—En poco más de un año has publicado un disco con tu grupo, Da Souza, y dos EP’s, uno de ellos en solitario, además de un sencillo con Renaldo & Clara. ¿Te notas en un momento especialmente creativo o ha influido el tiempo que has pasado en casa los últimos meses?
—Creo que no ha sido un momento especialmente creativo, he seguido mi ritmo habitual. Sí que es cierto que últimamente he publicado más, pero creo que tiene más que ver con el momento en que se encuentran mis proyectos, que no con la creatividad.
—¿Compones pensando en ciclos?
—Normalmente sí, me ayuda a ordenar las ideas y a planificarme los siguientes meses en general. Ahora estamos empezando a preparar canciones para el próximo disco de Da Souza, todo está muy embrionario todavía. En principio tiene que salir en primavera 2022.
—Este ritmo de composición y producción -además de trabajar en el estudio con Reïna y Maria Jaume- ¿es una apuesta para dedicarte a tiempo completo a tu música?
—Me ha coincidido un poco ahora con una época de bastante actividad. Aun así, para dedicarse a tiempo completo a tu música, aquí donde vivimos, no sé si basta con hacer mucho trabajo. Ser trabajador es una condición importante, pero hay más variables.
—Tu proyecto en solitario parece haber cogido impulso. ¿Qué te da que no encontrabas con Da Souza?
—Así en general, me permite seguir haciendo cosas cuando con el grupo, por a o por b, no es viable hacerlas. Últimamente me ha servido para explorar un formato diferente del que siempre había trabajado: intentar hacer una cosa más simple, sin banda, yendo a la raíz.
—¿Entiendo que el confinamiento y la crisis del sector te hacen pensar en maneras de tocar más?
—Fue un poco por lo que pensé en hacer conciertos en este formato reducido acústico. Se adapta bien a las limitaciones de los conciertos pandémicos. Tener bolos siempre preocupa un poco, porque es de donde puedes sacar rendimiento económico. En todo caso, no me puedo quejar de cómo me ha ido, estando el patio como está.
—Con este patio que describes, ¿te has sentido especialmente vulnerable como músico estos meses?
—Ha habido momentos en que parecía que lo primero de lo que se tenía que prescindir eran los conciertos, teatros, etc. Después, a base de protestar, cultura segura y tal, creo que se tomó un poco de conciencia y la situación mejoró. Espero que ahora toda la movida de los grandes festivales no repercuta negativamente en el circuito más pequeño, que ya había demostrado que estaba muy montado y no tenía riesgos.
—Siguiendo tu trayectoria, a cada canción parece que haces un paso adelante como compositor pop. ¿Cuál es el ideal de canción que quieres hacer hoy en día?
—Idealmente me gustaría hacer una canción que se pueda convertir en clásico popular. La típica canción que conoce todo el mundo y que cuando te fijes, letra y música, está muy bien hecha. También que sea sencilla, pero que esconda más fantasía de la que parece de entrada. Casi nada… pero me parece un buen ideal.
—Sobre canciones ideales, no sé si has escuchado el último disco de los Magnetic Fields, pero está lleno de micropoemas y es fantástico. ¿Cómo te planteas hacer los textos de las canciones?
—No lo he escuchado, pero Magnetic Fields me encanta. Para los textos no tengo un método único. A veces parto de una idea clara, o quiero hablar de un tema. Otras es un proceso más automático de ir juntando frases, más estético. Últimamente también he probado esto de escribir de manera más narrativa, y es otro mundo. No me gusta escribir siempre siguiendo el mismo procedimiento, porque me aburro.
—¿Qué escritor de canciones de hoy te interesa?
—Me gusta mucho cómo escribe Quim de Ludwig Band. Hacen canciones que podrían ser clásicas. Siempre tienen una muy buena idea última y una ejecución con fantasía.
—¿Crees posible tener éxito sin hacer ciertas concesiones como compositor?
—No tengo ni idea. Las claves del éxito se me escapan, pero creo que hay un porcentaje importante de azar.
—Me parece importante la evocación en el pop. ¿La máxima belleza es siempre el objetivo?
—No siempre, creo que depende de la canción. A veces el objetivo es contar las cosas como son, o remover, y esto no siempre tiene que ser bonito, ni siquiera en el pop.
—Escuchando tus discos siempre hay un rastro de la música que has escuchado en aquel momento. ¿Qué escuchas ahora que podamos rastrear en tus próximas canciones?
—Hace tiempo que no he estado enganchado a nada. De hecho, ahora he pasado el Covid y he estado prácticamente 15 días sin escuchar música. Voy mucho a épocas: me obsesiono una temporada con algo y después puedo estar semanas o meses sin escuchar casi nada.