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Es cierto que la crisis económica empieza a verse por el retrovisor y que muchos de los indicadores de actividad nos dicen que la recuperación es una realidad que se va consolidando. Sin embargo, casi una década de crisis no se supera sin dejar cicatrices, y esta ha dejado unas cuantas que necesitarán tiempo para curarse o que sencillamente quedarán para siempre. La salud de la llamada clase media es uno de esos damnificados por la crisis. Todos los indicadores muestran que este grupo (que generalmente se define como el formado por los hogares con una renta disponible anual entre dos tercios y el doble de la renta media) ha sufrido un fuerte desgaste durante los años de la crisis, lo que en otras palabras significa que ha perdido volumen y peso sobre el conjunto de la población. La clase media es hoy en día un poco menos «reina» de lo que era hace una década.
Entre ese 10 % más rico y ese 25 % más pobre se sitúa una clase media que ha ido perdiendo peso y que destina gran parte de sus ingresos a cubrir el coste de la vivienda.
Según los datos de la última Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, entre el 2011 y el 2014, año en el que empezaron a darse los primeros síntomas de recuperación de la economía, la renta media de las familias españolas se redujo en un 9,7 %. Paralelamente aumentaron los indicadores de desigualdad, con una mayor concentración de la riqueza en los estratos más altos y un ensanchamiento de los grupos de base con rentas más bajas. Y, por lo tanto, con una clase media que ha menguado. Así, según el organismo, en el año 2014 el 10 % de los hogares más ricos abarcaba el 52,8 % de toda la riqueza de España. De hecho, el 1 % más rico había pasado de acumular el 16,87 % de la riqueza en el 2011 a tener el 20,23 % al cabo de tres años. Por el contrario, según los datos del Banco de España, el 25 % de los hogares más pobres acumulaban en el 2014 más deudas que activos, con un patrimonio negativo de 1.300 euros de media.
Entre ese 10 % más rico y ese 25 % más pobre se sitúa una clase media que ha ido perdiendo peso y que destina gran parte de sus ingresos a cubrir el coste de la vivienda. Es el resultado de años con un mercado laboral marcado por el elevado paro y unos salarios a la baja que han dejado sin efecto la fuerte caída de los precios en el mercado inmobiliario. Ahora esos precios empiezan a recuperarse pero los salarios todavía no, con lo cual una parte de esa clase media que todavía vive con saldo positivo podría acabar engordando las filas de la clase baja.
El impacto de la crisis ha sido determinante en el cambio del mapa socioeconómico del país, y uno de los efectos más evidentes ha sido el traspaso de tres millones de personas de la clase media a los estratos más vulnerables de la sociedad.
Este desgaste de la clase media que apunta la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España para el 2011-2014 se suma a la pérdida de peso que este estrato social había acumulado ya durante la primera etapa de la crisis económica. Este efecto se observa bien si se miran los datos del estudio Distribución de la renta, crisis económica y políticas redistributivas, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), que analiza el período comprendido entre el 2003 y el 2013. Según esta monografía, la renta disponible de los hogares españoles se redujo en un 20 % en ese tiempo. De hecho, el impacto de la crisis ha sido determinante en el cambio del mapa socioeconómico del país, y uno de los efectos más evidentes ha sido el traspaso de tres millones de personas de la clase media a los estratos más vulnerables de la sociedad. Los datos hablan por sí solos. Según el estudio, en el 2003 el 59 % de la población española pertenecía a familias situadas en niveles de renta intermedios, es decir, entre el 75 % y el 200 % de la renta media, y un 31 % se situaba en niveles inferiores. Diez años después, estos porcentajes habían cambiado, hasta el 52 % y el 39 % respectivamente.
El hecho de que la mayor parte de la renta disponible de las familias (el 75 %) provenga de los salarios y de que estos hayan disminuido directamente o desaparecido con un paro disparado explica, según los autores del informe, por qué se ha producido este importante traspaso.
Y aunque la crisis no ha sido exclusiva de este país, si se miran los datos de un informe del think tank estadounidense Pew Research Center (PRC), España ha sido uno de los estados europeos donde este impacto sobre la clase media ha sido más alto. Según este centro, entre 1991 y el 2013 el desgaste de este grupo social ha sido preocupante, pasando de representar al 70 % de los hogares al 63 %, lo que contrasta con un descenso más moderado o con el saldo positivo que se ha producido en este mismo período de tiempo en otros países europeos como Francia o los Países Bajos.
Fuente: Pew Research Center
En los últimos años también el Fondo Monetario Internacional ha recalcado la necesidad de recuperar el peso perdido por las rentas medias en las economías avanzadas para evitar el riesgo de una crisis de la clase media que frene la recuperación de la actividad económica.
