Fabricación suiza y diseño italiano. Es la carta de presentación de la firma de alta relojería Panerai, que ha abierto su primera boutique en la capital catalana. Lo ha hecho precisamente en la calle más cara y prime de la ciudad, el Paseo de Gràcia, y de la mano de Rabat, distribuidor oficial de la marca durante años.
El establecimiento, con una superficie de 48 metros cuadrados de espacio comercial y anunciado el año pasado, quiere reflejar la voluntad de Panerai de combinar el pasado histórico con el avance tecnológico. La fachada, con grandes ventanales de suelo a techo, deja paso a un interior que persigue una elegancia deportiva, y que incluye el característico gran reloj de pared de luz presente en las boutiques de la firma, que pretende hacer bandera de la precisión de Panerai, también en la innovación luminiscente.
El diseño de la tienda ha ido a cargo de Studio Panerai, que ha desarrollado el concepto creativo de la boutique “plasmando el espíritu de innovación y tradición”, según el director creativo de la firma, Álvaro Maggini. “Cada aspecto está pensado para mejorar la experiencia del cliente en un ambiente con marcado diseño italiano”, ha sostenido Maggini, que ha garantizado que la tienda “representa la encarnación del ADN de Panerai”.
La apertura de Panerai en la ciudad coincide con la celebración de la Copa del América, y no por casualidad. La nueva tienda forma parte del objetivo de dar visibilidad a la colaboración de Panerai con el equipo de vela italiano, el Luna Rossa Prada Pirelli, del que es copatrocinador, como ha recordado el ceo de Panerai, Jean-Marc Pontroué.
“Estamos encantados de abrir las puertas de nuestra nueva boutique en Barcelona, una ciudad que destila estilo y evolución al ritmo que desde Panerai transmitimos tradición e innovación”, ha añadido el ceo de la firma, nacida en Florencia en 1860 como taller, tienda y escuela de relojería, que durante décadas suministró a la Armada italiana y a su cuerpo de buceo por la precisión de sus aparatos.
Después de que sus diseños pasaran a estar incluso cubiertos por la Ley de Secretos Militares en Italia durante muchos años, se lanzaron al mercado internacional después de que la marca fuera adquirida por el grupo Richemont en 1997. Panerai, que ahora fabrica en la suiza Neuchâtel, ha crecido desde entonces hasta convertirse en una marca de lujo reconocida a nivel internacional, que vende a través de una red exclusiva de distribuidores y de sus boutiques, a las que ahora se suma la de Barcelona.
