Dissenyador André Ricard
El diseñador André Ricard junto a algunos de sus diseños, en una imagen del documental André Ricard. El diseño invisible. ©Poldo Pomés
ENTREVISTA A ANDRÉ RICARD

“Hay una gran nostalgia de las cosas que funcionaban bien, de ahí el respeto a lo vintage”

Tuvo el privilegio de correr durante un kilómetro con la antorcha que él mismo había diseñado para los Juegos Olímpicos de Barcelona, acaba de recibir el premio DesignEuropa a toda una trayectoria, y aplaude el documental André Ricard. El diseño invisible sobre su legado, que firman Poldo Pomés y Xavier Mas de Xaxàs

Antes del confinamiento Pomés y Mas de Xaxàs entraron en su despacho e hicieron una radiografía de sus proyectos. “El otro día vi por primera vez el documental André Ricard. El diseño invisible y me gustó mucho. Poldo es un maestro en el montaje y Xavier me hizo preguntas pertinentes. Tengo que decir que Poldo se ocupó de todo. Yo le dije que tenía que hablar con Santa & Cole y que contactara con la familia Puig, con quienes he tenido un trato profesional y amistoso de más de cuarenta años. Poldo habló con Mariano Puig antes de que falleciera…”.

Hace muchos años André Ricard (Barcelona, 1929) recibió el encargo de un frasco para el Agua Lavanda de Puig. “Fui acogido con mucho respeto, un respeto que ha durado cuarenta años. Ha sido el cliente que me ha dado la mejor continuidad, con un afecto mutuo. Aquella botella se hizo famosa porque Joan Miró se fijó en ella e hizo una escultura inspirada en ella a la que le añadió algunos elementos y la transformó en Femme. Le encargaron la escultura para un parque de Tenerife y ahora hay una copia en la sede central de Puig”.

Cada anécdota de la vida y obra de Ricard está recogida en su despacho de la zona alta de Barcelona donde recibe a sus visitas. “En esta foto estoy con Joan Miró”, señala después de hablar de la escultura Femme.

El diseñador André Ricard
André Ricard con su lámpara Fontana, de 1970, reeditada por Santa & Cole. ©Poldo Pomes

Pionero del diseño industrial

Cuando empezó, su profesión no existía, y por eso se atreve a decir que es uno de los pioneros del diseño industrial, junto a Miguel Milá con quien tiene muchas cosas en común. Ha escrito muchos libros en los que reflexiona a lo largo y ancho del diseño y sabe que algunos de sus objetos funcionan muy bien. “La botella de leche Rania fue uno de mis primeros hallazgos, conseguí darle una forma para que fuera más fácil servir la leche; los interruptores Ibiza son perfectos porque cuando enciendes o apagas la luz no te importa si el interruptor es bonito, tiene que ser eficaz, y el cenicero Copenhagen consigue que la ceniza no vuele”.

Quizás su encargo más glamuroso fue la antorcha. “Yo no sabía que Barcelona aspiraba a ser la sede de los Juegos Olímpicos. Y una tarde de 1987 me llamó Josep Miquel Abad para proponerme diseñar el contenedor del dossier olímpico para presentar la candidatura de Barcelona en Lausanne, a los miembros del Comité Olímpico, y me dijo que la parte gráfica la haría Miserachs. Fue un éxito total. A la vuelta de Suiza me preguntaron qué quería diseñar y les contesté que la antorcha”.

— ¿En qué se inspiró?

— Estudié con detalle las antorchas que se habían diseñado antes para las Olimpiadas. Quería que fuera un objeto que correspondiera con el tiempo que se iba a utilizar y que fuera metálica. No era tan sencillo porque tenía que tener en cuenta varias cosas, como que no intoxicara a la persona, a los atletas que tenían que transportarla, que no pesara mucho y que fuera bonita.

— ¿Qué recuerda de la Barcelona del 92 y qué queda de aquel espíritu olímpico?

— Recuerdo una ciudad fantástica y el entusiasmo de la gente. Aquella energía positiva de todos a uno se ha perdido por completo. Años más tarde se intentó mantener el pulso de la ciudad con el Forum de las Culturas que impulsó un barrio, pero que no funcionó como motor de la ciudad.

“El Forum de las Culturas impulsó un barrio, pero no fue un motor de la ciudad”

— Ciudadano de Barcelona, ¿qué cosas cree que se deben revisar?

— El futuro no se puede imaginar porque nunca será lo que hemos pensado. Pero si me hace esta pregunta, le diré que lo primero que deberían hacer es reducir la circulación de coches. Lo ideal es que los servicios públicos sean tan perfectos que te permitan prescindir de los servicios privados. El ciudadano tendría que tener un autobús o un metro a quinientos metros de su casa.

— ¿Cree que la solución es la bicicleta?

— De los dieciocho a los setenta la bicicleta sí que funciona, pero a partir de los setenta es muy arriesgado.

diseñador André Ricard
André Ricard acaba de recibir el premio a la trayectoria profesional DesignEuropa, que otorga la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).

— Entre los objetos de su despacho destaca un enorme botón. ¿Qué es un botón para usted?

— Para mí es un objeto perfecto que cumple su función, al igual que un lápiz, un tenedor, un vaso o una taza. Creo que ahora se vive una gran nostalgia de las cosas que funcionaban bien y que habían desaparecido por márketing, y por eso hay un respeto a lo vintage.

André sigue en activo y no quiere acabar la charla sin destacar su colaboración con la Fundación Mas Casadevall de Banyoles (Girona), que acoge a un grupo de personas adultas con trastorno del espectro autista. “Les hago diseños que luego ellos fabrican y consiguen sus beneficios. Son muy meticulosos y lo hacen muy bien”.