La chispa que encendió la última novela de Marta Orriols (Sabadell, 1975) la encontró en la televisión. Escuchando a la excorresponsal de TV3 y Catalunya Ràdio en el Líbano, Txell Feixas, la escritora empezó a pensar en la vida de una corresponsal, alejada de la familia y los amigos, en una realidad completamente diferente, muchas veces más dura. “¿Qué debe hacer cuando se apagan los micros?”, se preguntó.
Estaba interesada en hablar de alguien que vuelve y, a partir de la figura de Feixas, la escritora “puso vida literaria”, sin dejar de contactar con ella para entender como era su día a día en Oriente Medio y aproximarse al mundo periodístico, una profesión que ve parecida a la literatura, las dos “buscan la verdad y juegan con la emoción”.
Tejer una historia sobre una corresponsal llevaba implícito viajar para ver cómo trabaja, pero una pandemia cambió los planes de Orriols para construir Ese lugar al que llamamos casa (Destino), empezada a escribir en 2020, con la crisis sanitaria incluso llegándola a bloquear. Cuando las fronteras reabrieron, la autora ya tenía la novela muy encaminada, con una protagonista, Valentina, volviendo a Barcelona, después de abandonar forzadamente la idea inicial de situarla en el Líbano.
A pesar del viaje de vuelta, decidió incluir escenas ambientadas en Oriente Medio, supliendo la distancia escuchando crónicas como las de Feixas, pero también leyendo a otro corresponsal, Agus Morales. Cuando necesitaba ver cómo eran los escenarios y no lo encontraba en los medios, recurría a Getty Images.
Definida la protagonista y su camino, Orriols no se preocupó demasiado por la trama, “no me acostumbran a gustar mucho”, ni tampoco en cómo evolucionaría el personaje, “no suelo saber dónde voy”. Lo que sí que sabe que le importa son las relaciones personales. Con la familia, a pesar de que sea una “donde nunca pasan grandes cosas” y el peor problema que tiene es la falta de comunicación, los amigos y las parejas. En este viaje de retorno, también vital, Valentina sentirá curiosidad por una mujer y se reencontrará con su ex. Pequeños conflictos que nutren las decisiones que va tomando el personaje.
“La literatura que me interesa es un diálogo con la vida”, resume. Y la pregunta de fondo esta vez será cómo afecta el paso del tiempo y la distancia, y qué se puede considerar como casa, a pesar de que la escritora catalana ya señala que “casa no es el lugar donde has nacido sino dónde sientes que puedes ser tú mismo”.
La tercera y última novela de Orriols se publica este miércoles en catalán, La possibilitat de dir-ne casa (Proa), y en castellano saldrá a la venta la semana que viene con Destino. Con esta historia que empieza en un aeropuerto, Orriols vuelve y cambia de editorial en catalán por una decisión personal después de haber publicado sus primeros libros en Periscopi, concretamente, los cuentos de Anatomia de les distàncies curtes (2016), y las novelas Aprendre a parlar amb les plantes (2018) y Dolça introducció al caos (2020). En castellano, Aprender a hablar con las plantas y Dulce introducción al caos, ambas fueron editadas por Lumen, 2018. Con el éxito de su primera novela, la autora ha conseguido ser traducida a dieciséis idiomas, entre las que están el inglés, el francés, el italiano, el chino o el árabe.