El Premio Herralde de Novela vuelve a tener un titular este año, después de quedar desierto el curso anterior por primera vez en sus 40 años de historia. Lo ha ganado el cineasta Luis López Carrasco (Murcia, 1981), conocido por dirigir El año del descubrimiento, ganador del Goya a la mejor película documental hace dos años. Esta vez la premiada ha sido El desierto blanco, una novela que habla sobre la generación de la última crisis económica. A esta edición del premio, dotado con 25.000 euros, se han presentado casi 1.600 manuscritos.
Como viene de donde viene, López Carrasco no puede evitar que se le escape más de una vez un “he pensado esta película…” cuando se pone a explicar de qué va su novela. Olvidándose de los lapsus, el cineasta y escritor empezó a pensar en El desierto blanco hace más de diez años, en plena recesión, “un momento en el que, para mi generación, la crudeza de la crisis estuvo más marcada”. Por aquel entonces, recuerda que, reiteradamente, “cada mes, cada dos semanas”, algún amigo pasaba la noche en su casa porque al día siguiente tenía que coger un avión para emigrar a otro país. “Se me quedó dentro”, reconoce. Fue ese poso lo que le animó años más tarde a escribir la novela con la que ha ganado el premio otorgado por la editorial Anagrama.
Para hablar de ese trauma, el escritor sitúa a su narrador “en un futuro incierto desde el que rememora recuerdos de su pasado”. “Es una memoria generacional, pero también un esfuerzo de rastrear los momentos felices y las oscuridades que le estaban rodeando y que quizás explicarían por qué le expulsaron lejos de ahí, a un lugar ajeno”, defiende su autor. “Una historia que es la de nuestras vidas: el trabajo moderno, el turismo organizado, la amistad y sus rituales, el relato familiar, la memoria como dolor y como consuelo”, abunda Gonzalo Pontón Guijón, miembro del jurado.
En esta 41a edición del Premio Herralde de Novela, López Carrasco va acompañado de Camila Fabbri (Buenos Aires, 1989) como finalista. La escritora, también dramaturga y directora de cine, ha conseguido la plata con La reina del baile, “una novela que empezó a escribir como cuento y se hizo largo, largo”. En su caso, la trama empieza con un accidente, un tema recurrente en sus historias, como se puede adivinar en títulos como Los accidentes (2015) y Estamos a salvo (2022), aunque remarca que no ha sufrido ninguno. “Nunca estuve, pero me imagino mucho cómo sería estar en uno, pienso en ello y luego lo escribo”, sostiene.
“Es una narración avasalladora”, sostiene Gonzalo Pontón Guijón, “de una consciencia de la realidad tan extrema que corta como un cristal”. “Un viaje interior a la ruptura amorosa y a la crisis existencial”, añade Juan Pablo Villabos, también miembro del jurado, sobre Fabbri, quien presentó la novela bajo el seudónimo de Sarah Connor, heroina de Terminator. Pero no es ninguna pista sobre la trama, confiesa la autora, simplemente, una de sus muchas obsesiones, “microfanatismos” les llama. Pronto fue sustituida por la cantante Karen Carpenter. El foco está en la música, de ahí el título final de la novela, que piensa en el Dancing queen de ABBA, pero también en la televisión. Tanto la novela ganadora como la finalista se publicarán el próximo 22 de noviembre.