El grupo Laie está recuperando a marchas forzadas la actividad en las 30 tiendas-museo que tiene repartidas por 25 instituciones de toda España, tras el considerable descenso que ha sufrido su negocio por la reducción del número de visitantes extranjeros, debido a la pandemia del coronavirus.
La actividad en estos establecimientos, especialmente en los que reciben más visitantes internacionales, está sólo a un 50% de lo habitual en 2019, “porque el primer semestre de 2021 fue aún muy malo para el turismo”, explica Montserrat Moragas, directora general del grupo y una de las cuatro fundadoras. “Ha habido visitante local y del resto de Europa, pero los turistas americanos y asiáticos siguen sin viajar y el impacto en los museos más internacionales es todavía muy grande”, añade, y concreta que en los museos con más visitante local la recuperación de la actividad es más alta, “pero ni mucho menos llegamos a la de 2019”.
Laie gestiona tiendas-museo en Barcelona, Madrid, Zaragoza, Mallorca, Santander, Santiago de Compostela, Granada, Sevilla y Málaga, para instituciones públicas y privadas, entre ellas en Barcelona, el CCCB Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (desde 1999) —que es la única que puede considerarse como una segunda librería—, Museu Picasso, CosmoCaixa, CaixaFòrum, Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) y el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba), así como espacios en el Park Güell, La Pedrera, la Sagrada Família y en el Recinte Modernista de l’Hospital de Sant Pau.
Pese a los estragos de la pandemia, el grupo mantiene la apuesta por este negocio, en el que entró hace 25 años, y para el que tiene en mente nuevas estrategias, siempre ligadas a lo que pide la sociedad. “Estamos viendo cómo el interés de los compradores por los productos de proximidad y más sostenibles también se está trasladando a las tiendas de los museos”, dice Moragas y concreta que “cada vez va a más y tiene sentido, ya que nuestras tiendas representan una institución, pero también un sitio, es decir, tienen sentido porque están dentro de una institución cultural muy ligada al territorio”.
Por eso, Laie está buscando proveedores locales “pero es complejo porque tenemos cantidad de productos y hay que ir encontrando a los productores que se ajusten al precio y la calidad que necesitamos, porque tratándose de artículos muy específicos para cada institución, lo que necesitamos a menudo son series cortas. Esto es una ventaja para el proveedor local”, según Moragas.
En este sentido, una de las opciones que gana peso es incorporar más productos gastronómicos a las tiendas-museo, donde ahora hay pocos artículos de esta tipología, “porque es interesante y, además, es un producto goloso de comprar porque tiene un packaging que te recuerda dónde has estado y además si es para un regalo, sabes que puedes acertar y eso lo podemos proporcionar con productos muy locales que reflejen parte de nuestra cultura gastronómica”.
El futuro pasa por ampliar los productos donde manda la cultura y la calidad, con una oferta diversificada y personalizada
Sin ir más allá, existe la experiencia del establecimiento que gestiona Laie en el Recinto Modernista de Sant Pau, donde a instancias de la propia institución se pueden encontrar mermeladas del obrador artesanal Les Eroles, un establecimiento con mucha historia ubicado en Castell d’Aro (Baix Empordà). Este artículo tiene la singularidad de que es una pequeña producción de mermelada de naranja amarga que proviene de los naranjos centenarios —datan de 1914— que hay en el jardín del propio Recinto Modernista y que cada año se recolectan para fabricar la mermelada.
Moragas defiende que lo importante ahora mismo es recuperar la actividad de las tiendas que, antes de la crisis sanitaria, ocupaban a unas 250 personas, algunas de las cuales todavía están afectadas por un ERTE que tuvo que aplicarse para sortear la situación. Las previsiones apuntan a que la plena normalidad no llegará hasta el 2023, ya que el próximo año si el contexto sanitario es más favorable esperan acercarse a la facturación de 2019.
“El último año pandémico lo hemos sufrido una barbaridad, pero las instituciones han entendido la situación y nos han apoyado adaptando a la realidad económica el canon establecido en los contratos porque, sin público, era imposible que hiciéramos frente a los pagos correspondientes”, indica la directora general de Laie.
Moragas indica que la estrategia del grupo, “donde evidentemente la rentabilidad es necesaria”, pasa por actuar a largo plazo “ampliando el foco de productos donde manda la cultura y la calidad, diversificando mucho la oferta y personalizándola aún más”.
El grupo tenía 250 personas trabajando en los establecimientos culturales, antes de la pandemia
Respecto a nuevas oportunidades para ampliar el negocio, Moragas considera que todas deben analizarse pero que el contexto no acompaña, como tampoco prevé asumir la gestión de tiendas de instituciones fuera de España porque “cada tienda es diferente y cada tienda necesita un proyecto diferente de oferta, etc… todo esto llevado al extranjero sería muy complejo, por eso de momento no estamos interesados, aunque si surge una oportunidad la estudiaremos de la mano de un partner”.
El equipo del grupo Laie, unas 50 personas, trabaja siempre con una visión internacional respecto a las nuevas tendencias culturales y museísticas. Una internacionalización que también se respira en la librería de Pau Claris, que funciona bajo la batuta de Conxita Guixà, también una de sus cuatro fundadoras. “Una librería de humanidades —en el sentido clásico del término— e internacional porque no nos importa la lengua en la que está escrita una obra si ésta es interesante, por eso nuestra distribución en la tienda es por materias y debe poder satisfacer a cualquier persona que tenga un interés por cualquier libro y del tipo que sea, desde infantil, a histórico, pasando por cine, por ejemplo”.