Jordi Riera es investigador y divulgador de contenidos culturales relacionados con los dibujos y la historia.
EL BAR DEL POST

Jordi Riera Pujal: La historia y la vida en viñetas

Son buenos tiempos para la gente a la que nos gusta la cultura. El número de obras  interesantes a descubrir y degustar se ha multiplicado gracias al acceso de las minorías a una cierta visibilidad y a la potente recuperación del talento femenino, sepultado durante décadas por la misoginia”. Estas palabras cobran peso por ser Jordi Riera Pujal quien las pronuncia, a pie de barra, tras haber optado por tomarse lo mismo que otro parroquiano, para darse el gusto de poder decir “que sean dos”.

Incapaz de entender qué hacen toda esas personas yendo arriba y abajo cuando le toca madrugar, ha llegado al Bar al anochecer. “No le veo ningún interés en ver cómo sale el sol, me gustan más los rojos y púrpuras de cuando desaparece, que anticipan la oscuridad”. 

Artista plástico con una treintena de exposiciones a sus espaldas, escritor, director de la revista cultural Tentacles, estudioso y divulgador del mundo del cómic y el humor gráfico de referencia, autor o coautor de diversos títulos sobre el tema, se define a sí mismo como “un hombre que navega por la mediana edad, aunque si doblo los años que tengo, los números no me salen”. Su sonrisa delata una profunda satisfacción por su nueva obra, el recién publicado Historia gráfica de la Guerra Civil (RBA), pergeñado junto con Jaume Capdevila: un impresionante compendio del humor gráfico de los años de contienda, que explica la guerra y sus complejidades a través del dibujo y el humor. “Me ha encantado sumergirme durante meses en archivos privados y públicos para encontrar y seleccionar maravillas gráficas poco conocidas”.

Una labor, la de explicar historias y la Historia a través de obra gráfica y humorística, que también mantiene día a día a través de Humoristan, un museo digital dedicado al humor gráfico creado por el dibujante JL Martín y donde el parroquiano ejerce de director de contenidos. “Ahí colgamos exposiciones, entrevistas, textos y muchos dibujos”.

— Entre libros, exposiciones, charlas y el museo virtual casi no debes tener tiempo ni de respirar.

— Pues también estoy jugando a esconder mis contradicciones en una novela. Soy optimista, creo que llegará un día en que le podré dar el visto bueno.

Muerte (figurada) de un viajante

Hubo un tiempo en que Jordi madrugó. “Vendí objetos que me gustaban a comercios minoristas durante muchos años. Fue interesante conocer a gente y visitar algunos países. Era una vida como la de Willy Loman en Muerte de un viajante, con mujer y dos hijos, pero la mía la sentía más próxima a la comedia que a la tragedia”. En aquella época confiesa que empezaba temprano a conducir el coche “en modo piloto automático” y se despertaba aparcando en ciudades como Manresa, Olot o Tortosa. “Allí empezaba mi día”. 

En 2009, cuando se hallaba cerca de la cincuentena, sufrió la pérdida de su hermano, el clarinetista Carles Riera, “una persona muy cercana y un músico profesional brillante”. Coincidió en el tiempo que el sector profesional en el que se movía iba camino de desaparecer. “Las prioridades de la sociedad siempre van cambiando y las mías en aquel momento también lo hicieron”.

Jordi Riera se ha sumergido en explicar la guerra y sus complejidades a través del dibujo y el humor.

Fue entonces cuando decidió lanzarse y escribir un libro sobre la historia del cómic en catalán. “Con sorpresa por mi parte, el gremio de los estudiosos de las viñetas me aceptó como uno más. Me transformé en investigador y divulgador de contenidos culturales relacionados con los dibujos y la historia”. Así lo acredita una frenética actividad que le ha caracterizado en estos últimos años.

“En mi vida profesional, destacaría el hecho de poder narrar historias y lograr que interesen a alguna gente. Pienso que las historias sirven para ayudar a llenar el vacío que todos llevamos a cuestas. Creo que fue Ricardo Bofill quien dijo una vez que la satisfacción por el buen término de un trabajo creativo tenía que durar el lapso de tiempo de un orgasmo. Suelo pensar que te hace sentir más vivo tener ideas y proyectos que el hecho de dar por finalizado un proyecto”. 

Una ciudad donde la vida se acelera

“Para los que vivimos en el área metropolitana, Barcelona es nuestra capital. Donde suceden las cosas interesantes. Un espacio donde la vida se acelera. Siempre es un placer descubrir sus rincones”, explica el parroquiano, el cual identifica la urbe con su primigenia noción de libertad. “Recuerdo de muy jovencito haber bajado con la familia al teatro Capsa para ver El retaule del flautista. Estábamos al final del franquismo, casi todo era gris, aburrido y mediocre. Ese musical en catalán con una escenografía moderna, una interpretación sin aspavientos y un mensaje que me pareció transgresor quedó grabado en mi memoria. Otra realidad era posible. No paré hasta conseguir un álbum conteniendo las canciones, que puse mil veces”. 

Riera acaba de publicar Historia gráfica de la Guerra Civil (RBA).

Parte de aquel retaje libérrimo parece haber quedado sepultado por “el puritanismo de los actuales gobernantes de la ciudad. No me interesan sus sermones, ni la imposición que hacen de su modelo de ciudad. Barcelona siempre ha sido la suma de muchas Barcelonas”.

–¡Igualito que nuestra oferta culinaria! Tenemos de todo para que te pegues una buena cena: menú, carta, tapas, raciones, bocatas o los siempre socorridos platos combinados.

A Jordi Riera Pujal se le escapa entonces una sonora carcajada: “el plato combinado, no sé si será políticamente correcto decirlo, creo que es una aberración”. Y sigue riendo con la complicidad de otros parroquianos.

— Espero que el Club de Defensores del Plato Combinado, no me demande. En mi opinión, los gustos se han de mezclar en el estómago, ¡no en el plato ni en la boca!