Juan Marsé
El escritor Juan Marsé en 2008. © Lisbeth Salas

Juan Marsé, de obrero escritor del Guinardó a narrador de Barcelona

Un año después de la desaparición del escritor, la ciudad le rinde homenaje en la biblioteca que lleva su nombre

El 8 de enero de 1933 nació en Barcelona Juan Faneca. La muerte de su madre tras el parto precipitó que su padre, taxista, lo ofreciese en adopción a un desventurado matrimonio, a quienes recogió recién salidos del hospital tras la pérdida de su hijo nonato. El pequeño Juan, pasó entonces a apellidarse Marsé, y así empezó la historia de quien se convertiría en el escritor de la ciudad real y de la imaginaria, el narrador de Barcelona.

Pasó su infancia en el barrio del Guinardó, en la época de la posguerra, y lo convirtió en el telón de fondo de muchas de sus novelas, junto a los barrios colindantes del Carmel o Gràcia. Alimentó su imaginación también con la pasión por el cine americano y, aunque empezó siendo joyero, acabó por darse cuenta de que su verdadera vocación era la de escribir.

En su literatura encontramos la Barcelona que en las Olimpiadas del 92 fue maquillada; la de los enfrentamientos entre trabajadores y burgueses universitarios y la infancia perdida; la de la diferencia de clases. Consiguió unir dos mundos que sólo podían convivir en sus historias de ficción, en un realismo tan social como crítico, tejiendo personajes inolvidables, reconocibles y cercanos, y dejando testigo del gran inventor de caracteres que fue.

Consiguió unir dos mundos que sólo podían convivir en sus historias de ficción, en un realismo tan social como crítico

Hace un año, el escritor se marchó para siempre, en el mismo barrio que le vio nacer, y dejó tras de sí la estela legendaria de ser el narrador más influyente de la generación de los 50, la de los niños de la guerra, corriente a la que perteneció junto a sus amigos Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, José María Castellet, Gabriel Ferrater, José Agustín Goytisolo y Manuel Vázquez Montalbán, con quien se juntaban en la famosa tertulia del bar Cristal de Barcelona.

A pesar de su amor por el cine, no se llegó a sentir cómodo con ninguna de las adaptaciones cinematográficas que se hicieron de sus libros, como tampoco de la película homenaje sobre su gran amigo Gil de Biedma —eran conocidos como los inseparables por su amistad–, El cónsul de Sodoma, a la que llegó a tachar de poco menos que infame y una ofensa a la memoria del poeta. Por lo que, tras su desaparición, rendirle cuentas a su obra y al hombre que fue, no sólo era necesario, sino que debía tomar un tono íntimo, lleno de verdad y toques de fábula que encontramos en sus libros.

A mediados de julio se pudo celebrar por fin el merecido homenaje que la pandemia silenció tras su muerte y en la biblioteca del Carmel que lleva su nombre se reunieron entre familia, amigos y admiradores, algunos de sus personajes más emblemáticos como el Pijoaparte o la prima Montse con su oculta historia. “Tenía un tremendo oído que le permitía escribir en un lenguaje muy cuidado y astutamente incorrecto. Escribía en castellano barcelonés”, dijo Eduardo Mendoza a propósito de su modo de escribir.

Coincidiendo con el memorial, se ha inaugurado en la misma biblioteca, que está especializada en novela barcelonesa contemporánea y cuenta con un exhaustivo fondo de novela y narrativa de la ciudad desde principios del siglo XX hasta la actualidad, una exposición sobre la vida del autor, organizada por Bibliotecas de Barcelona con la colaboración del Círculo de Cultura Sinatrahem. La muestra combina fotografías del archivo familiar del escritor junto a textos de su biógrafo Josep Maria Cuenca, además de hacer hincapié en la relación de Marsé con el Carmel.

Exposición Juan Marsé
Exposición sobre el escritor en la biblioteca del Carmel.

Dicen que huía de las entrevistas, pero era un gran conversador. Como en su literatura, Juan Marsé desconfiaba en abierto de la nostalgia y no se vampirizó con el pasado. También cuentan que le ponían nervioso los agasajos, aunque le gustaban los premios pero sólo por la familia. Y como dice su hija Berta, también escritora —y muy buena, por cierto— “le gustaba leerlos, más que escucharlos”. De los diversos que recibió en vida, cabe destacar que en 2008 se le otorgó el Premio Cervantes de las Letras Españolas.

Como en su literatura, desconfiaba en abierto de la nostalgia y no se vampirizó con el pasado

El niño que jugó en la montaña del Carmel, que soñó con las películas del oeste, y que vivió los años convulsos de la posguerra barcelonesa, consiguió pasar de ser un obrero escritor a ser el gran retratista del alma de la ciudad en la que nació. Tuvo una gran capacidad de observación y fabulación, y un talento innato para contar historias desde los aventis con los que se entretenía de pequeño hasta las 17 obras que nos ha legado. Y del mismo modo, la historia de su adopción fue una hermosa fábula que contar.

Se marchó hace un año, pero nos dejó Viaje al sur (2020), un texto que el propio Marsé entregó en 1963 y que se había dado por perdido, y que Lumen ha editado de manera póstuma. Y en este 2021 se ha publicado Notas para unas memorias que nunca escribiré, el libro de sus no-memorias que dejó entregado para publicar poco antes de su muerte.

Se marchó hace un año, pero nos dejó Viaje al sur (2020), un texto que el propio Marsé entregó en 1963 y que se había dado por perdido

“En un mundo tan inflamado de vanidad como el literario, Juan Marsé fue siempre severo, humilde y extraordinariamente exigente consigo mismo y con los demás” comentaba Andreu Jaume, la persona detrás de la edición de Viaje al sur y con quien el escritor compartió muchos ratos en sus últimos meses.

Como los que compartió con Berta, su hija, estando en el hospital. Ella leyó un fragmento de un texto que encontró a los pocos días de la muerte de su padre, en una libreta que Marsé solía llevar encima. Y dice así: “Si has amado, si te han amado, sabrás en la vejez que ese fue el verdadero y poderoso lazo que te ató a la vida, el único que merece ser recordado”.

Hijos Juan Marsé
Los hijos de Juan Marsé visitando la exposición homenaje a su padre.