La obra de teatro 'Arde, Groenlandia' durante su estreno en Espai d’Arts Escèniques Casal d’Alella.

Groenlandia sube al escenario mientras sus glaciares se derriten

'Arde, Groenlandia' es la nueva producción del Instituto de Ciencia y Teatro, creada conjuntamente con el BSC, que aborda la emergencia climática y sus consecuencias a corto y largo plazo. Todo, sin caer en el alarmismo y el catastrofismo, con la ciencia como protagonista y base del texto teatral, pero incitando a la acción inmediata

El cambio climático es irreversible. Esta es una afirmación con la que la sociedad moderna convive desde hace años. Hoy, los primeros efectos de la emergencia climática empiezan a ser palpables en la Tierra, unos primeros efectos que, como las primeras chispas de un fuego que la acción humana ha ido alimentando año tras año con emisiones continuas de gases de efecto invernadero, avanzan los efectos trágicos que se están gestando y que acabarán destruyendo el planeta. A pesar de que, tal como expresa la protagonista de la obra de teatro Arde, Groenlandia, los humanos estamos tomando los primeros pasos para extinguir esta llama destructiva, tendríamos que hacer mucho más que dar estos primeras pasos y, en vez de caminar, deberíamos empezar a correr.

Aun así, no se pueden emprender acciones para mitigar sus efectos si el conjunto de la sociedad no es consciente de la gravedad de la emergencia y de sus consecuencias a corto y largo plazo. Para divulgar, desde el puro rigor científico a la vez que llamando a la acción, el Instituto de Ciencia y Teatro (InCiTe) ha creado conjuntamente con investigadores del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) la obra de teatro Arde, Groenlandia. Una producción que, tras estrenarse en el Espai d’Arts Escèniques Casal d’Alella, espacio de residencia artística de la compañía durante dos meses, la producción aterriza este jueves 26 de junio en el escenario del Teatro Eòlia.

Esta pieza teatral es el resultado de un largo proceso de investigación y cocreación que ha combinado a investigadores del cambio climático y de las ciencias sociales vinculados al BSC —entre los cuales, Mercè Crosas, Rachel Lowe, Nuria Pérez o Carlos Delgado— y al equipo artístico de InCiTe. Un proyecto que, además, se ha materializado con la financiación de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología–Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Después de entrevistas y sesiones de grupo, se pusieron sobre la mesa diversas temáticas y ejemplos que podrían servir para representarse sobre el escenario y abordar la emergencia climática. “En el proceso de creación, surgieron temas e ideas como para poder crear más de una decena de obras de teatro”, destaca la investigadora del BSC Mercè Crosas. Finalmente, después de un largo proceso de cocreación, se decidió apostar por representar el colapso de la circulación de retorno meridional del Atlántico (AMOC), que empieza a tener consecuencias visibles en el aumento del nivel del mar en zonas como Groenlandia. Así fue como Groenlandia y sus glaciares se convirtieron en protagonistas de esta historia, narrada por la científica Diana.

La investigación científica, pues, ha sido el punto de partida de este texto teatral, pero también se ha convertido en protagonista gracias a Diana, a quien la obra acompaña desde que era una niña apasionada por el mar y sus habitantes, hasta su etapa universitaria y su formación como investigadora, mediante una investigación que la lleva a viajar a Groenlandia y a publicar artículos alertando de las primeras consecuencias de la emergencia climática.

Pero la ciencia se convierte en algo más que una mera protagonista, y actúa como base a partir de la cual se construye el texto. Así, a lo largo de la obra se explica no solo cómo se origina el cambio climático, además de las evidencias científicas de la acción humana sobre el planeta, sino también los posibles escenarios de futuro a nivel climático. Además, los complejos términos científicos se manifiestan no solo a través de las palabras de la Diana, sino también como un pitido estridente que separa las diferentes etapas en la vida de la investigadora y que, cada pocos minutos, recuerda el espectador que, pese a las diversas reuniones entre Estados y los pactos acordados para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, los diversos Informes de Progreso (Con) del Pacto Mundial de la ONU demuestran que las emisiones no han hecho más que aumentar en las últimas décadas.

