Pere Navarro (Terrassa, 1959) es desde 2018 delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona, uno de los cargos del Estado de mayor peso en Catalunya. Desde que accedió a esta posición, la Zona Franca parece estar presente en todos los debates del área metropolitana. A través de la incubadora de empresas 4.0, el DFactory, el SIL o el BNEW el Consorci de la Zona Franca se ha convertido en una institución que va mucho más allá de su área administrativa.
— ¿Qué es la Zona Franca?
— El Consorci de la Zona Franca es una institución que tiene más de 100 años de vida y que nació porque a varias instituciones les pareció imprescindible crear un puerto franco para que Barcelona fuera competitiva en el comercio internacional. La Zona Franca actualmente es un consorcio donde está representado casi todo el mundo y, por tanto, todo lo que desarrollamos en el Consorci de la Zona Franca se hace por consenso. Esto es muy positivo porque, aunque exista un cambio de color político, se garantiza una cierta continuidad de los proyectos.
— ¿Qué actividad realiza el Consorci de la Zona Franca?
— El rol del Consorci es el de la promoción económica, básicamente industrial. Y esto, en pleno siglo XXI, se traduce en la industria 4.0. Si en los años 50 fabricar un 600 era muy innovador y ocupaba a mucha gente, ahora tenemos que buscar la misma fórmula: fabricación innovadora, ocupar a más gente y, sobre todo, hacerlo con una mirada a largo plazo.
— ¿Qué es Industria 4.0?
— Robótica, sensórica, inteligencia artificial, internet de las cosas, impresión 3D, etc. Todo esto es lo que se considera industria 4.0.
“Si en los años 50 fabricar un 600 era muy innovador y ocupaba a mucha gente, ahora tenemos que buscar la misma fórmula: fabricación innovadora, ocupar a más gente y, sobre todo, hacerlo con una mirada a largo plazo”
— ¿Y de todo esto el DFactory, el edificio donde estamos ahora, quiere ser el emblema?
— Ya lo es. En el DFactory tenemos empresas de robótica, de impresión 3D, profesionales que están trabajando con inteligencia artificial y otros con realidad aumentada. Es decir, todas estas actividades tienen lugar dentro del edificio del DFactory. La idea es que este edificio, que ha representado una inversión de 30 millones de euros para el Consorci, sea un punto de encuentro en el que todas estas empresas colaboren entre ellas y emerjan así todo tipo de nuevos proyectos. Aquí se instalaron empresas que no se conocían y, gracias a la relación establecida dentro del DFactory, han acabado generando proyectos conjuntos.
— ¿Ya hay ejemplos?
— Sí. Por ejemplo: tenemos un coche eléctrico realizado con impresión 3D que se ha generado a través de un proyecto conjunto con Leitat. Otro ejemplo: tenemos una empresa de Calaf que está trabajando en la detección de diferentes fracciones de basura mediante la inteligencia artificial y que ha colaborado con los equipos de Windforce para realizar un modelo del prototipo mediante la impresión 3D. Queremos que este edificio sirva justo para eso: para crear sinergias entre proyectos.
— ¿Y después?
— Queremos que impregne al conjunto del polígono y sea un reclamo. La idea de este edificio es contribuir a crear una relación entre varias empresas, grandes y pequeñas. Y que esa relación pueda favorecer al entorno. Por ejemplo, supimos que Wallbox estaba buscando un espacio para su fábrica: pues ahí está, en el polígono industrial. El DFactory es un edificio de prototipos, pero lo que queremos es que la segunda fase, que estará justo aquí al lado (con 70.000 metros cuadrados más), sea más un ámbito de fabricación.
— ¿Y ahora mismo qué nivel de ocupación tienen?
— Estamos contentos, la verdad. En estos momentos estamos al 65% de ocupación y este 2023 empezaremos a dibujar lo que será la segunda fase.
— Es decir, ya piensan en la ampliación.
— Sí, es la segunda fase del DFactory. Unos 70.000 metros cuadrados. Será el gran complejo de la industria 4.0. Queremos que sea un imán de atracción de empresas nacionales e internacionales de industria 4.0 y, al mismo tiempo, un lugar a partir del cual se extienda este tipo de actividad al conjunto del país.
“Queremos que sea un imán de atracción de empresas nacionales e internacionales de industria 4.0”
— ¿Y qué diferencia hay entre el DFactory y el Tech Barcelona, por ejemplo?
— Ellos se dedican más a todo el tema digital. Es decir, a la creación de plataformas digitales. Y nosotros abordamos básicamente el mundo industrial, el de la fabricación. Es cierto que todo tiene una parte digital, pero aquí todo lo enfocamos en la actividad industrial. Dicho esto: nosotros colaboramos con todo el mundo que sintonice con nuestra filosofía. Y el Tech Barcelona, por ejemplo, es un buen ejemplo. De hecho, ya hemos colaborado en las ediciones del Barcelona Tech Spirit. Y también tenemos acuerdos con el 22@, con Barcelona Activa o con Fira Barcelona, ya que la filosofía que nos alimenta es la misma.
— La sensación que puede tener la ciudadanía es que se hacen muchas cosas, pero que no hay un punto de coordinación entre todas ellas.
