La artista visual argentina Guadalupe Plaza, afincada en Barcelona.
EL BAR DEL POST

Guadalupe Plaza Petersen: La comprensión emocional de la naturaleza

“En el ejercicio diario que hacemos los artistas, de reconocernos en imágenes que surgen muchas veces no sabemos bien de dónde, existe siempre la opción de saltar. De ceder al vacío y darlo todo por algo que ni siquiera sabemos si existe. De renunciar al perdón por tan absurda tarea. De atesorar los dardos que aciertan a nuestra cabeza, escalar el dolor y desafiar la soledad, la pasión, el amor, la angustia, la alegría, para salir a su encuentro. Escalar la belleza como una cumbre maldita: el abismo frente al que ya no podemos dar marcha atrás sin perder”. Guadalupe Plaza Petersen razona sobre todo ello, parafraseando a la artista Verónica García, mientras saborea un café a pie de barra.

Esta artista visual argentina, actualmente afincada en Barcelona junto con su marido y sus dos hijos, se ha curtido en escenarios culturales tan dispares como España, Argentina, Indonesia e Italia; ha expuesto en galerías de todo el mundo y tiene obra publicada en cabeceras tan diferentes como Time Out Hong Kong, Al-Tiba 9, Pupil Sphere, L’oeil de la Photographie o El Mocla.

Abogada de formación, un buen día decidió “no sentirme en mi zona de confort” y buscar ahondar en su contacto con la naturaleza, buscando “una comprensión emocional de esta” a través de la imagen. Así empezó un largo proceso creativo “que creo que tiene mucho que ver con la exploración y con el autoconocimiento, para crear desde un cierto abismo y vacío. Una exploración personal con una cierta fragilidad y ambigüedad intencionada, que habla del sentimiento de abandono, de separación, del tiempo y cómo el estado de las cosas está a punto de estallar”. 

Sobre estas premisas, la artista se sirve de la imagen como elemento necesario “para reflexionar sobre lo real, lo habitual y lo imaginario que sustentan nuestro mundo, nuestro deseo y nuestro dolor. Y sobre la conexión entre ciertos hitos como la edad adulta, la vida, la muerte y la manera de ordenarlos, escrutarlos, generar un cambio, una mutación, una regeneración que, a veces, llega involuntariamente”. 

Guadalupe Plaza es una enamorada de la oferta cultural de Barcelona y del modernismo.

En busca de la simbiosis perdida

Con un enfoque de su trabajo mucho más experiencial que didáctico, la parroquiana se interroga sobre “la separación de la humanidad con el medio ambiente” a través de su ambiciosa serie Retorno al Paraíso. “Mis fotografías, especialmente las de esta serie, funcionan como punto de encuentro, para hacernos reflexionar sobre la urgencia climática, generar conciencia ambiental y responsabilidad con el planeta que nos contiene y que habitamos”. ¿Cuándo se perdió esta conexión entre el hombre y su hábitat? ¿Cómo reconectar con un entorno cuyas simbiosis parecen haberse extraviado y que parece que está a punto de reventar? 

“Muchas de las imágenes son paisajes vacíos. Fotos tomadas en Sudamérica, en algunos lugares de mi tierra donde se puede sentir la pureza del paisaje. Esa sensación de soledad absoluta, inconmensurable, que no he percibido tanto en otros lugares viajando. Y, a partir de ese sentimiento, contar una historia”, explica la artista que en sus imágenes recrea “los escenarios, los entornos, esos territorios naturales inmaculados, indómitos, la virginidad del paisaje, la destrucción de la naturaleza, la demografía amenazante, fundiéndose entre lo fantástico o casi irreal”.

El objetivo ético es un cambio colectivo de rumbo, “para afrontar con éxito las transformaciones del planeta que nos afectan a todos”. Una transformación que pasa por procesos que nuestra especie es la única capaz de revertir.

—¿Y cómo enfocas tu trabajo?

—Me gusta trabajar primero a partir de un concepto o idea. Y es en ese proceso que se convierte en trascendental y fundamental para la producción de mi obra y para su transformación.

Plaza se ha curtido en escenarios culturales tan dispares como España, Argentina, Indonesia e Italia.

Afecto y respeto

Orgullosa “de mi perseverancia como artista, de mi resiliencia y del apoyo incondicional de mi familia”, la parroquiana lleva poco menos de un año en una Barcelona con la que mantiene “una relación de afecto y respeto”.

Enamorada “de la oferta cultural de la ciudad, su arquitectura, sus calles y planos casi perfectos, las playas y las montañas, la gente y los espacios verdes”, se arrebata ante la magnificencia del Modernismo catalán “con su personalidad propia y moderna basada en la idea de romper con las formas de pasado y crear un nuevo arte. Es una tendencia arquitectónica que rompe con los criterios tradicionales y busca nuevas formas de edificar que paralelamente dan gran relevancia a la estética. Es culta y sensible al arte y nos ha dado grandes genios como Lluís Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí”. 

—¿Y por aquí en qué andas trabajando?

“Estuve trabajando en FotoNostrum, una galería de arte de fotografía, lo que ha sido para mí una muy linda y gratificante experiencia”, replica Guadalupe Plaza Petersen antes de guardar unos segundos de silencio y retomar la palabra, con un breve e intenso fulgor en la mirada y una franca sonrisa en el rostro: 

—¡Y sigo trabajando con mi obra, claro! 

—¡¡Y que no cese!!

Retorno al paraíso es el punto de encuentro para reflexionar sobre la urgencia climática, la conciencia ambiental y la responsabilidad con el planeta.