Paula Solanas
La periodista Paula Solanas.

Lo que hay detrás de las ‘apps’ del móvil

La periodista Paula Solanas reconstruye la historia de Glovo, Cabify, Jobandtalent e Idealista en 'El club de los unicornios', con el foco puesto en los testimonios de los trabajadores precarios que los sustentan

David, Juan Carlos, Asunción, Javier, Vladimir, Jordi, José Manuel y, sobre todo Pujan, son algunos de los nombres poco conocidos que están detrás del sinfín de iconos que inundan la pantalla de un móvil. Son los trabajadores precarios que hacen posible que un pedido de Glovo esté en casa en poco rato, aunque llueva o haga mucho calor, y que un coche negro de Cabify llegué rápidamente al portal sin tener que ir por la calle buscando un taxi. Acostumbran a ser ignorados cuando se habla de los múltiples éxitos emprendedores que copan titulares, siempre acompañados por cifras de infarto y promesas de transformar la economía.

La periodista Paula Solanas (Barcelona, 1993) les da voz y los convierte en la pieza más valiosa de El club de los unicornios. Glovo, Cabify, Jobandtalent e Idealista: la historia alternativa del Silicon Valley español (Península, 2023). No lo hace de manera buenista, simplemente, pone blanco sobre negro y cuenta los sueldos bajos, los horarios eternos, la ansiedad, la poca protección y los accidentes que han sufrido. Con un estilo fresco y riguroso, entrelaza ágilmente las experiencias personales de repartidores, conductores y trabajadores temporales con la historia de las empresas que los contrataron, revelando detalles que sorprenden hasta a los que más conocen el sector.

Solanas define su libro como “una biografía no autorizada” de Glovo, Cabify, Jobandtalent e Idealista, cuatro empresas emergentes españolas que se han convertido en lo que se conoce en el argot startupero como unicornio. Esto significa que han obtenido una valoración por parte de sus inversores de más de 1.000 millones de dólares, muchas veces, sin aún haber conseguido cubrir costes y registrar beneficios, algo que contradice la lógica empresarial tradicional. Estas compañías con nombre mitológico empezaron surgiendo en Estados Unidos, pero pronto se han hecho con el título otras más allá de sus fronteras, también aquí: “El mundo de Silicon Valley tiene su versión española, con menos brilli brilli“, sostiene Solanas.

Para la autora, con más de cinco años de experiencia escribiendo sobre startups, parte del éxito de estas empresas se sustenta en el discurso que han construido a su alrededor: “Se han vendido muy bien. La narrativa es muy importante para ellas y la han centrado en que eran proyectos innovadores de personas jóvenes que tenían ganas de cambiar las reglas del juego y entrar en sectores que hasta el momento ofrecían servicios de manera muy tradicional y con muchos sobrecostes que se podían abaratar. Pero, ¿qué ha pasado? Que algunas de ellas lo han convertido en una bolsa de trabajos precarios”.

Bajo del joven emprendedor con camiseta, tejanos y bambas, con alergia a las convencionales corbatas, se encuentran perfiles que no se alejan tanto de los empresarios de siempre, muchas veces provenientes de familias en las que ya había tradición en la creación de negocios, como en el caso del fundador de Glovo, Oscar Pierre. “Detrás de esta idea de gurú que parece que se las arregle solo, hay toda una estructura de fondos de capital riesgo y, en los inicios, el apoyo del círculo cercano, lo que no sería posible si viniera de otras clases sociales”, sostiene Solanas. Además, la gran mayoría son hombres y han cursado estudios superiores, muchas veces yéndose a universidades estadounidenses donde han podido ver nuevos modelos de negocio que luego han exportado a España.

La imagen desenfadada de los directivos de las startups se acompaña con oficinas que parecen más de película de Hollywood, con tablas de ping pong, cojines en suelo y tablones con pos-it coloridos, donde pueden llegar a haber tiradores de cerveza y servirse pizzas cuando toca fiesta. “La vida startup tiene un punto de Erasmus laboral. Se junta una plantilla muy joven con que muchos trabajadores vienen de fuera, por lo que el lugar de trabajo se convierte en un espacio de sociabilización”, argumenta Solanas. Se organizan performances para San Valentín como Idealista o se saca a pasear la mascota, en el caso de Glovo, una piña gigante. Y que no falte la fotografía con toda la plantilla uniformada con una camiseta o sudadera con el logo de la empresa, “posando todos juntos y sonriendo, como si fueran un equipo de fútbol después de ganar un partido”. Un ambiente festivo, incluso desenfrenado, en el que cuesta separar la vida personal de la laboral, con reuniones que se alargan tomando algo mientras se suman horas extras.

El club de los unicornios Paula Solanas
El club de los unicornios retrata con un estilo fresco y riguroso las diferentes historias detrás de cuatro startups españolas.

Todo se viste de “un tono Mr.Wonderful empresarial”, acompañado por fundadores que creen que “están contribuyendo a la sociedad y el bien común, lo que les lleva a ir, a veces, más allá de lo que permite la ley y acabar entrando en conflicto con la administración”. Sin importar que sus modelos de negocio acaben en los tribunales, como es el caso de las cuatro empresas retratadas en El club de los unicornios. “Están muy convencidos de que lo que están haciendo es lo correcto y que lo están haciendo bien. Sienten que están haciendo algo más grande que ellos mismos”, señala.

Esta aura heroica del negocio se traspasa a la plantilla de las empresas emergentes que pasea por esas oficinas, alejados de la realidad que viven en la calle repartidores, conductores y trabajadores de ETT. Solanas recopila en el libro testimonios de empleados despedidos por las startups, muchas veces tras haber crecido por encima de sus posibilidades para seguir cerrando más rondasLos entrevistados justifican que la dirección prescindiera de ellos cuando vinieron mal dadas, incluso remarcan que ellos hubieran hecho lo mismo y agradecen cómo les trataron. “Cosas que pasan”, dice Carlos, extrabajador de Jobandtalent.