¡Dios! Cinco pasiones cinematográficas (perspectivas sobre la espiritualidad cristiana)

El cine, desde sus inicios capacitado para representar lo irrepresentable y hacer realidad lo que solo la magia y el mundo del sueño permitían concebir (pensamos en la obra de Georges Méliès, por ejemplo), no solo no evitó el tema de Dios, sino que empleó el relato bíblico para ofrecer un gran número de variaciones, ya en los primeros años de siglo XX y hasta la actualidad.
Jesus Christ Superstar, 1973. Del director Norman Jewison. Fotografía de United Archives GmbH/Alamy Stock Photo.

El misterio de la encarnación de Dios conoce un camino de retorno, no menos enigmático, en la muerte de Jesucristo, que a su vez baliza la senda del comportamiento del cristiano. Se celebra en Pascua el final de una vida humana y la apertura a otra vida, ya espiritual, en la que no discurre el tiempo. Pero el salto de la temporalidad (incomprensión, finitud, sufrimiento) a la eternidad (paz, incorrupción y amor) no es sencillo ni agradable; requiere un trance penoso, el rebajamiento que narran todas las vidas de Cristo. El pasaje más paradójico, que fundamenta el movimiento espiritual que se conoce como fe, es la pasión: episodio en el que Dios asume un sufrimiento humano, o quizá inhumano (ningún hombre lo había padecido antes, pues nadie, como él, podría habérselo evitado). Ese libre posicionamiento en el centro de la injusticia, en una relación de absoluta dependencia a través de un padecimiento (pasión deriva de pathos, aquel sufrir libremente escogido), funcionará, desde su formulación en los evangelios, como fuente de consuelo para el creyente. Hará más tolerables los sufrimientos y angustias que deriven de la incomprensión, las persecuciones experimentadas, en suma, todo sufrimiento… como relata el apóstol Pablo en su Primera carta a los corintios.

El medio cinematográfico, desde sus inicios capacitado para representar lo irrepresentable y hacer realidad lo que solo la magia y el mundo del sueño permitían concebir (pensamos en la obra de Georges Méliès, por ejemplo), no solo no evitó el tema de Dios, sino que empleó el relato bíblico para ofrecer un gran número de variaciones, ya en los primeros años de siglo XX. Hasta la actualidad, con una reciente película centrada en la compleja/morbosa relación con María Magdalena, la vida de Jesucristo sigue suscitando interés. Y no siempre entre quienes se consideran más piadosos o practicantes, por sorprendente que pueda parecer. La selección de creaciones que se propone no sigue criterios artísticos ni puramente subjetivos (por supuesto, tampoco religiosos) sino que pretende ofrecer de forma contrastada diferentes perspectivas para la plasmación del mensaje cristiano.