— Teóricamente, el punto de coordinación debería ser el Ayuntamiento. Pero no puede coordinarlo todo ni, hasta cierto punto, es bueno que lo haga. En el fondo, estamos hablando de una galaxia muy creativa. Hay mucha gente que está haciendo muchas cosas interesantes a la vez y, sobre todo, orientadas a esta nueva economía.
— ¿El futuro de Barcelona, y entendiendo Barcelona también con su área metropolitana, pasa por los sectores económicos más disruptivos?
— Es muy interesante que el mundo de las startups y el mundo de la innovación estén aquí. Pero necesitamos también grandes empresas, grandes industrias. Y ésta es una asignatura pendiente. Está muy bien que tengamos una pequeña y mediana empresa repartida por todo el territorio. Ahora bien, es fundamental tener grandes empresas industriales. Y de hecho, nosotros lo que queremos potenciar es justamente eso: la presencia de grandes empresas industriales como Wallbox.
“Queremos potenciar la presencia de grandes empresas industriales como Wallbox”
— Sus vecinos son Mercabarna, el Puerto y el Aeropuerto, tres grandes motores económicos de Catalunya. ¿Qué sinergias o relaciones existen entre ustedes?
— Aparte de ser vecinos, tenemos muy buena relación, ya que somos complementarios. Lo que intentamos vender, en el mejor sentido de la palabra, es esa ubicación geográfica privilegiada que, no lo olvidemos, está al lado de la región metropolitana de Barcelona. La potencia que tenemos juntos es muy grande.
— ¿Para coordinar todo esto cree que la figura de un alcalde metropolitano sería interesante?
— El mundo metropolitano lo que necesita es escalar, es tamaño. La ciudad de Barcelona tiene un término municipal pequeño y su tamaño es reducido, comparado con las grandes metrópolis europeas. Por lo tanto, necesitamos caminar hacia la región metropolitana de los 4 millones y medio de habitantes. Esta región queda dentro del arco metropolitano comprendido entre Mataró, Granollers, Sabadell, Terrassa, Martorell, Vilafranca y Vilanova. Todo lo que tenemos ahí dentro es la Barcelona real. Creo que sería bueno que hubiera algún tipo de gobernanza de esa Barcelona real. No sé si un alcalde metropolitano, pero debería existir esa gobernanza.
“Necesitamos caminar hacia la región metropolitana de los 4 millones y medio de habitantes. Esta región que queda dentro del arco metropolitano entre Mataró, Granollers, Sabadell, Terrassa, Martorell, Vilafranca y Vilanova”
— Parece complejo políticamente hablando.
— Sí, lo es. La Generalitat de Catalunya difícilmente aceptará que haya una gobernanza de un ámbito como éste, que reúne a una gran mayoría de la población de Catalunya. Pero es que posiblemente no es necesaria una estructura institucional, sino un ámbito operativo y de planificación. Ahora: lo imprescindible, si queremos competir con el resto del mundo, es tener más dimensión. Y la Barcelona de los 4 millones es esto.
— ¿Cuáles deberían ser los grandes consensos de Barcelona o del área metropolitana?
— Hay uno capital: el desarrollo económico. Las recetas son distintas, pero en determinadas cuestiones de promoción económica existe un gran consenso. En el BNEW, por ejemplo, vienen representantes de diferentes opciones políticas, pero las posiciones son bastante similares. La otra cuestión imprescindible es la educación. Las políticas educativas deberían ser como la Constitución. No puede llegar un gobierno nuevo y realizar otra ley de educación. Y el tercer tema es la movilidad. La movilidad dentro de una gran área metropolitana es una cuestión fundamental si queremos promocionar a la gran Barcelona. Necesitamos terminar el cuarto cinturón y mejorar las estructuras ferroviarias.
“La movilidad dentro de una gran área metropolitana es una cuestión fundamental si queremos promocionar la gran Barcelona”. Pere Navarro
— Además del DFactory, ¿qué otros proyectos tiene el Consorci?
— Tenemos un proyecto que nos hace mucha ilusión: la transformación del antiguo edificio de Correos, que está en la Via Laietana, en un edificio que sea útil para unir el mundo de la nueva economía y con la gente joven que no tiene trabajo. Vivimos en una gran contradicción: tenemos un paro juvenil gigantesco y, en paralelo, las empresas nos dicen que no encuentran perfiles profesionales para contratar. Pues bien, queremos crear un punto de encuentro entre los jóvenes que carecen de trabajo —estén formados o no—, las empresas que necesitan determinados perfiles profesionales y los sectores educativos.
— ¿Cuándo está previsto que abra?
— Es posible que este 2023 ya empiecen a pasar cosas. Pero no sólo depende de nosotros. Estamos hablando de un edificio de 30.000 metros cuadrados, por lo que hemos firmado un acuerdo de colaboración entre las tres instituciones que participamos: Correos, el Ayuntamiento de Barcelona y nosotros. Y, a partir de aquí, es necesario realizar la remodelación del edificio. Es un edificio catalogado y calculamos que realizaremos una inversión de unos 50 millones de euros.