‘Arde, Groenlandia’ se podrá ver al Teatro Eolia hasta el domingo 29 de junio.

Un rigor científico que comparten todas las obras creadas por InCiTe, compañía que persigue el objetivo de informar y hacer entender el espectador la complejidad del cambio climático. Como si la audiencia asistiera a una lección magistral sobre cambio climático, como aquellas que plantaron la chispa de la curiosidad a la protagonista y que la harán perseguir sus sueños de investigar la evolución del océano Atlántico. Así, el propósito de la obra es, más allá de informar, abrir puertas y preguntas para que cada espectador, individualmente, pueda decidir qué acciones toma para mitigar los efectos de la emergencia climática, que ya no se puede detener.

“Los abordajes para solucionar el cambio climático son muchos y muy complejos y, por lo tanto, tras la obra cada persona puede decidir qué hacer, o incluso no hacer nada. El objetivo de la obra no es presentar una única solución como válida, sino “informar y abrir puertas”, defiende Susana Eva Martínez. Doctora en Bioquímica y Biología Molecular por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Martínez decidió en 2013, después de más de 25 años de investigación y docencia, colgar la bata de investigadora para subirse sobre el escenario y fundar InCiTe, la compañía de teatro científico que ya ha producido una quincena de obras.

La obra ha sido cocreada por el equipo artístico de InCiTe e investigadores del BSC.

Aun así, es la primera vez vez que, en más de una década de trayectoria —que la hicieron ganadora del premio otorgado por The New Barcelona Post durante la Nit de l’Empresa i la Cultura organizada por la Fundació Catalunya Cultura—, la compañía aborda la emergencia climática, después de obras que habían hecho subir al escenario enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson para que los pacientes y sus cuidadores fueran capaces de entenderlas.

En este caso, acompañan a Martínez sobre el escenario las actrices Anna Roy y Gemma Charines que, por primera vez, se enfrentaban al reto de representar una obra científica. “Cuando tienes un texto dramático, lo interiorizas y sabes que puedes cambiar palabras, pero en el caso del teatro científico es muy importante mantener el rigor y emplear los términos correctos. Tienes que hacer el viaje emotivo de la protagonista, Diana, a la vez que haces el viaje intelectual de entender y retener los términos científicos”, exprés Roy, que encarna a la protagonista.

Un viaje intelectual que no solo ha servido a las actrices para memorizar el texto sino que también ha resultado crucial en el proceso creativo, ya que las propias actrices han servido de audiencia para determinar qué partes no se acababan de entender. “Estamos sobreinformados sobre el cambio climático pero, a la vez, desconocemos su origen; no ha sido hasta mis 58 años que personalmente he descubierto qué son los residuos fósiles y su implicación”, asegura Charines.

Además del viaje intelectual, el público también asiste al viaje emocional de Diana, y su ansiedad por el sistema científico competitivo que impone publicar artículos continuamente o la frustración al ver que, pese a las evidencias científicas, la sociedad no se moviliza. Así, biografía personal e historia colectiva se relacionan y entrelazan porque el cambio climático afecta no solo la vida de esta investigadora, sino la de todos los humanos.

La región de Groenlandia y sus glaciares que irreversiblemente se deshacen se convierten en protagonistas de esta obra de la mano de la investigadora Diana.

Después de este viaje intelectual, la reacción es la esperada: un primer silencio abrumador, señal de que la audiencia está reteniendo los conceptos que han sido representados en el escenario a la vez que procesa como la emergencia climática afectará al planeta, que viene seguido de una infinito de preguntas en el debate post-función sobre pequeñas acciones —como reducir el consumo de carne, optar por transportes menos contaminantes o movilizarse para se adopten medidas desde los gobiernos— que ayuden a mitigar los efectos del cambio climático. Aun así, el objetivo de la obra no es ofrecer respuestas sobre qué medida es más efectiva, sino abrir preguntas que quemen en nuestro interior y nos interpelen antes de que el irremediable cambio climático no queme los glaciares de Groenlandia, o cualquier otro punto del planeta.