Después de que las dificultades económicas le hicieran cerrar hace dos años, situación agravada con la pandemia, una institución clave para la historia de la ciudad como El Molino reabrirá el año que viene. El Ayuntamiento de Barcelona lo ha adquirido sin deudas pendientes por 6,2 millones de euros para evitar su desaparición y darle un nuevo uso.
Para la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, era imprescindible salvar El Molino, un “símbolo” para todos los barceloneses. “Forma parte de la memoria, del presente y del futuro de la ciudad”, ha defendido. Un futuro inmediato en el que el consistorio quiere apostar por la cultura como vía para superar la crisis del coronavirus, donde este music hall se integrará en la nueva centralidad que se quiere impulsar en el Paralelo, con nuevos planteamientos para otros espacios como la actual Sala Barts y el Teatro Arnau.
El Molino se convertirá en un nuevo espacio cultural municipal, pensado para acoger diferentes expresiones artísticas contemporáneas, sin perder el espíritu “canalla” que siempre lo ha caracterizado, según ha sostenido el delegado de Derechos Culturales, Daniel Granados. Se integrará en la red de Casas de Cultura que el consistorio está desarrollando en la ciudad, junto con la futura Casa de la Música en Barts, un modelo caracterizado por la titularidad pública del espacio y su gestión privada.
Gracias a la reciente reforma que se realizó en El Molino, el nuevo equipamiento podrá abrir rápidamente. En los próximos meses se hará el concurso público para su dirección, donde se acabará de definir el proyecto. No corre la misma suerte el Arnau, junto a Barts, que continúa sin calendario para la reforma integral que tiene pendiente. El proyecto ejecutivo ya está terminado, pero hay que encontrar la dotación presupuestaria para las obras. “No tenemos un plazo claro”, ha expuesto Granados.
Un hijo de 21 años
La hasta ahora propietaria de El Molino, Elvira Vázquez, que presentaba el acuerdo de compra con “el corazón roto”, a pesar de ser consciente de que era la mejor opción, ha pedido al Ayuntamiento que cuide de “su hijo” y lo trate con amor, destinando todos los recursos necesarios para garantizar su futuro. Sobre esta cuestión, la consejera delegada de la empresa Ocio Puro ha puesto un énfasis especial en la necesidad de mejorar el estado de la plaza que tiene delante.
Para mantener viva la identidad tradicional del music hall, Vázquez ha llevado plumas rojas, “el traje de mi hijo”, para Colau y los diferentes representantes municipales implicados en la operación, para quien solo tenía palabras de agradecimiento, especialmente para la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, una figura que ha asegurado que ha sido clave para hacerla posible.
En ese sentido, la antigua propietaria ha explicado que ha recibido muchas ofertas de compra y más elevadas que la del consistorio, incluso, ha indicado que recibió una ayer. Pero Vázquez no quería que se perdiera su esencia en manos de inversores extranjeros. No ha querido revelar ningún nombre, pero ha prometido que empezará a escribir un libro sobre los 21 años de historia que ha vivido con El Molino desde que asumió la gestión.