Aunque suene un poco tópico, la historia de Mundimoto arrancó en un garaje. Alberto Fossas empezó a comprar motos de segunda mano y acumularlas en casa de sus padres. Iba de un lugar a otro de España para comprarlas si salían más baratas y llevarlas hacia Barcelona para venderlas o alquilarlas. Josep Talavera, un amigo suyo de toda la vida y con experiencia en el mundo emprendedor después de haber creado Decowood, intervino para poner un poco de orden. Más de dos años después, esta idea se ha traducido en Mundimoto, una startup especializada en la compra y venta online de motos de segunda mano que el año pasado facturó 15 millones de euros.
La apuesta de Mundimoto pasa por digitalizar la compra y la venta de motos de ocasión, con el objetivo de hacer más eficiente el proceso y reducir costes, así como ofrecer una experiencia más cómoda para los clientes. De este modo, los usuarios que quieren vender su moto les envían un par de fotos y el equipo comercial les propone un precio. Si lo aceptan, se la van a buscar a casa en pocos días y se la pagan al momento. También se encargan de los trámites para cambiar de nombre, evitando posibles conflictos posteriores si no se hace, a diferencia de lo que pasa en otras plataformas, defiende Fossas. En el lado opuesto, los clientes que quieren una moto pueden consultar la oferta en su web, donde cuelgan los anuncios, con toda la información, fotos y videos, “y las pueden comprar desde el sofá”, expone Talavera. También les ofrecen opciones para financiarlas. Con motos que tienen una edad media de siete años, los precios de venta se mueven entre los 1.000 y los 25.000 euros.
La expansión que está registrando esta compañía barcelonesa está siendo exponencial. Contribuye claramente la crisis mundial de chips y las largas listas de espera que ha provocado en los concesionarios, reconoce Fossas. También ha influido que no existiera ninguna plataforma digital que se centrara en la compra y venta de motos de ocasión, como sí que pasa con los coches. “No hay nadie como nosotros en Europa”, asegura Talavera.
Las cifras hablan por sí solas. Si en 2020, Mundimoto vendió 700 motos; un año más tarde, fueron 4.000. Este 2022 prevé vender entre 20.000 y 25.000 motos, aumentando la facturación hasta los 100 millones de euros. Esto se acompañará también de un aumento de la plantilla. Actualmente, se sitúa en los 200 trabajadores y la empresa espera cerrar el año con entre 400 y 450 empleados. Hace un año, solo tenían ocho trabajadores. A diferencia de la mayoría de startups, han registrado beneficios desde el primer año.
Desde su creación, la compañía ha captado más de 20 millones en financiación. Fossas y Talavera pusieron en marcha el proyecto con 500.000 euros. La primera ronda se cerró a finales del verano pasado por 1,3 millones de euros. Ahora, acaban de conseguir 20 millones de euros en una ronda liderada por el fondo internacional P101, que también ha invertido en Colvin. También han participado los fondos especializados Autotech Ventures y Maniv Mobility.
Los recursos obtenidos en esta última ronda les tienen que servir para continuar contratando personal, especialmente ingenieros, un perfil cada vez más difícil de encontrar en la capital catalana. También quieren empezar a expandirse por Europa este 2022, sin concretar aún en qué países lo quieren hacer. Con un crecimiento tan rápido, Talavera señala que, probablemente, irán a por la tercera ronda en breve. También están buscando un nuevo almacén donde ir guardando más motos, con la previsión de que el actual, con una capacidad total para 3.000, se acabe llenando. El equipo directivo se ha reforzado con Alex Lopera como director de operaciones. Anteriormente, Lopera había trabajado en Verse y Tipstechat.
Todo el proceso se concentra en la Verneda
La empresa barcelonesa ya tiene un stock de 1.000 motos que guarda en su nueva sede en la Verneda, de 20.000 metros cuadrados. El crecimiento constante que ha ido viviendo le ha obligado a ir cambiando de ubicación desde su creación en 2019. La plaza de párking de la familia de Fossas se quedó pequeña muy pronto y la cambiaron por un aparcamiento en Mataró de 350 metros cuadrados. Después se fueron a una nave de 1.000 metros cuadrados en Barcelona, en la Verneda, parada que precede a la actual, que había sido un antiguo centro de distribución de Panrico.
La nueva sede, de alquiler, consta de múltiples plantas, donde se distribuyen todos los procesos para poner a punto las motos para su venta. Compradas a usuarios de toda España, mayoritariamente particulares, llegan en furgonetas a la planta -2. Aquí es donde se da un primer vistazo para comprobar los desperfectos que pueden tener e ir pidiendo los recambios. Después las limpian y las preparan para las fotos de los anuncios. “Como máximo, pasan entre dos y tres horas desde que las motos llegan hasta que se cuelga el anuncio”, remarca Fossas.
Mundimoto compra motos a usuarios de toda España, mayoritariamente particulares
Superada esta primera parte, las motos suben a la planta -1. Aquí están los talleres, con un equipo de 35 mecánicos, así como un espacio donde se guardan los recambios que pueden necesitar las motos, desde ruedas hasta pastillas de freno. Una vez puestas al día, las motos se someten a un control de calidad.
Pasadas todas estas fases, los vehículos se trasladan a la planta 0, donde se exponen. A pesar de que Mundimoto apuesta por el canal digital, que concentra el 70% de las ventas, también hay quien prefiere desplazarse a la nave para ver los modelos. Hay todo tipo de marcas y, de cada modelo, se pueden encontrar varios ejemplares, que se diferencian según los kilómetros recorridos, el color o los accesorios que llevan. Actualmente, la empresa compra entre 60 y 70 motos diarias y vende 40. La sede de la Verneda también incluye las oficinas de la compañía, en la primera planta.
Apuesta por Barcelona
Mundimoto compra y vende motos de segunda mano por toda España. Las ventas se concentran fuera de Catalunya, con el resto de comunidades absorbiendo el 70%. Madrid y Valencia son las ciudades donde más compran. A pesar de esto, la compañía no se plantea ubicar sedes como la de la Verneda en otros puntos del país, recalca Talavera. Prefieren tener la sede en Barcelona y abrir puntos logísticos en otras ciudades.
Más allá de la expansión por Europa, la compañía también está estudiando lanzar un sistema de suscripción y contempla incorporar motos eléctricas. “Es el futuro y lo sabemos”, subraya Talavera.