El camino se ha hecho largo y muy duro, pero este viernes ha sido un día de alegría en la antigua planta de Nissan en Barcelona. Un centenar de extrabajadores del fabricante automovilístico japonés hacían mil fotos y grababan emocionados la firma del acuerdo que asegura, de una vez por todas, su futuro y el de sus antiguos compañeros. El acompañante inesperado que han encontrado las cotizadas instalaciones de la Zona Franca ha sido la compañía china Chery, líder en exportación de vehículos. “España ha sido de gran interés para Chery”, ha sostenido en el acto el vicepresidente ejecutivo de Chery Automobile, Zhang Guibing, acompañado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el ministro de Industria, Jordi Hereu, y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès.
De la mano de la renacida marca histórica Ebro, Chery, de propiedad estatal y con sede en Wuhu, se convertirá en el primer fabricante chino que produce coches en España y en toda Europa, un hito para la industria automovilística española, segundo productor europeo y octavo exportador mundial. “No es frecuente asistir al renacimiento de una marca emblemática. Ebro forma parte de la memoria colectiva de muchísimos catalanes y del conjunto de la sociedad española, muchos trabajaron con sus camiones y tractores”, ha expuesto el presidente del Gobierno, quien ha celebrado el acuerdo que lo ha hecho posible: “Unidos somos imparables. Lo hemos demostrando trabajando codo con codo con el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona, la Generalitat y el Gobierno”. Hasta los Estopa se han colado en su discurso, recordando como se solidarizaron con los empleados de Nissan los hermanos Muñoz, extrabajadores de la Seat de Martorell antes de dedicarse a la música.
Los grupos de WhatsApp echaban humo este viernes, más aún cuando han empezado a circular los selfies de los que habían conseguido arrimarse a Sánchez y Hereu, incluso a sus nuevos jefes, los directivos de Chery. Entre los que no paraba de enviar vídeos estaba Jaume, nervioso y conmovido, acordándose de lo mucho que han sufrido en estos casi cuatro años desde que Nissan anunció el cierre de la fábrica a finales de mayo de 2020, en plena pandemia y dejando en el aire el futuro de muchos trabajadores que llevaban toda la vida ahí. “Ha sido muy difícil, ha pasado de todo”, explica. Él llevaba 30 años en la Nissan y se ha pasado dos años en paro tras el cierre definitivo de la planta a finales de 2021, hasta que hace tan solo una semana le llamaron para que volviese y se preparase para formar en soldaduras a los que fueran entrando, reencontrándose con compañeros que hacía tiempo que no veía como Andrés, Víctor y Paqui. En el caso de Jaume, un regreso aún más especial, puesto que su padre trabajó en esas mismas instalaciones con la Ebro que ahora las volverá a ocupar.
Unos 120 extrabajadores de Nissan ya han vuelto a la fábrica para adaptar las líneas de montaje a su nuevo uso, a los que habrá que ir sumando el más de un millar de empleados que están esperando su turno para ser recolocados, con unos 600 con contratos de formación después de haber agotado los dos años de paro. De momento, según ha concretado el consejero delegado de Ebro, Pedro Calef, se reincorporará a unos 150 trabajadores en los próximos meses. La previsión es llegar a una plantilla total de unos 1.250 trabajadores en la rebautizada como Ebro Factory, en la que se incluyen las antiguas instalaciones de Nissan en la Zona Franca y en Montcada i Reixac, dedicada a la estampación y soldadura de piezas metálicas. La inversión para poner en marcha el proyecto de EV Motor, matriz de Ebro, y Chery se sitúa en los 400 millones de euros, un presupuesto que incluye tanto las ayudas públicas como los PERTE como el desembolso que llevarán a cabo ambas empresas. “Inversiones como esta nos dicen que estamos en la buena dirección. Catalunya despierta confianza como tierra de oportunidades”, ha remarcado Aragonès.
Mediante una empresa conjunta, participada mayoritariamente por Ebro (con un 60% del capital), el grupo chino empezará la producción a finales de este verano, con la previsión de llegar a los 50.000 vehículos en 2027 y a los 150.000 en 2029. A nivel global, Chery tiene presencia en 80 países y cuenta con unas ventas de 41.700 millones de euros y una plantilla de 80.000 empleados.
En los próximos meses, se reincorporará a unos 150 exempleados de Nissan a la fábrica, donde ya trabajan un centenar de trabajadores
En la Zona Franca, en una fase inicial, se ensamblará la versión de gasolina del Omoda 5, con piezas que vendrán en barco desde China. Más adelante, se producirá su versión eléctrica y también se hará el Jaecco 7, un vehículo de gama superior de Chery. A partir de final de este año, se continuará con el ensamblaje de los primeros Ebro, con dos modelos SUV de combustión e híbridos, uno de segmento medio y otro medio-alto. Más adelante, en una segunda fase, se pasarán a realizar en Barcelona los procesos de soldadura, pintura y montaje, así como se localizarán componentes en proveedores locales.
Además de la empresa conjunta para la fabricación, Ebro y Chery han constituida otra joint-venture para la comercialización y posventa de los vehículos que saldrán de la Zona Franca, Ebro SUV, también con mayoría de la compañía catalana. Se empezará en el mercado español y andorrano, con una red propia de concesionarios, y más adelante se seguirá creciendo en Europa. “Será una de las principales bases de Chery a nivel mundial”, ha remarcado el vicepresidente ejecutivo de Chery Automobile. Además, el fabricante asiático estudiará instalar un centro de investigación y desarrollo (I+D) en Barcelona. El grupo cuenta con cinco centros de I+D repartidos por todo el mundo, con una plantilla de 5.500 trabajadores. Uno de ellos está en Frankfurt.
Casi cuatro años de agonía
Llegar hasta el acuerdo de este viernes no ha sido fácil. Chery hacía tiempo que se había fijado en Barcelona, por primera vez en 2010, con el por aquel entonces presidente de la Generalitat, José Montilla, yéndose hasta China a conocer la compañía. Más recientemente, en 2022, la empresa estatal se interesó por los terrenos de la Zona Franca, con una delegación de la compañía desplazándose hasta la capital catalana para verlos y reuniéndose con Aragonès.
Sin embargo, la reindustrialización de Nissan acabó recayendo en lo que se llamó hub de movilidad D-hub, formado por QEV Technologies y Btech, propiedad de EV Motors. Iban acompañados por el grupo australiano logístico Goodman, quien se encargará de gestionar las instalaciones en los próximos 50 años e invertirá 100 millones de euros en el complejo industrial. QEV Technologies ha acabado saltando de la fórmula, vendiendo recientemente el 40% de su parte del hub a Btech, lo que ha servido para aplanar la llegada de Chery.
“A pesar de los contratiempos, hoy Ebro y Chery han encontrado oportunidades comunes”, ha resumido Zhang Guibing. Su joint venture se quedará con 300.000 metros cuadrados de la parcela de 500.000 metros cuadrados que antes ocupaba Nissan, donde también convivirán con Silence, que se quedó con 70.000 metros cuadrados, y con Nissan, que mantuvo unos 40.000 metros cuadrados para su centro técnico. Unos 10.000 metros cuadrados más irán destinados a logística.