Casa Tarradellas registró una facturación de 1.161 millones de euros en 2022, un 8% más respecto al año anterior, cuando fueron 1.072 millones de euros. La empresa de alimentación sustentó este aumento en el crecimiento en los mercados exteriores y en la consolidación en España de nuevos productos. A pesar de la mejora en los ingresos, los beneficios de la compañía se resintieron, debido al alza del gasto en materias primas, absorbido por la marca para poder mantener precios.
La compañía con sede en Gurb destinó 32,6 millones de euros a I+D el año pasado, con la consolidación de nuevos productos como la pizza de fermentación lenta, con una masa más tierna y ligera. Para Casa Tarradellas, se trata de “un importante avance” desde la introducción de su pizza fresca en 1996, con la que cambió los lineales de los supermercados.
Además, la empresa siguió invirtiendo en energía verde, estrategia que empezó a impulsar en 2004. En este primer semestre, puso en marcha dos nuevos parques fotovoltaicos con una superficie de 53.000 metros cuadrados, ubicados en su centro de elaboración de espetec en Olost y Gurb. Con estos dos nuevos parques, la marca contará con unos 200.000 metros cuadrados de superficie solar instalada a finales de este año, un 55% más respecto a 2022.
Para más adelante, Casa Tarradellas prevé seguir lanzando nuevos productos que se sumarán a sus pizzas, fuets, jamón york, bacon, masas frescas, patés y bocatas mixtos. También proyecta un nuevo centro para aumentar la capacidad de producción de harina.
Hace dos años, en 2021, después de crecer un 8% en el primer año de la pandemia, la empresa inauguró un nuevo centro logístico y almacén robotizado en Gurb. Tras una inversión de 15 millones de euros, las instalaciones cuentan con una superficie de 4.700 metros cuadrados y tienen capacidad para 9.000 palés. Además, incorporan circuitos de refrigeración natural, eliminando así las calderas de combustibles fósiles.