Ciudades con propósito: más vivienda a precio asequible

Barcelona empieza 2025 con muchos propósitos, pero seguro que el más relevante es el de poner a disposición de la ciudadanía más vivienda, y a un precio asequible. Las ciudades no solo tienen que ser funcionales, seguras y eficientes, sino que tienen que responder a los retos y necesidades de sus vecinos. Una cosa es hablar de las ciudades con propósito a nivel teórico, aquellas que priorizan el bienestar de las personas, la sostenibilidad y la justicia social, y otra es llevar a la realidad estas voluntades, y esto no es tan fácil.

Para empezar, las ciudades no pueden solucionar solas el problema de la vivienda, hay que asumir este hecho. En segundo lugar, todas las ciudades expulsan habitantes y acogen a nuevos, es la ley del mercado. En tercer lugar, la iniciativa pública no puede cubrir la demanda de vivienda existente, y es imprescindible el concierto con la empresa privada.

Por eso, la voluntad y compromiso del Govern Illa de una construcción masiva de vivienda asequible es una buena noticia. El problema, en mi opinión, es la capacidad de producción. Pasar del propósito al hecho. El exceso de normativas complica de manera exagerada esta producción masiva de viviendas, que tendría que ser mucho más ágil de lo que es actualmente. No es de sentido común que, desde la disposición del solar, se tarden hasta cuatro años a entregar las llaves del piso.

La emergencia del acceso a la vivienda requiere un esfuerzo colectivo público y privado que no depende solo de la intervención gubernamental, sino también de la participación activa de los ciudadanos. Disponer de una legislación estable en materia de arrendamientos urbanos es fundamental para arrendatarios y arrendadores, así como garantizar la protección de la vivienda ante posibles ocupaciones. Garantizar un entorno legal y fiscal adecuado para las empresas promotoras de vivienda asequible tiene que formar parte de la solución. Involucrar a los operadores y promotores privados en el propósito significa generar unas condiciones adecuadas, que no especulativas, para que puedan recuperar la inversión y tener cierto retorno.

Para pasar del propósito a la realidad hará falta mucha cintura y mucho consenso en las medidas a activar. Esto quiere decir retirar medidas que no han tenido el impacto que deseado, como la reserva del 30% de vivienda de protección en nuevas promociones; rehabilitaciones en suelo urbano consolidado, y activar medidas como pueden ser incentivos fiscales para los jóvenes que acceden a su primera vivienda. Las ciudades con propósito están llamadas a la acción aquí y ahora.