En los terrenos de la antigua lavandería hospitalaria, ha abierto puertas la nueva sede del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) para potenciar la investigación y dar respuesta a retos médicos como las terapias avanzadas, la inmunomodulación o el uso de los datos y la inteligencia artificial (IA), así como atraer talento. “Nos brinda muchas oportunidades de futuro”, defiende su directora, la doctora Begoña Benito. Despachos, laboratorios e infraestructuras científicas como un ciclotrón se encajan en el edificio recién terminado de construir, que tendrá capacidad para 600 investigadores y dará servicio a los 2.000 trabajadores del instituto. Es una de las primeras piezas que se desencalla del complejo sanitario, inmerso en un proceso de ampliación y modernización, con un presupuesto global de 300 millones de euros para unas obras que se prevé tener terminadas de cara a 2030.
Después de convocar un concurso de arquitectura internacional en 2017, el edificio del VHIR, diseñado por los despachos locales BAAS Arquitectura y Espinet/Ubach, cuenta con espacios amplios y abiertos, además de mucha luz natural. Ubicado entre el edificio docente de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Hospital de Traumatología, la primera piedra se puso a finales de 2021 y las obras se han alargado hasta el tercer trimestre de este 2024. Una vez terminadas, la mudanza de los primeros grupos de investigación empezó en septiembre, con la previsión de haberlos acabado de trasladar a todos antes de las fiestas de Navidad.
El presupuesto ha sido de un total de 43 millones de euros —40 millones de euros para la construcción del edificio y 3 millones de euros para equiparlo con la tecnología necesaria—, con aportaciones como un préstamo de unos 17 millones de euros de la Generalitat, tres millones de euros de la Fundación la Caixa y 250.000 euros de la farmacéutica Ferrer, así como recursos propios del VHIR, fondos Feder y donaciones privadas. A estas cifras, hay que añadir los casi 20 millones que se han invertido para incorporar un ciclotrón, un tipo de acelerador de partículas que permite encontrar nuevas herramientas de diagnóstico y tratamientos personalizados, con ejemplos como fármacos para tratar cánceres. En este caso, los recursos provienen de los fondos europeos.
Hasta ahora, los investigadores del VHIR se repartían entre los edificios Mediterránea y Collserola del Campus Vall d’Hebron, separados entre ellos y con tan solo 4.600 metros para la plantilla del instituto. Con la nueva sede, se llega a los casi 17.000 metros cuadrados, lo que implica un crecimiento del 300% en la superficie destinada a la investigación dentro de las instalaciones del hospital universitario. Además, se duplica el espacio para los laboratorios, con más de 5.500 metros cuadrados. El grueso de investigadores del VHIR estará instalado en este espacio, pero algunos grupos, con hasta 200 investigadores, seguirán en el edificio Collserola, detrás del nuevo centro.
Además de los laboratorios, ubicados en el primer y segundo piso, las instalaciones del VHIR cuentan con una planta subterránea en la que habrá infraestructuras científicas que darán servicio a los investigadores. En primer lugar, el ciclotrón, que pondrá el foco en la terapia génica, contará con 810 metros cuadrados. Luego habrá un centro de terapias avanzadas, con más de 200 metros cuadrados. El edificio se quiere abrir también a la ciudadanía, con actividades para fomentar la divulgación y la docencia. Arriba de todo, una cubierta verde ofrece un espacio de descanso.
En una futura fase de desarrollo, el VHIR acogerá un hub de innovación, en el que se quiere que spin-offs, corporaciones biotech y farmacéuticas e inversores se instalen bajo un mismo techo, un modelo que se está expandiendo por la ciudad después de casos de éxito como los edificios Pier del Tech Barcelona o el Barcelona Health Hub. Estará en el mismo edificio, en una zona aún por construir, con más de 2.200 metros cuadrados. El instituto está trabajando en definir cómo será, con la previsión de tener el proyecto terminado el año que viene y haber acabado las obras a finales de 2026.
El futuro Vall d’Hebron
Con el objetivo de mejorar su atención sanitaria e integración urbana, el centro público, una pequeña ciudad por la que transitan 50.000 habitantes cada día, emprendió un proyecto de ampliación y actualización hace siete años. Con una superficie total de unos 125.000 metros cuadrados, vallada y poco accesible, el campus se quiere abrir a su entorno, así como modernizar unos edificios construidos hace años y mejorar el funcionamiento interno de un complejo en el que conviven el propio hospital y el VHIR, pero también el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), el Centro de Esclerosis Múltiple de Catalunya (Cemcat) y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Además de la sede del VHIR, un espacio que ya se ha terminado ha sido el nuevo helipuerto, con el que se ha reducido a dos minutos el tiempo que pasa desde que el enfermo aterriza en la pista hasta que entra en urgencias.
Una de las piezas esenciales del futuro Vall d’Hebron será el nuevo edificio de atención ambulatoria para adultos, en el que se concentrarán casi todos los servicios ambulatorios, hasta ahora disgregados por el complejo. El nuevo ambulatorio, de 250 consultas repartidas en diez plantas, se calcula que supondrá una inversión de 70 millones de euros y estará ubicado al otro lado de la Ronda de Dalt, en el barrio de la Teixonera, justo delante del Hospital General. Se construirá sobre un edificio de propiedad municipal, conocido como la Losa. Este proyecto se había quedado un poco parado y se ha vuelto a activar, tras el anuncio del Govern y el Ayuntamiento la semana pasada de licitar la obra correspondiente a la primera fase de la ampliación, por un importe de 40 millones de euros.