Según el informe del PRC, que coincide con las conclusiones que ha extraído la OCDE sobre este tema, sería necesario mirar hacia Estados Unidos para encontrar otra economía avanzada con una clase media más pequeña. El problema de España, como el de Estados Unidos, ha sido el aumento de la desigualdad en estos últimos años. Así, la clase baja (que el estudio sitúa en los hogares con menos de 21.257 dólares anuales de renta) suponía el 25 % del total en el 2013, el porcentaje más elevado dentro de la muestra (el estudio no incluyó ni a Portugal ni a Grecia). Paralelamente, la clase alta suponía un 14 % del total, también un porcentaje sensiblemente superior al del resto de países europeos, lo que explica por qué el grupo del medio (la clase media) ha quedado tan reducido.
En los últimos años también el Fondo Monetario Internacional ha recalcado la necesidad de recuperar el peso perdido por las rentas medias en las economías avanzadas para evitar el riesgo de una crisis de la clase media que frene la recuperación de la actividad económica. La pregunta clave en este punto es saber si lo que se ha perdido durante los años de la crisis se puede recuperar. Algunos datos muestran una respuesta de cierta esperanza. Por ejemplo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el índice de riesgo de pobreza o exclusión social en España (llamado indicador Arope) se situaba en el 2016 en el 28 %, por debajo del máximo del 29,2 % alcanzado en el 2014. Aunque todavía queda muy por encima del 23,8 % del 2008, esta ligera mejora parece significativa.
Se observa un cambio de tendencia en los últimos datos sobre distribución de la renta del Ayuntamiento de Barcelona, correspondientes al 2016. Según estos datos, la mejora del mercado laboral y la reducción del paro habrían empezado a dar sus frutos y el porcentaje de barceloneses que vivían en barrios con rentas medias creció ese año, pasando del 44 % al 47,8 %.
También se observa un cambio de tendencia en los últimos datos sobre distribución de la renta del Ayuntamiento de Barcelona, correspondientes al 2016. Según estos datos, la mejora del mercado laboral y la reducción del paro habrían empezado a dar sus frutos y el porcentaje de barceloneses que vivían en barrios con rentas medias creció ese año, pasando del 44 % al 47,8 %. Aquí tampoco se ha recuperado lo perdido durante los años de la crisis (en el 2007 ese peso era del 59 %), pero sí que empieza a verse un cambio de tendencia.
Habrá que ver si se puede recuperar, y en este caso en cuántos años, el peso que tenía la clase media en España antes de la crisis. La evolución del mercado laboral y de los salarios será clave en este objetivo, tal como apuntan todos los estudios. La eficacia de las políticas redistributivas también. Pero, en todo caso, el ritmo de recuperación se augura lento y requerirá herramientas para reducir los indicadores de desigualdad.
Es cierto que la crisis económica empieza a verse por el retrovisor y que muchos de los indicadores de actividad nos dicen que la recuperación es una realidad que se va consolidando. Sin embargo, casi una década de crisis no se supera sin dejar cicatrices, y esta ha dejado unas cuantas que necesitarán tiempo para curarse o que sencillamente quedarán para siempre. La salud de la llamada clase media es uno de esos damnificados por la crisis. Todos los indicadores muestran que este grupo (que generalmente se define como el formado por los hogares con una renta disponible anual entre dos tercios y el doble de la renta media) ha sufrido un fuerte desgaste durante los años de la crisis, lo que en otras palabras significa que ha perdido volumen y peso sobre el conjunto de la población. La clase media es hoy en día un poco menos «reina» de lo que era hace una década.
Entre ese 10 % más rico y ese 25 % más pobre se sitúa una clase media que ha ido perdiendo peso y que destina gran parte de sus ingresos a cubrir el coste de la vivienda.
Según los datos de la última Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, entre el 2011 y el 2014, año en el que empezaron a darse los primeros síntomas de recuperación de la economía, la renta media de las familias españolas se redujo en un 9,7 %. Paralelamente aumentaron los indicadores de desigualdad, con una mayor concentración de la riqueza en los estratos más altos y un ensanchamiento de los grupos de base con rentas más bajas. Y, por lo tanto, con una clase media que ha menguado. Así, según el organismo, en el año 2014 el 10 % de los hogares más ricos abarcaba el 52,8 % de toda la riqueza de España. De hecho, el 1 % más rico había pasado de acumular el 16,87 % de la riqueza en el 2011 a tener el 20,23 % al cabo de tres años. Por el contrario, según los datos del Banco de España, el 25 % de los hogares más pobres acumulaban en el 2014 más deudas que activos, con un patrimonio negativo de 1.300 euros de media.
Entre ese 10 % más rico y ese 25 % más pobre se sitúa una clase media que ha ido perdiendo peso y que destina gran parte de sus ingresos a cubrir el coste de la vivienda. Es el resultado de años con un mercado laboral marcado por el elevado paro y unos salarios a la baja que han dejado sin efecto la fuerte caída de los precios en el mercado inmobiliario. Ahora esos precios empiezan a recuperarse pero los salarios todavía no, con lo cual una parte de esa clase media que todavía vive con saldo positivo podría acabar engordando las filas de la clase baja.
