La fuerza del Gamelab

Podemos afirmar con rotundidad que Barcelona se ha consolidado como el principal hub del sur de Europa para la industria del videojuego. Entre la iniciativa endógena y las compañías que se han instalado en nuestra casa, hoy el mercado catalán lidera el ránking de empresas en el estado español y en el sur de Europa. En el caso español, Catalunya copa casi el 30% de las empresas, el 53% de la facturación y el 47% de la ocupación del sector.

Empresas nacidas en Barcelona como Novorama, Digital Legends Entertainment o Social Point, entre muchas otras, y gigantes como King, Ubisoft, Scopely o IGG, por citar a algunos de los más importantes, forman parte de este centenar de sociedades que, poco a poco, han ido creando un ecosistema tecnológico en la capital catalana.

Con la industria del videojuego en Catalunya ocurre un hecho parecido al del clúster sanitario. Evidentemente, a más pequeña escala, pero tiene algunas similitudes. A menudo muchos economistas se preguntan por qué territorios con un PIB igual o superior al de Catalunya no han logrado crear tantas patentes, publicaciones, especialistas, profesionales e instituciones que alcancen la excelencia en el ámbito sanitario. En el sector del videojuego ocurre un hecho parecido e intentaré apuntar algunas de las causas que han sido responsables de este auge y consolidación del sector en Catalunya y, en especial, en Barcelona.

De entrada es necesario remarcar el hecho de que en Catalunya existe una tradición de diseño importante, prolongada y con escuelas potentes. Este hecho, en sí mismo, ya facilita la existencia de una mentalidad capaz de encender la mecha. En escuelas como Elisava, Bau, Escola Massana, Eina… se ha forjado una estirpe de  diseñadores que han contribuido decisivamente a una cultura muy reconocida en todo el mundo. Con el diseño se relacionan disciplinas artísticas como el cómic, que dispone de escuelas como JOSO, en la que se han formado miles de artistas. Si añadimos la excelencia académica lograda por nuestras escuelas de ingeniería e informática, ya tendríamos una base muy potente. Pero es cierto que no sería suficiente para explicar el auge de esta industria. Muchas capitales europeas también son fuertes en diseño, pero no han experimentado este tirón en el negocio de los videojuegos.

La captación del Mobile World Congress situó a Barcelona en el punto de mira de muchas empresas y profesionales que relacionaron la potencialidad de la ciudad con el acontecimiento. Los videojuegos y los juegos aplicados necesitan plataformas y el móvil hoy por hoy es la principal ventana de su negocio. Muchos profesionales y empresarios de todo el mundo conocieron la capital de Catalunya gracias al Mobile.

También ha contribuido al fenómeno el nacimiento de escuelas de diseño de videojuegos en el ámbito universitario, como la Escola de Noves Tecnologies Interactives de la Universitat de Barcelona (ENTI-UB), que fue pionera y hoy la han seguido seis universidades más con los mismos estudios de videojuegos en los ámbitos de la programación, el arte, la realidad virtual y la gamificación.

Muchos profesionales y empresarios de todo el mundo conocieron la capital de Catalunya gracias al Mobile

Pero lo más decisivo ha sido el Gamelab. Ivan Fernández Lobo y Gonzo Suárez, uno de Gijón y el otro de Madrid, pero ligados de una forma u otra a Barcelona, han preferido situar su congreso de videojuegos en Barcelona. No les han faltado propuestas atractivas desde la capital del reino y, a diferencia de muchas empresas y empresarios catalanes, han optado por quedarse en nuestra casa incluso en los momentos en que sus interlocutores de aquí habían desaparecido por la suspensión del Govern.

Los dos tienen su vida en Madrid, pero, paradójicamente, ambos tienen una relación especial con Catalunya. Gonzo Suárez es el hijo del gran cineasta Gonzalo Suárez y vivió una parte importante de su adolescencia en Barcelona. El padre de Iván Fernández Lobo trabajó durante muchos años en el Berguedà. El Gamelab nació en 2005, pero en 2011 ya se instaló en Barcelona por deseo expreso de sus promotores y gracias al trabajo realizado por Fèlix Riera desde el Institut Català de les Empreses culturals.

El Gamelab es un congreso de empresarios, diseñadores y prensa especializada en videojuegos y está considerado uno de los más importantes del mundo. Los primeros espadas del sector asisten a este acontecimiento. Personajes como  Ilka Paananen de Supercell; la empresa nórdica Counter Strike; Debbie Bestwick, directora executiva de Team 17, el publisher más importante del mundo, o Phil Spencer, vicepresidente ejecutivo de Gaming en Microsoft, demuestran la importancia de este congreso.

El Gamelab es un congreso de empresarios, diseñadores y prensa especializada en videojuegos y está considerado uno de los más importantes del mundo

Antes de la pandemia, el Gamelab reunía a una media de 1.500 personas, tirando por lo bajo. Es un acontecimiento que ya acumula diez ediciones en Barcelona y que, a menudo, ha tenido un perfil bajo en la prensa generalista, pero no en la especializada. El foco mediático se lo lleva el NiceOne, que está monopolizado por grandes compañías como Nintendo o Sony, entre otras, y está abierto a todos los públicos. Pero su efecto sobre la atracción de empresas, capital y talento hacia Barcelona es muy menor, por no decir insignificante. El factor diferencial es el Gamelab: los empresarios, diseñadores, publishers y prensa especializada de todas las procedencias aterrizan en Barcelona y es aquí donde el atractivo de nuestra ciudad y de su hinterland entra en funcionamiento.

En un país y en su capital donde hay una parte de la opinión publicada instalada en la letanía de la decadencia, vale la pena seguir el crecimiento del sector tecnológico y digital, especialmente en el ámbito del diseño de videojuegos. Este crecimiento, sin embargo, habría sido mucho menor sin el Gamelab. Gracias a dos residentes en Madrid que confiaron en Barcelona y en su potencialidad.