Un ordenador en su cuarto de Calella fue todo el equipo que requirió Carla Lurqui para impulsar la agencia de márketing B3hind en 2021. Ese ordenador, y sobre todo su instinto de cazatalentos para reclutar a influencers, la llevaron a facturar un millón de euros en nueve meses, y a expandir la empresa hasta disponer ahora de oficinas en Barcelona y Madrid, con un equipo de diez personas.
La intuición de Carla Lurqui no sólo es eficaz a la hora de detectar potenciales estrellas de las redes sociales, sino que también lo ha sido para la expansión de su empresa. “No es que lo tuviera todo estudiado: me dejé llevar sobre la marcha y haciéndolo lo mejor que podía”, explica Lurqui a The New Barcelona Post. Así, sin un plan detallado, sin inversión inicial y sin siquiera página web, la emprendedora de 1995 ha levantado la agencia siguiendo su instinto, hasta facturar tres millones de euros en 2023, y con la previsión de alcanzar los cinco millones en 2024.
Todo empezó cuando Lurqui decidió dejar la empresa de cosmética en la que era directora de márketing con el propósito de lanzar su propio proyecto. Basándose en su experiencia previa en campañas de comunicación y con influencers, en marzo de 2021 y aún en un contexto marcado por la pandemia empezó a proporcionar servicios de community manager y de representación de talentos, empezando con cinco influencers que conoció a través de las redes.
“Tenía la intención de montar una agencia como las de siempre, pero unos meses después vi que la representación de talentos funcionaba mejor y me motivaba mucho más”, explica Lurqui. Así, seis meses después de empezar a trabajar desde su vivienda de Calella, optó por dejar las tareas de community manager y focalizarse en la representación.
A partir de entonces, Carla Lurqui empezó a ampliar su equipo, hasta llegar a los once trabajadores que actualmente forman parte de la plantilla de B3hind. “Y seguiremos ampliando, aunque no sé cuánto: no quiero hacer una macroempresa de influencers, porque si llevas demasiados pierdes calidad y la gracia”, sostiene Lurqui, que se plantea sumar a la plantilla perfiles diversos, sin superar los 20 empleados y sin tener nada cerrado: “Algo que me ha enseñado la empresa es que aprendes sobre la marcha, no puedes tenerlo todo calculado”.
Precisamente esa calidad y esa gracia es la que Lurqui cree que diferencia a B3hind respecto a otras empresas, y la que le ha permitido crecer y aumentar rápidamente también los influencers que representa. De los cinco iniciales ha pasado a 60, con la intención de no llegar a superar el centenar para no perder esa gracia que caracteriza a su agencia. “Lo que nos diferencia es nuestro trato humano, y que hemos sabido reclutar bien a los talentos y ayudarlos a crecer muy rápido”.
“Algo que se me ha dado muy bien ha sido el scouting, ir reclutando a talentos entonces pequeños, que se han hecho grandes”, como Ariane Hoyos, Alba Moreno de FísicaMR y Betsa Bermúdez. Esta visión de cazatalentos, que ha avivado el crecimiento de B3hind, es “una sensación” y una intuición que permiten detectar futuros ídolos de las redes, huyendo de listas de requisitos y de características que deban reunir los potenciales talentos. “Si detectas que una persona tiene talento, no debes forzar nada. A menudo, son como un buen puzzle, pero con las piezas desordenadas, y lo tienes que ensamblar”, ilustra la emprendedora.
Y B3hind lo hace siguiendo tres verticales: belleza, entretenimiento y moda, en las que quieren integrarse numerosos usuarios de las redes que anhelan ser influencers de éxito y llaman a la puerta de la agencia. Sin web, sobre la marcha, a través de las redes y sobre todo del boca-oreja, múltiples perfiles se dirigen a B3hind. “Pero tenemos que cribar: España es un país de pandereta, y aquí todo el mundo quiere ser influencer”, ríe Lurqui. Y es que, pese al trabajo que pueda facilitar una agencia como la suya, “un influencer nace o se hace, pero no todo el mundo tiene la gracia para serlo”.