El impacto de la crisis ha sido determinante en el cambio del mapa socioeconómico del país, y uno de los efectos más evidentes ha sido el traspaso de tres millones de personas de la clase media a los estratos más vulnerables de la sociedad.
Este desgaste de la clase media que apunta la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España para el 2011-2014 se suma a la pérdida de peso que este estrato social había acumulado ya durante la primera etapa de la crisis económica. Este efecto se observa bien si se miran los datos del estudio Distribución de la renta, crisis económica y políticas redistributivas, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), que analiza el período comprendido entre el 2003 y el 2013. Según esta monografía, la renta disponible de los hogares españoles se redujo en un 20 % en ese tiempo. De hecho, el impacto de la crisis ha sido determinante en el cambio del mapa socioeconómico del país, y uno de los efectos más evidentes ha sido el traspaso de tres millones de personas de la clase media a los estratos más vulnerables de la sociedad. Los datos hablan por sí solos. Según el estudio, en el 2003 el 59 % de la población española pertenecía a familias situadas en niveles de renta intermedios, es decir, entre el 75 % y el 200 % de la renta media, y un 31 % se situaba en niveles inferiores. Diez años después, estos porcentajes habían cambiado, hasta el 52 % y el 39 % respectivamente.
El hecho de que la mayor parte de la renta disponible de las familias (el 75 %) provenga de los salarios y de que estos hayan disminuido directamente o desaparecido con un paro disparado explica, según los autores del informe, por qué se ha producido este importante traspaso.
Y aunque la crisis no ha sido exclusiva de este país, si se miran los datos de un informe del think tank estadounidense Pew Research Center (PRC), España ha sido uno de los estados europeos donde este impacto sobre la clase media ha sido más alto. Según este centro, entre 1991 y el 2013 el desgaste de este grupo social ha sido preocupante, pasando de representar al 70 % de los hogares al 63 %, lo que contrasta con un descenso más moderado o con el saldo positivo que se ha producido en este mismo período de tiempo en otros países europeos como Francia o los Países Bajos.
Fuente: Pew Research Center
En los últimos años también el Fondo Monetario Internacional ha recalcado la necesidad de recuperar el peso perdido por las rentas medias en las economías avanzadas para evitar el riesgo de una crisis de la clase media que frene la recuperación de la actividad económica.
Según el informe del PRC, que coincide con las conclusiones que ha extraído la OCDE sobre este tema, sería necesario mirar hacia Estados Unidos para encontrar otra economía avanzada con una clase media más pequeña. El problema de España, como el de Estados Unidos, ha sido el aumento de la desigualdad en estos últimos años. Así, la clase baja (que el estudio sitúa en los hogares con menos de 21.257 dólares anuales de renta) suponía el 25 % del total en el 2013, el porcentaje más elevado dentro de la muestra (el estudio no incluyó ni a Portugal ni a Grecia). Paralelamente, la clase alta suponía un 14 % del total, también un porcentaje sensiblemente superior al del resto de países europeos, lo que explica por qué el grupo del medio (la clase media) ha quedado tan reducido.
En los últimos años también el Fondo Monetario Internacional ha recalcado la necesidad de recuperar el peso perdido por las rentas medias en las economías avanzadas para evitar el riesgo de una crisis de la clase media que frene la recuperación de la actividad económica. La pregunta clave en este punto es saber si lo que se ha perdido durante los años de la crisis se puede recuperar. Algunos datos muestran una respuesta de cierta esperanza. Por ejemplo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) el índice de riesgo de pobreza o exclusión social en España (llamado indicador Arope) se situaba en el 2016 en el 28 %, por debajo del máximo del 29,2 % alcanzado en el 2014. Aunque todavía queda muy por encima del 23,8 % del 2008, esta ligera mejora parece significativa.
Se observa un cambio de tendencia en los últimos datos sobre distribución de la renta del Ayuntamiento de Barcelona, correspondientes al 2016. Según estos datos, la mejora del mercado laboral y la reducción del paro habrían empezado a dar sus frutos y el porcentaje de barceloneses que vivían en barrios con rentas medias creció ese año, pasando del 44 % al 47,8 %.
También se observa un cambio de tendencia en los últimos datos sobre distribución de la renta del Ayuntamiento de Barcelona, correspondientes al 2016. Según estos datos, la mejora del mercado laboral y la reducción del paro habrían empezado a dar sus frutos y el porcentaje de barceloneses que vivían en barrios con rentas medias creció ese año, pasando del 44 % al 47,8 %. Aquí tampoco se ha recuperado lo perdido durante los años de la crisis (en el 2007 ese peso era del 59 %), pero sí que empieza a verse un cambio de tendencia.
Habrá que ver si se puede recuperar, y en este caso en cuántos años, el peso que tenía la clase media en España antes de la crisis. La evolución del mercado laboral y de los salarios será clave en este objetivo, tal como apuntan todos los estudios. La eficacia de las políticas redistributivas también. Pero, en todo caso, el ritmo de recuperación se augura lento y requerirá herramientas para reducir los indicadores de desigualdad.