coctelería boadas
BARCELONA Y GASTRONOMÍA, AHORA EN UN SOLO LUGAR

La icónica coctelería Boadas de Barcelona cumple 90 años

Hasta diciembre habrá catas y otras actividades para dar a conocer el universo y poderío de este icónico local que nació en 1933,

Esta misma semana la Barcelona que vibra al ritmo de una coctelera ha dado el pistoletazo de salida a un trimestre de festejos y actividades para celebrar los 90 años de la coctelería Boadas, que suma lustros de buenos tragos sin perder carácter. El icónico local, que nació en 1933, es todo un símbolo de supervivencia: pasado y futuro han quedado conectados gracias a que sus nuevos copropietarios se han comprometido a mantener su quintaesencia.

La barra de Boadas, en sus primeros años. /BOADAS
La barra de Boadas, en sus primeros años. /BOADAS

Tirando del hilo de su historia, el local en el 1 de la calle de Tallers fue creado por Miguel Boadas, que marcaría la irrupción de la coctelería moderna en la ciudad. Atesoraba oficio y experiencia de juventud en Cuba, y posterior rodaje en la Costa Brava y la Rambla de Barcelona. Pero logró romper los moldes de la época al apostar por el minilocal propio, con algunas ideas importadas, los altos taburetes como epicentros de tertulia, y la magia de su coctelera. Por todo ello, fue pionero en la metrópolis y segundo en la historia de la coctelería en España.

Ambiente en el Boadas, en los tiempos del fundador, Miguel.
Ambiente en el Boadas, en los tiempos del fundador, Miguel.

La historia que siguió tiene madera de novela, ya que en su lecho de muerte el emprendedor Boadas pidió a su hija Maria Dolores que sirviese a sus visitantes unos cócteles, mientras le cedió la batuta del negocio para seguir con su legado. Esta se casaría con José Luis, que aportó conocimiento a la técnica aprendida por la estirpe fundadora. Y de forma espontánea durante décadas el establecimiento ejerció de punto de encuentro social, cultural y reflejo de la evolución local.

Punto de encuentro

Su currículo está lleno de visitantes ilustres. De Jacinto Benavente y Josep Maria de Sagarra a Picasso, Hemingway, Dalí o Greta Garbo se acodaron en su barra. Estos últimos incluso dieron nombre a algunos tragos aún vigentes. Y más recientemente se dejaron ver Kevin Costner o Antonio Banderas. Pero pese a su solera, no hubiera sido de extrañar que la apisonadora que en las últimas décadas ha borrado muchos establecimientos históricos o emblemáticos del distrito de Ciutat Vella acabase con el precoz templo de la mixología.

barman coctelería boadas
Uno de los barman de Boadas prepara un cóctel. /BOADAS

A su favor ha tenido buenos relevos, como Jerónimo Vaquero, que llegó al negocio con apenas 14 años y sumaba más de medio siglo sirviendo tras su barra cuando recientemente se asoció con Marc Álvarez, Simone Caporale (dueños de Sips, la tercera mejor coctelería del mundo según la lista World’s Best Bars) y Álvaro Cueto. “Allí lo aprendí todo, de fregar a hacer la mecánica, pero tuve la suerte de que me encantaba el trabajo. Si no hubiera trabajado en el Boadas, habría sido cliente”, relata, garantizando otros 10 años en la casa hasta celebrar el siglo.

Dejará el local en buenas manos, afirma, porque los nuevos socios se han comprometido a blindar el ADN de la sala.

Imágenes del archivo histórico del local, con la estirpe fundadora. /Boadas
Imágenes del archivo histórico del local, con la estirpe fundadora. /Boadas

Solo por las tardes

En la coctelería Boadas los únicos cambios efectuados en la nueva etapa han sido mejorar la climatización y ajustar el horario, ya que antes abría a mediodía pero ahora lo hace solo a partir de las 17.00 horas, y hasta las 2.00 o las 3.00 de la madrugada, según el día, apostando por la franja más concurrida. No prevén más modificaciones en su repertorio de clásicos ni en sus maneras, ni en la clientela de los últimos años, que mezcla a adeptos y nostálgicos barceloneses con un creciente desfile de turistas con paladar que aprecian la autenticidad de la casa.

La buena reputación coctelera que abandera hace años la capital catalana (con el súmum de contar con el mejor bar del mundo, Paradiso) hace que Boadas no solo sea un lugar necesario, sino (por fortuna) viable

Algunos de los barman de Boadas, junto con Vaquero, en la puerta del establecimiento.
Algunos de los barman de Boadas, junto con Vaquero, en la puerta del establecimiento.

Marc Álvarez aseguró el pasado 5 de octubre en la primera celebración de los 90 años (celebrada por cuestión de tamaño en Via Veneto) que ya de veinteañero acompañaba a sus tíos para entrar sin desentonar en este atemporal edén de las mezclas. El ‘bartender’ Simone Caporale, que antes que Sips, propulsó (entre otros) el bar del Hotel Langham de Londres como World’s Best Bar durante cuatro años, es otro galardonado ‘crack’ del sector, al que añade talento e innovación desde su otra sala barcelonesa. Todos ellos se aseguran de que en Boadas los cócteles de ayer y siempre sean de primera.

Agenda intensa

Nos explican que en la coctelería Boadas pasarán este año muchas cosas, como la visita de grandes de la mixología, que por un día harán suya la barra y el vaso mezclador. Tanto foráneos como locales.

Hasta diciembre habrá también catas y otras actividades para dar a conocer el universo y poderío de Boadas. En el horizonte, proyectan ya la creación de un libro de recetas propias y de los ilustres invitados que vayan desfilando. Una joya que quieren lanzar cuando alcancen el centenario en buena forma.