Alex Pamies y Jordi Hurtado en Saber y Ganar
Àlex Pàmies y Jordi Hurtado.

7 días en ‘Saber y Ganar’

Con más de 5.600 programas emitidos y una audiencia media de un millón de espectadores en su edición diaria, el concurso más veterano de la televisión en España ha cumplido 24 años en antena. Cada día a las 15:45h, en La 2 de TVE, el programa ameniza la hora de la sobremesa con un formato prácticamente inalterado desde sus inicios, haciendo buena la máxima de “si algo funciona, ¿por qué cambiarlo?”.

A lo largo de los años, mi relación sentimental como espectador del programa ha sido esporádica y, sobre todo, veraniega —a causa de su horario de emisión, poco compatible con una jornada laboral al uso—. Pero si algo bueno nos ha dado el 2020 ha sido tiempo, y buena parte de ese tiempo recuperado lo dediqué a ver el concurso siempre que podía, disfrutando de un espacio televisivo que, como espectador, me sumerge en una especie de spa neuronal, por medio de un burbujeo cultural de cadencia lenta y temperatura siempre agradable.

Enganchado de nuevo al programa y animado por mi afición a los juegos en general y al Trivial en particular, empecé a animarme con la idea de concursar. Uno de los extraños alicientes para hacerlo era comprobar que realmente existe Juanjo Cardenal, la famosa voz en off y símbolo del concurso, cuyas intervenciones, siempre fuera de plano, parecen llegar desde otra dimensión.

El poeta cubano José Martí dijo que “hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. A mis 33 años aún tengo pendiente lo del árbol, lo del hijo y lo del libro, pero sin duda uno de los momentos estelares de mi vida ha sido participar en el mítico programa creado por Sergi Schaaff y presentado por Jordi Hurtado.

Enganchado de nuevo al programa y animado por mi afición a los juegos en general y al Trivial en particular, empecé a animarme con la idea de concursar

Tras dos incursiones previas como concursante televisivo (en El Gran Dictat y en Atrapa’m Si Pots, ambos en TV3) gratificantes desde el punto de vista lúdico pero totalmente infructuosas en el aspecto financiero al no conseguir premio alguno, este nuevo intento era la revancha definitiva en el concurso más difícil, en una insensata apuesta por la épica.

Una vez rellenado el formulario online para participar en el programa, los acontecimientos se precipitaron. A las pocas horas, recibo una llamada de un número desconocido y, pensando ya en cómo rechazar la irrechazable oferta de telefonía móvil que me iban a proponer, la tarde se iluminó de golpe, al descubrir que, al otro lado de la línea no estaba “Samanta, de Vodafone”, sino “Marisa, de Saber y Ganar.

La llamada se dividió en dos actos diferenciados: una entrevista personal y una prueba de conocimientos que determinaría mi aptitud para concursar. Marisa me advirtió que las preguntas serían formuladas sin opciones, pero que podía pedirlas si no era capaz de dar la respuesta correcta de primeras. El concurso, de alguna manera, había empezado.

David Díaz, el día que llegó al programa número 100 de Saber y Ganar
David Díaz, el día que llegó al programa número 100.

La primera pregunta me hizo replantearme seriamente si todo aquello había sido buena idea, ya que ante el interrogante “¿Qué río pasa por Varsovia?” el buscador de mi cerebro no arrojó resultados. Al solicitar opciones y reducirse las posibilidades a Vístula, Oder o Moldova, opté intuitivamente por la primera y ese acierto inicial me dio algo de aire.

A lo largo de 20 minutos, se sucedieron preguntas abiertas del estilo “Títulos de obras de Dostoyevski”, con otras cerradas como “¿Quién fue el creador de las greguerías?”. Un variopinto test telefónico coronado por una prueba de cálculo mental. Al final del interrogatorio, los aciertos superaron a los fallos en una proporción suficiente como para ser catalogado de “apto”, lo cual me convertía oficialmente en futuro concursante, en una fecha aún por confirmar, teóricamente hacia el mes de abril. Pero el plan inicial se vio alterado y la fecha de grabación se adelantó al 17 de febrero, por lo que el tiempo disponible antes de concurso se redujo de cuatro meses a menos de uno.

¿Cómo prepararse para un concurso como Saber y Ganar?

La respuesta es complicada.

Juanjo Cardenal, Pilar Vázquez y Jordi Hurtado con el mago Miguelillo
Juanjo Cardenal, Pilar Vázquez y Jordi Hurtado con el mago Miguelillo en un momento del programa 5.000.

Durante aquellas semanas, repasé toda clase de listas: desde Premios Nobel a ganadores del Oscar de la Academia, pasando por los Reyes de España o las sedes de los Juegos Olímpicos. Por la noche, Ramón y Cajal, Robert De Niro y Carlos IV corrían los 100 metros lisos en Helsinki’52, creando en mi cabeza atascos enciclopédicos de datos inconexos.

En un concurso como Saber y Ganar, cuya dificultad yo calificaría de extrema, nunca sabes por dónde van a ir los tiros. Así que los días previos a la grabación opté por centrarme en las capitales del mundo, un gran clásico de los quiz games. Quería sentirme seguro por lo menos en esa categoría y llegué hasta el aceptable punto de sólo titubear con alguna capital del Mar Caribe o de Oceanía.

