Muy lejos queda cuando Nissan anunció su decisión de cerrar su planta de la Zona Franca, la última que tenía en Europa. Fue en plena primera ola de la pandemia, a finales de mayo de 2020. Después de muchas idas y venidas, se ponía punto y final a una historia que había empezado a finales de los setenta, dejando en el aire el futuro de los cerca de 3.000 trabajadores de la fábrica y los 20.000 empleados de las industrias auxiliares. Han tenido que pasar casi tres años para que las administraciones hayan encontrado una solución que permita reindustrializar la planta y mantener la plantilla de la multinacional nipona. “El resultado final es positivo: nadie está al 100% satisfecho y nadie está al 100% insatisfecho. Cuando hay tantas partes trabajando es el mejor resultado posible”, ha defendido Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), el propietario de los terrenos que ocupaba la automovilística.
Este lunes se ha escenificado el acuerdo entre el Gobierno, la Generalitat, el CZFB, Nissan y los sindicatos, conseguido después de que en septiembre de 2020 se constituyera una mesa de negociación para encontrar una solución tras la marcha de Nissan. “Hoy es un día histórico”, han coincidido la ministra de Industria, Reyes Maroto, y el conseller d’Empresa i Treball, Roger Torrent. El consenso se ha conseguido tras más de una treintena de reuniones en las que se han analizado un total de 17 proyectos, sumando retrasos y reveses, especialmente la renuncia del gigante automovilístico chino Great Wall Motors, el gran favorito para sustituir a la multinacional nipona.
La nueva etapa en los terrenos de Nissan irá a cargo del grupo Goodman y el hub de movilidad D-Hub, integrado por un conjunto de empresas lideradas por las catalanas QEV y Btech, que quieren impulsar la marca de vehículos industriales eléctricos Zeroid y recuperar la marca Ebro. A pesar de que los vehículos los producirá el hub, los terrenos han sido adjudicados formalmente a Goodman, operador logístico australiano. “Tenemos una gran oportunidad que se convierte en una gran responsabilidad”, ha sostenido el consejero delegado de QEV Technologies, Joan Orús. La principal será emplear a todos los trabajadores que Nissan ocupaba, aunque de momento se está lejos de conseguirlo y se habla de “maximizar los trabajadores a contratar”.
Según señalan los sustitutos de Nissan, se volverá a fabricar vehículos a principios de 2024, después de dedicar este 2023 a poner en marcha una infraestructura que lleva más de un año sin funcionar. Se prevé incorporar a unos 600 trabajadores este año, cifra que representa menos de la mitad de los exempleados de la multinacional nipona que aún están pendientes de ser recolocados. Los sindicatos los cuantifican en más de 1.200 trabajadores, a los cuales se les acabará el paro a finales de este 2023, dos años después de Nissan cesara definitivamente su actividad en Barcelona. De los afectados originalmente por el cierre, están los que se han jubilado y los que han abandonado la empresa con una indemnización de 60 días por año trabajado. También están los que ya han sido contratados por Silence, otra de las empresas que sustituye a la automovilística en la Zona Franca, donde prevé fabricar vehículos eléctricos de pequeñas dimensiones.
Ante los planes del hub de electromovilidad, los sindicatos piden buscar fórmulas que permitan aumentar las contrataciones, ya sea con reducciones de jornada o internalizando tareas que antes realizaban subcontratas, como el mantenimiento y la limpieza. “Se va a empezar a contratar desde ya. Es un primer paso”, ha defendido el portavoz de Sigen-Usoc, Miguel Ruiz. El representante sindical ha indicado que en los próximos días se van a abrir entre 30 y 50 vacantes, aunque ha advertido que el conjunto de las contrataciones se va a ralentizar por los retrasos que ha ido encadenando la mesa de reindustrialización: “Ha sido un proceso difícil para todos”.
El objetivo del hub de movilidad D-Hub es contratar a todos los trabajadores pendientes de ser recolocados a finales de 2024. Prevé movilizar 300 millones de euros en los primeros tres años de actividad y las administraciones han mostrado su total confianza con el proyecto, a pesar de que no consiguió todos los avales para acceder a los fondos europeos del PERTE del vehículo eléctrico. QEV y Btech aspiran a fabricar 60.000 vehículos en 2026, con la ambición de que las marcas Zeroid y Ebro se conviertan en referencias internacionales. Además, se contempla la opción de ceder las instalaciones a otras marcas, con algunas ya interesadas, teniendo en cuenta que la capacidad total de la fábrica es de 180.000 vehículos anuales. Para los 20.000 puestos indirectos que dependían de Nissan, habrá que esperar a que los nuevos ocupantes de la planta de la Zona Franca tengan fuerza suficiente para reactivar el tejido industrial.