora. Aquellos que nos dedicamos a reseguir, monitorear y mapear la música, usamos la palabra artista con una ligereza que asusta. Si estamos de acuerdo que una de las características del arte es su capacidad de emocionar, estamos obligados a revisar con profundidad que el calificativo de artista tiene una carga manifiestamente exclusiva. Mezquida, por méritos propios, forma parte de este selecto club. En cambio, un porcentaje altísimo de colegas mucho más aplaudidos que el menorquín no gozan de esa condición.

Desde buen comienzo, el trío demostró de manera clarividente que se expresa sin subterfugios. Las canciones de Tornado no solo transmiten belleza, “intensos latidos del corazón”, como indicó el propio interesado en uno de los parlamentos dirigidos a los presentes. El trío trabaja desde la verdad. Los escogidos tienen la efectividad como herramienta de trabajo; es decir, son accesibles. Interpretan como los dioses y transmiten como los humanos. Modifican la estética en cada nota, en cada diálogo, en cada solo, qué pedazo de músico es el contrabajista japonés Masa Kamaguchi. Sí, a Mezquida lo conocen en Japón.

La personalidad rítmica y compositiva del batería Ramon Prats —autor de Buen baile tenemos— y su magnífica sobriedad percusiva sostuvieron el entramado musical, como quedó manifiesto desde el inicio de la velada. La apertura fue un miniset que superó los veinte minutos, compuesto por las canciones Tornado, Buen baile tenemos y Fellini, en honor de un estimado gato del pianista, a manera de baile de armonías y melodías. Nadie se escondió. Dándolo todo, dicen. Las pulsaciones de las notas parecían un placer en combustión. El público atento y, quizás, inquieto ante el huracán o tifón que se nos venía encima. Blues, groove, canciones o estándares. Y free. Mezquida en ningún caso habló de jazz. Sin embargo, si juntamos free con jazz obtenemos free jazz, aquel rumor sónico de finales de los años 50 y primeros 60. Intenso e impresionante, a la vez.

Marco Mezquida Trio en el Festival de Jazz de Barcelona.
Actuación del Marco Mezquida Trio en el Festival de Jazz de Barcelona.

Antes se hablaba de eficiencia, el concierto contó con una calidad de sonido magnífica, cosa que no pasa tan a menudo como nos gustaría y, también, con una iluminación precisa, encantadora y sobria. Ante una sala llena, con una actitud que lo honora, el músico dijo que quizás parte de la audiencia iba a oír “el Mezquida con Andrea Motis, de nuevo en el Palau de la Música, en abril, o el de Sílvia Pérez Cruz —hizo una pausa—, están escuchando otro Mezquida”. Lo dijo para explicar Self Portrait. Ovación cerrada. También explicó el porqué de Adiós abuela. Sentimientos a flor de piel. La sinceridad y el convencimiento son propios de los grandes, que inciden sin fisuras en un territorio poco explorado. La magia de los valientes se hace presente. Tornado, como concierto es uno de los hitos del año que concluye, y que entra en buena ley a la historia del certamen, y Tornado, como disco, es uno de los mejores álbumes de 2023, suenan completamente diferentes. Y complacen por igual.

El compositor se despidió con un “¡Gracias, de todo corazón!”, llevándose la mano en el pecho. Por si restaba una mácula de ternura, capacidad técnica, convicción y delicadeza, el trío regaló, en los bises, Otosan y Beibita. El músico agradeció la confianza que el festival ha depositado en su persona. Marco Mezquida, Masa Kamaguchi y Ramon Prats —coautores de Taifü— entienden la belleza y las emociones como elementos dinámicos que son, creando sorpresas sonoras a cada instante. Volved cuando queráis.

Marco Mezquida Trio en el Festival de Jazz de Barcelona.
Actuación del Marco Mezquida Trio en el Festival de Jazz de Barcelona, en L’Auditori.