Dar un salto de escala y “conquistar Europa”. Este es el objetivo con el que LCI Barcelona ultima su nuevo campus, con el que pretende atraer a 3.000 estudiantes, gran parte de ellos del ámbito internacional. Después de una inversión de 35 millones y de tres años de obras, el campus entrará en funcionamiento el próximo curso, con 11.000 metros cuadrados a escasos metros del Disseny Hub.
Con sus nuevas instalaciones, LCI Barcelona aspira a posicionarse como referente en educación superior de diseño y artes visuales, también dentro de la red internacional de LCI Education de la que forma parte. “Queremos convertir la escuela en el hub europeo de la red”, ha proclamado la directora del centro, Silvia Viudas, conversando con The New Barcelona Post. Actualmente, LCI Education cuenta con 12 instituciones de enseñanza superior distribuidas en los cinco continentes. Con el nuevo campus, el centro de Barcelona se propone desempeñar un rol fundamental dentro de la red de LCI.
En concreto, las nuevas instalaciones de la escuela se ubican en el cruce entre las calles Àlaba y Sancho d’Àvila, a pocas manzanas de la transformada Glòries. LCI Barcelona anunció a mediados de 2022 el impulso de este campus, de construcción sostenible y dotado de nuevas tecnologías dirigidas a sus alumnos, después de que vendiera el terreno de su propiedad a un fondo de inversión, que ha promovido el proyecto, y de que adquiera el contiguo para completar sus instalaciones.
LCI Barcelona se propone triplicar alumnos en dos años con el nuevo campus
El centro académico cuenta actualmente con unos mil alumnos, y con el nuevo campus ampliará su capacidad hasta cerca de los 3.000. “Nos damos dos años para llenarlo”, avanza Viudas. Del total de alumnos de los que actualmente dispone LCI, cerca del 40% son internacionales, cifra que escala hasta el 80% en el caso de los másteres. Con estos datos y las previsiones del nuevo campus, el centro calcula que sus estudiantes internacionales generarán un impacto de 41 millones en cinco años en la ciudad.
El campus quiere atraer a estos estudiantes a través de su oferta formativa y las instalaciones del campus, que contará con 50 aulas y espacios para talleres, laboratorios de diseño y una gran sala concebida a modo de ágora para que los estudiantes reflexionen sobre el desarrollo de sus proyectos. Con cafetería en la planta baja, la construcción del campus ha incluido la urbanización de un espacio verde de 2.000 metros cuadrados, que se ha diseñado mediante un proceso de participación vecinal.
El origen del proyecto viene de lejos: el germen parte de 1928, cuando la pionera Felicidad Duce fundó su escuela-taller de moda en Gràcia. Su método fue ganando tal prestigio que acabó adquiriendo nombre propio, y el Método Feli fue abriéndose paso a lo largo de las décadas. Fue 85 años después cuando la escuela fue adquirida en 2013 por la red LCI Education, con la que adquirió una dimensión de campus europeo. “En ese momento, desde la escuela buscábamos ampliar capital para expandirnos, y fue un match directo”, asegura Sílvia Viudas, entonces ya al frente de Felicidad Duce.

Desde que entró a formar parte de la red canadiense, LCI Barcelona ha conservado la esencia y el know-how de Felicidad Duce, y ha sumado nuevas áreas creativas: ofrece formación en moda, pero también en diseño gráfico, diseño de interiores y de producto, así como fotografía, animación y videojuegos. Según Viudas, que acumula 22 años en Felicidad Duce, estas nuevas áreas han ampliado el abanico de la escuela sin romper con el legado de su fundadora, que se erigió como defensora de la profesionalización de la moda y de la libertad de las mujeres: “La esencia de Felicidad Duce sigue ahí”.
LCI Education escogió Barcelona en 2013 por el mismo motivo por el que ahora ha optado por potenciar su campus como hub europeo: por su flujo de estudiantes, la actividad de la ciudad, su proyección y su conectividad internacional.

La Barcelona de hace una década ha dado paso una ciudad “que quiere ser referente en industria creativas”, según Viudas. “Escuelas como la nuestra potencian el sector y pueden ejercer de diferenciador de Barcelona”, en un proceso en el que el ecosistema empresarial y formativo desempeña un rol fundamental.
El centro calcula que sus estudiantes internacionales generarán 41 millones en cinco años en la ciudad
Y este ecosistema es fundamental también para LCI Barcelona, que se ha trasladado al nuevo campus desde su sede en la calle Balmes, en la que se instaló en 2015 proviniendo de Gràcia. Justo una década después, se traslada de nuevo multiplicando superficie y servicios. También multiplica el equipo, que ya opera desde el nuevo campus: una plantilla antes formada por una decena de personas ha pasado a contar con unas 70, a las que se suman unos 400 profesores. Todos ellos trabajarán desde un 22@ “muy activo y con muchas ganas de generar sinergias”.
“Ir al 22@ nos abre millones de posibilidades”, proclama Viudas, que augura que el nuevo campus convertirá LCI Barcelona en un punto destacado de la red de LCI Education. El dinamismo empresarial del entorno de la escuela y de Barcelona en general es clave también para otro de los objetivos del centro, que defiende que “los alumnos internacionales no vengan a estudiar y se vayan, sino que el talento pueda retenerse en Barcelona”.
En este ecosistema barcelonés van ganando peso sectores directamente vinculados a LCI Barcelona, como el de los videojuegos, y también en el campo de las industrias creativas en general. “Nuestra institución puede contribuir a apoyar el posicionamiento de Barcelona como centro de creatividad, y podemos ofrecer talento para nutrirlo”, garantiza Viudas, que proclama que “posicionarse en el ámbito de las industrias creativas es una apuesta de ciudad”.