El mensaje está claro. Seat no puede electrificar la planta de Martorell sin el apoyo de las administraciones. La automovilística lo lleva diciendo desde hace meses y lo ha vuelto a decir una vez más. Prevé invertir 5.000 millones de euros de aquí a 2025 para adaptar la fábrica a esta nueva producción, pero el ejecutivo y la Unión Europea también tienen que poner de su parte.
En la presentación de los resultados de 2020, marcados por el impacto de la covid, su presidente, Wayne Griffiths, le ha puesto deberes al Gobierno de Pedro Sánchez, que los tiene que tener listos para este mismo año: hay que incentivar la compra de vehículos eléctricos, haciendo subir la cuota de mercado del 4% al 10%, y más que triplicar los puntos de recarga, pasando de los 8.000 hasta los 28.000 a todo el país. “España no puede perder esta oportunidad histórica”, ha defendido Griffiths.
Estos ambiciosos objetivos para 2021 forman parte de la estrategia Future Fast Forward de Seat. Cuenta con la participación de una quincena de empresas, grandes y pequeñas, y de diferentes sectores, como CaixaBank, Telefónica, Iberdrola, Gestamp, Ficosa, Sesé, Delta Vigo o Antolín. El plan tiene que permitir asentar las bases necesarias para impulsar el vehículo eléctrico en España y revitalizar su sector industrial. Según cálculos de la automovilística, si sale adelante, aportaría entre 20 y 30 millones de euros al PIB y generaría entre 300.000 y 500.000 puestos de trabajo a partir de 2030.
La estrategia de Seat prevé conseguir que la planta de Martorell fabrique más de 500.000 coches eléctricos al año a partir de 2025, absorbiendo así la totalidad de su capacidad productiva. “Martorell será una planta eléctrica”, ha asegurado su presidente. Se espera que la fábrica produzca vehículos eléctricos para las diferentes marcas de Volkswagen, a pesar de que el grupo todavía no han concretado cuáles pueden ser.
A la espera de la fábrica de baterías
Tampoco se ha concretado todavía si, finalmente, la planta de baterías para el sur de Europa del grupo estará ubicada en España ni dónde exactamente, elemento clave para poder llegar a producir coches eléctricos en Martorell abaratando su coste. El Gobierno anunció hace unas semanas la creación de un consorcio público-privado para desarrollar la primera fábrica de baterías en España, de la mano de Seat-Volkswagen e Iberdrola, que se quiere financiar con fondos Next Generation y tiene que encontrar un socio tecnológico.
Es por eso que Griffiths ha vuelto a pedir el apoyo del ejecutivo, escenificado en la visita de Sánchez y el rey Felipe VI, y también de la Comisión Europea para hacerlo posible y permitir la transformación de la industria automovilística en España, el segundo mercado más importante de toda Europa. Otro factor que también se tiene que acabar de definir es la construcción de una planta para montar las baterías, que el presidente de Seat ha remarcado que tiene que estar “muy cerca”, o bien a Martorell o en Barcelona.
Nuevo coche eléctrico urbano de Seat
Con esta aspiración a medio plazo, la compañía también ha anunciado que lanzará un coche eléctrico urbano en 2025, con un precio de entre 20.000 y 25.000 euros y las dimensiones del Seat Arona, apuesta que tiene que permitir hacer accesible la electromovilidad de manera masiva. Ahora bien, no ha concretado todavía si se fabricará en la planta barcelonesa, a pesar de que Griffiths ha señalado que quieren que se haga desde aquí.
Asimismo, hay que saber si será de la marca Seat o Cupra. Esta última ya se estrenará en el mercado de los eléctricos a finales de este año con el Cupra el-Borne, diseñado y desarrollado completamente en Barcelona, pero que se producirá en Alemania. De cara al 2024, comercializará el Cupra Tavascan, también diseñado y desarrollado en la capital catalana.
Pérdidas en 2020 después de años de crecimiento
La pandemia afectó especialmente a Seat, que registró pérdidas en 2020 después de crecimientos continuos en los últimos años. La automovilística cerró el ejercicio con un resultado negativo después de impuestos de 194 millones de euros, frente a los 346 millones de beneficios de 2019, y unas ventas de 427.000 unidades, un 25,6% menos. “2020 no ha sido un año fácil”, ha recalcado el vicepresidente ejecutivo de Finanzas y Tecnologías de la Información de Seat, Carsten Isensee.
A pesar de todo, Griffiths espera aumentar las ventas este año y recuperar los niveles precovid, si la pandemia se va controlando y la campaña de vacunación sigue avanzando: “El 2021 tenemos que volver a la rentabilidad. Este es nuestro objetivo financiero”.