Barcelona, pieza clave en el mapa energético europeo
La planta regasificadora de Enagás en el Puerto de Barcelona es una de las más grandes de Europa.

Barcelona, pieza clave del nuevo mapa energético europeo

España, Francia y Portugal acuerdan construir una tubería submarina entre la capital catalana y Marsella que permitirá transportar hidrógeno verde y gas natural mientras dure la transición energética

Barcelona será una pieza clave de la reconfiguración del mapa energético europeo. La estratégica ubicación de Catalunya desde el punto de vista logístico y la planta regasificadora que Enagás tiene en el Puerto de Barcelona posicionan a la ciudad como claro referente a la hora de construir las infraestructuras necesarias para minimizar la dependencia del gas ruso. Así se ha puesto de manifiesto este jueves, después de que Francia, España y Portugal hayan acordado construir una tubería submarina que enlazará Barcelona con Marsella y que podrá transportar tanto gas natural como hidrógeno verde.

Este gasoducto de 360 ​​kilómetros, que se llamará corredor de energía verde entre la Península y Francia, podría bautizarse con el nombre de BarMar y supone una alternativa al MidCat, proyecto que preveía interconectar Catalunya con Francia a través de los Pirineos y que no contaba con la aprobación del presidente Emmanuel Macron. Precisamente, este jueves, antes del Consejo Europeo, el presidente español, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, se han reunido con Macron para intentar convencer al dirigente galo sobre las virtudes del MidCat, pero, por sorpresa, de la reunión ha surgido esta propuesta alternativa.

Según Sánchez, el nuevo corredor Barcelona-Marsella es una “muy buena noticia” fruto “de muchos meses de intenso trabajo entre los tres gobiernos” y permitirá “acelerar el proceso de interconexión” entre la Península y Europa. El objetivo es concretar los detalles del proyecto en una reunión que se celebrará en Alicante el viernes 9 coincidiendo con cumbre Euromed y en la que se tendrán que definir tres cuestiones fundamentales: “los plazos para la inversión, el reparto de costes y el volumen recursos económicos necesarios”, informa ACN.

En un comunicado conjunto, los tres países reivindicaron que la interconexión entre Barcelona y Marsella es “la opción más directa y eficiente” para conectar la península Ibérica y el centro de Europa y consideraron “prioritaria” su creación.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha celebrado el anuncio porque “marca a Catalunya y a Barcelona como un punto neurálgico de la nueva estructura energética europea”. Según el Govern, esta iniciativa se ve con buenos ojos porque será un gasoducto ya adaptado para el hidrógeno verde y se evitará la construcción de una nueva infraestructura de esa envergadura a través de los Pirineos. El MidCat generaba controversia en el territorio afectado, es decir, en las comarcas gerundenses. De hecho, la Comisión Europea dejó de financiar los planes de viabilidad de sus promotores, Enagás y Terega, porque no lo veía rentable, y menos teniendo en cuenta la estrategia de transición verde de la Unión Europea.

También ha aplaudido el acuerdo el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, uno de los dirigentes que más ha defendido el MidCat y la necesidad de poner en valor el rol que puede tener Catalunya como hub energético estratégico dentro del nuevo contexto europeo. “Estamos ante una decisión importantísima” para garantizar el suministro de energía al territorio europeo, ha destacado Sánchez Llibre. “Catalunya —apuntó– será parte del pulmón de la Unión Europea” y gracias a este acuerdo se generarán inversiones y puestos de trabajo en el territorio catalán. “El esfuerzo de inversión en las regasificadoras del país finalmente ve la gran utilidad que representa”, ha constatado Sánchez Llibre, quien cree que la nueva infraestructura “dará seguridad al suministro eléctrico” de la Unión Europea “sean cuales sean las condiciones” .

Foment del Treball ha añadido, sin embargo, que “no dejará de insistir” en la necesidad de conectar, también a través de un gasoducto, Barcelona con la ciudad de Livorno, en Italia, un proyecto que ganó fuerza ante la negativa francesa al Midcat.