Plantas de compañía

Siempre me ha gustado tener plantas, aunque quizá ha sido durante las semanas más duras de confinamiento cuando más he valorado tener la casa llena. Las plantas son mucho más que un elemento decorativo. Numerosos estudios demuestran que tener plantas en casa tiene muchos beneficios para nuestro bienestar. No sólo porque mejoran la calidad del aire de nuestros hogares y reducen la electricidad estática sino también porque, entre otros, nos ayudan a reducir el estrés, a concentrarnos cuando trabajamos y mejoran nuestro estado de ánimo.

Las plantas son seres vivos y, por poco que les dediquemos un poco de atención —un chorro de agua, cuando notamos la tierra seca, y un poco de abono, generalmente una o dos veces al año—, nos pueden acompañar durante mucho tiempo. Por lo tanto, podríamos decir que llenan la casa de vida y nos hacen compañía. Para algunas personas, sus plantas también son una especie de álbum de recuerdos, porque cada una tiene su pequeña historia detrás: la orquídea que ya es la segunda vez que te florece te la regaló un amigo cuando cumpliste años, la flor del dinero que tienes en la estantería y casi toca el suelo era un esqueje que te dio la cuñada y el limonero del balcón nació de una semilla que tú mismo plantaste un verano y ahora ya da limones.

Me costaría mucho imaginarme tantas horas encerrado entre cuatro paredes sin mis plantas de compañía

Cuando comentas con un grupo de gente que te gustan las plantas siempre tiene que haber alguien que salta y dice “uf, pues a mí, las plantas, se me mueren todas” o “yo, para las plantas, soy un desastre”. Aunque me cuesta un poco creer —no hace falta estudiar jardinería para tener cuatro plantas bien bonitas en casa—, quizás sí haya personas que no saben. Sin embargo, a veces, tengo la sensación de que quien se lamenta de no saber hacer vivir ni un triste ficus en el fondo lo que quisiera decirte es que con una vida tan trepidante como la suya no tiene ni un minuto para perder con algo tan insignificante. Suele ser el mismo tipo de persona a quien también le gusta presumir de no saber cocinar, al considerar que pasarse una mañana entre fogones es de personas simples. En fin, allá ellos.

Navarro es como una floristería de guardia porque sabes que, si tienes una urgencia, puedes ir a cualquier hora del día y de la noche

El caso es que la covid-19 nos hace pasar a todos más tiempo en casa y, a mí, me costaría mucho imaginarme tantas horas encerrado entre cuatro paredes sin mis plantas de compañía. Para mí, las plantas son un bien de primerísima necesidad y, quizá por eso, me supo especialmente mal cuando, al inicio de la pandemia, pasé por Flores Navarro y vi cerrada a cal y canto la floristería de referencia de Barcelona. Navarro es como una floristería de guardia porque sabes que, si tienes una urgencia, puedes ir a cualquier hora del día y de la noche. Hace unos días ha vuelto a abrir puertas y lo ha hecho con una decoración navideña maravillosa que ha vuelto a insuflar vida a un tramo de la calle Valencia que había quedado apagado y triste. Yo, a Navarro, voy muchas veces, aunque sólo sea para dar una vuelta, y no debo ser el único… Por algo se la conoce como el jardín de Barcelona.

Flores Navarro ha vuelto a abrir puertas, insuflando vida a un tramo de la calle Valencia que había quedado apagado y triste.