La manera en que nos movemos está cambiando, a pesar de todas las reticencias que siempre despiertan los cambios. No solo Barcelona, todas las grandes ciudades están reduciendo la presencia de los vehículos privados en sus calles y potenciando otros medios de transporte más saludables, conscientes de la elevada mortalidad que provoca la contaminación en sus vecinos. Según los últimos datos de la Agencia de Salud Pública de la ciudad (ASPB), el exceso de polución fue la causa del 7% de las muertes naturales en Barcelona, aproximadamente un millar al año.
Definir cómo será la movilidad en estas nuevas urbes es la tarea principal del EIT Urban Mobility, una iniciativa impulsada por la Unión Europea (UE) que trabaja para que el futuro Amazon de la movilidad nazca en Europa, invirtiendo en proyectos innovadores de la mano de socios como el Ayuntamiento de Barcelona, la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) o Seat. Lo hace desde la Torre Glòries, donde un equipo de unos cincuenta trabajadores coordinan los diferentes pilotos que se suceden por toda Europa.
Daniel Serra es la persona que lidera el EIT Urban Mobility para el sur de Europa. Ingeniero industrial de formación, Serra empezó su carrera en el sector de la automoción hasta que, hace unos años, fue consciente que estábamos a las puertas de una gran revolución en la movilidad. Dio un giro a su trayectoria y se integró en el proyecto Carnet, un hub ideado en 2016 por la UPC, Seat y Volkswagen para fomentar la investigación y la innovación y avanzar hacia la movilidad urbana del futuro. Es desde esta iniciativa que se impulsó la candidatura para que Barcelona fuera la sede del EIT Urban Mobility.
En funcionamiento desde 2019
Con un presupuesto de hasta 400 millones de euros hasta el 2026, que provienen de los fondos que la UE destina a la investigación, el EIT Urban Mobility arrancó a principios de 2019. La elección de Barcelona como sede central de esta iniciativa subió los ánimos de la ciudad que acababa de perder la Agencia Europa del Medicamento (EMA), que, irónicamente, también se tenía que ubicar en la Torre Glòries. Dos años después, la tarea del EIT Urban Mobility ha sido discreta, pero constante y comprometida con la promoción de una movilidad más sostenible.
La elección de Barcelona como sede central de esta iniciativa subió los ánimos de la ciudad que acababa de perder la Agencia Europa del Medicamento (EMA), que, irónicamente, también se tenía que ubicar en la Torre Glòries
Con la emergencia provocada por la pandemia, el EIT Urban Mobility abrió una convocatoria de cinco millones de euros para proyectos que respondieran a las nuevas dificultades que estaba sufriendo la movilidad y, sobre todo, el transporte público, como el miedo a contagiarse en espacios como el metro, a pesar de que múltiples estudios lo contradicen. Recibieron un centenar de propuestas y acabaron escogiendo once, con unas cuantas de ellas ubicadas en Barcelona.
Gracias a esta convocatoria, un desinfectante con un efecto más prolongado y un impacto medioambiental menor que los productos utilizados tradicionalmente se ha probado desde junio hasta finales de diciembre en el metro y los buses de Barcelona, de la mano de Ferrovial y Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). También ha servido para testar una solución higiénica en las motos compartidas de Seat, las Seat Mó, que repele la mayoría de virus y bacterias, desarrollada por la compañía Nano-Care.
Estos proyectos para responder a la covid-19 ya han terminado y, ahora, están a la espera de validar sus resultados y ver si los desinfectantes que se han utilizado en el metro y los buses de Barcelona o en las motos de Seat se pueden extrapolar a otras ciudades o empresas. “Lo que nosotros buscamos es que esto acabe, lógicamente, generando beneficios económicos. Cuando hablamos de crear innovación es a través de encontrar soluciones que se puedan escalar”, sostiene Serra. Poniendo en contacto empresas, universidades y administraciones, el EIT Urban Mobility quiere agilizar la innovación, expandiendo a diferentes países europeos los pilotos que finanza en ciudades como Barcelona y creando compañías fuertes que puedan competir con las líderes, mayoritariamente ubicadas en los Estados Unidos. La voluntad es evitar que Europa quede supeditada y, consecuentemente, su industria acabe siendo destruida y se pierdan puestos de trabajo.
Beneficios de tener la sede en Barcelona
Iniciativas como el EIT Urban Mobility tienen un impacto muy claro en su entorno más cercano. “Al tener la sede en Barcelona, vemos que buena parte de la financiación acaba aquí. Estamos contratando gente que viene de toda Europa a trabajar a Barcelona. Partners como Seat forman parte de nuestros organismos de gestión, es decir, tienen una participación directa en nuestra estrategia”, expone Serra. “Al final todo esto está pasando alrededor de Barcelona y, por lo tanto, los beneficios para Barcelona son mayores que los que puede tener, por ejemplo, la ciudad de Múnich, que también forma parte”, defiende.
“Al final todo esto está pasando alrededor de Barcelona y, por lo tanto, los beneficios para Barcelona son mayores”, sostiene el director del EIT Urban Mobility para el sur de Europa
De hecho, la relación del EIT Urban Mobility con sus socios barceloneses es muy fluida. Por ejemplo, se reúne regularmente con miembros del gobierno municipal, una participación política intensa que no se da en otras ciudades miembro de este consorcio europeo, integrado por 48 socios y 15 países. “Aquí en Barcelona tenemos partners muy involucrados, dedicando personas, recursos y con muchas ganas de hacer cosas, y esto se ha demostrado con el alto número de proyectos conseguidos para la convocatoria de la covid y los que se harán en 2021. Esperamos que en 2022 también se obtengan fondos para proyectos muy importantes”. Así mismo, Serra señala que los beneficios de la capitalidad no solo se obtienen a través de ejecutar los proyectos en Barcelona, puesto que, los pilotos que se hacen en otras ciudades europeas también pueden acabar revirtiendo en ella como sede de esta iniciativa que aspira a liderar el cambio en la movilidad urbana en Europa.