Nauru, Yarén. Dominica, Roseau. Tuvalu, Funafuti.

Estaba listo.

Pero no salieron capitales.

Celebración del 20 aniversario del concurso Saber y Ganar
Imagen de la celebración del 20º aniversario del concurso.

Aunque una de las pocas preguntas sobre geografía que me tocó responder en mi paso por el programa merece ser recordada. Una vez anunciada la categoría de la pregunta, Jordi Hurtado concretó que versaría sobre el Chad y en mi cabeza se iluminó al momento “Yamena”, su capital, como un gran cartel de luces de neón. Tenía muchas ganas de demostrar que había hecho los deberes, pero la profunda voz de Juanjo Cardenal empezó a formular la pregunta y, en fracciones de segundo, me di cuenta que el esfuerzo invertido en repasar las capitales del mundo había sido en vano.

La cuestión a resolver era: “¿Cuál es la cordillera más famosa de este país?”.

Noqueado por la pregunta e incapaz de dar una respuesta con sentido, mi tiempo de respuesta se agotó y el rebote le cayó a Jorge, uno de mis rivales, que sin titubear y mirando fijamente a la cámara respondió: “Tibesti”.

En un concurso como Saber y Ganar, cuya dificultad yo calificaría de extrema, nunca sabes por dónde van a ir los tiros

Gracias a respuestas como “Tibesti”, el zaragozano Jorge Sanz ha conseguido mantenerse en el concurso durante 38 programas, superando sobradamente la categoría de Magnífico (rango que otorga el programa a todos los concursantes que alcanzan 7.000 euros en premios) y haciendo gala en cada intervención de un fondo de armario de conocimientos capaz de aportar los datos más insospechados.

El tercer atril de concursante lo ocupaba otra cara conocida: David Díaz, con 113 programas a sus espaldas cuando aterricé en el programa. Sí, 113.

Alex Pàmies, Jorge Sanz y David Díaz, concursantes de Saber y Ganar
Alex Pàmies, Jorge Sanz y David Díaz.

David es uno de los “monstruos finales” de los concursos de la tele, una enciclopedia andante que trabaja como técnico en la Agencia Tributaria, pero que dedica el tiempo libre a machacar sin piedad a sus rivales en los platós televisivos. Su brillante trayectoria en Saber y Ganar ya le permitió ser Magnífico y convertirse en Centenario (un honor reservado a los contadísimos concursantes que en la historia del programa han alcanzado los 100 programas seguidos, el límite marcado por la Dirección del concurso).

Pero el regreso de David al plató de Saber y Ganar tiene una explicación: su victoria a principios de este año en las ediciones especiales de Magníficos, le hizo merecedor del prestigioso título de Súper Magnífico; y lo que es aún mejor: el derecho a entrar de nuevo como concursante en la edición diaria.

David es uno de los “monstruos finales” de los concursos de la tele, una enciclopedia andante que trabaja como técnico en la Agencia Tributaria

Como dato actualizado: David sigue en el programa y ha alcanzado ya las 130 ediciones, presentando su candidatura en firme a entrar en el Olimpo de los Bicentenarios, en el que por ahora reina el “triunvirato” de concursantes formado por Óscar Díaz, Manolo Romero y Víctor Castro.

Jorge y David. David y Jorge. Durísimos rivales contra los que tuve que enfrentarme a lo largo de siete programas que les pondré en bucle a mis nietos. Saber y Ganar es un concurso difícil, muy difícil incluso, pero esa es precisamente la gracia.

Vista general del plató de Saber y Ganar.
Vista general del plató de Saber y Ganar.

Concursar en TV tiene algo de ficción, como un agradable limbo alejado del mundo terrenal, que reduce por unos momentos las preocupaciones de la vida a un juego de preguntas y respuestas. Es un espacio con reglas propias, en el que la fractura entre el momento de grabación y el de emisión conlleva un pacto de confidencialidad que los concursantes deben respetar, para así evitar spoilers y respetar la tensión del presente televisivo.

Pruebas del concurso como La parte por el todo, La calculadora humana o El Reto son grandes clásicos de la historia televisiva, y la incombustible presencia de Jordi Hurtado al frente del programa forma parte desde hace lustros del paisaje sentimental de las sobremesas del país.

La incombustible presencia de Jordi Hurtado al frente del programa forma parte desde hace lustros del paisaje sentimental de las sobremesas del país

El presentador y alma del concurso, objeto de infinitas bromas sobre su eterna juventud, es un prodigio de energía y carisma que llena la pantalla con sus inagotables recursos interpretativos. A punto de cumplir 25 años presentando el concurso, su pacto con la alegría en cada uno de los programas es una gloriosa excepción en un tiempo definido por la rápida caducidad de los formatos televisivos.

La fórmula del éxito de Saber y Ganar es una apuesta innegociable por la cultura en todas sus formas y la fidelidad a sus orígenes. Aquí no hay artificios, comodines, ni premios millonarios. El objetivo es responder correctamente, una pregunta tras otra hasta el final, casi por amor al arte.

Si algún día la televisión se apaga definitivamente para dar paso a otras pantallas, que lo haga con un programa de Saber y Ganar. Saldremos ganando.

Jordi Hurtado, presentador de Saber y Ganar, con el Premio Zoom
Jordi Hurtado, con el Premio Zoom que obtuvo el año 2018.