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Rosa Esteva, propietaria del Mordisco, en el patio central del restaurante.

La Navidad más divertida y “cariñosa”, en el Mordisco de Rosa Esteva

El mítico restaurante del Passatge de la Concepció ofrece sorpresas, deseos cálidos y mesas compartidas de la mano de la mejor anfitriona de Barcelona, que nos brinda una cocina capricho y aperitivos especiales del mejor caviar y percebes

Una impresionante escultura de Isao, hijo de Joan Gardy Artigas, y un alto y elegante ciprés anuncian que nos encontramos ante una de las casas más bonitas, agradables y sorprendentes del Passatge de la Concepció. En su icónica fachada, escritos con la tipografía ideada por Mario Eskenazi, vemos refranes y conceptos ingeniosos relacionados con la experiencia de reunirse en torno a una mesa… Frases como “comer solo pero acompañado” anticipan al cliente que cruzar la puerta de este restaurante es pasar a formar parte de una gran familia en la que tan importante es el buen comer como el divertirse y rodearse de arte y diseño.

Entrar en el Mordisco es también entrar en un jardín luminoso junto al Paseo de Gràcia, la calle que siempre ha sido la casa de Rosa Esteva, empresaria intuitiva e “inventora de soluciones” 24/7. El ambiente único de este restaurante es el reflejo de la presencia y cariño de su propietaria que, inconformista, irreverente e imaginativa, cuida al detalle cada idea gastronómica, de servicio, decoración e iluminación. Y estas Navidades no son una excepción y, quizás, serán más especiales que nunca porque son las del 22, un número mágico para Rosa. 

Imagen icónica del primer Mordisco, inaugurado en el 86 en la calle Rosselló, donde podemos ver a Rosa Esteva acompañada de su hijo Tomás Tarruella, Javier Mariscal, Fernando Amat, Miguel Barceló, Fernando Salas, Josep Juanpere. Pere Torrent, Pepe Cortés…

Un abeto de Navidad nos da la bienvenida junto a la barra de fríos, para después recorrer un primer tramo de jardín interior trazado en el espejo por los pinceles de Mariscal y decorado con un original mural de la artista Carla Tarruella, hija de Rosa. En seguida nos encontramos con la barra central, centro neurálgico de la acción y desde donde se observa la cocina abierta y el dinamismo del espacio, fresco, alegre y elegante como la “mestressa”. Tras depositar un deseo –con la condición de que sea “positivo y cálido”– en la chimenea iluminada y dar un beso bajo el muérdago para asegurarnos la buena suerte, pasamos al emblemático patio ajardinado del Mordisco, que estas Navidades luce como un campo de acebo y acoge un pesebre tradicional y, a la vez, muy actual, con el sello de la propia Esteva. 

La energía del primer Mordisco inaugurado en el 86 en la calle Rosselló, que se hizo célebre al reunir a los intelectuales que movían y hacían vibrar Barcelona, sigue viva estos días en la sala central con techo acristalado y obras de artistas como Tàpies, Robert Llimós o Carla Tarruella. De hecho, en Nochebuena y Navidad, se preparará una gran mesa compartida entre gente interesante que quieran reservar una experiencia gastronómica diferente, divertida y “cariñosa” estas fiestas, amenizada además por los villancicos de un coro de ópera. Una buenísima idea para personas solas, parejas o familias pequeñas que no saben cocinar y tienen ganas de pasar unas fiestas diferentes en un espacio único.

Las tradiciones del muérdago y el Belén, reinterpretadas al estilo Mordisco en su jardín, convertido en un campo de acebo.

Por otro lado, todos aquellos que deseen reservar su espacio privado para pequeños grupos de hasta 25 personas, pueden optar por uno de los menús cerrados que se preparan, sobre todo, para los espacios privados del piso superior. Tras recorrer una majestuosa escalera nos encontramos, a izquierda y derecha, con un salón repleto de tesoros de arte y diseño y una acogedora coctelería.

En las mesas, vestidas con manteles para la ocasión, se degustarán bocados del caviar favorito de Rosa Esteva –un nuevo descubrimiento de sabor exquisito, largo e intenso–, ensalada de cangrejo y platos tradicionales como el canelón, la sopa de galets y la pava rellena, acompañados de buenos vinos. 

Y, todo ello, siempre con el inconfundible toque de Rosa y su fiel equipo en cocina, encabezado por Rubén Plaza y Samuel Iglesias, que suman más de 45 años trabajando en la familia Mordisco. Y es que, Rosa, genio y figura de inteligencia traviesa, no solo es una empresaria de referencia en la ciudad, apreciada por todo el sector de la restauración –grandes cocineros, productores y bodegueros incluidos–, sino que es una “jefa” querida por todo su equipo y la mejor anfitriona para una clientela fiel que reúne a distintas generaciones. ¡Bienvenidos a casa de Rosa!

En Mordisco nos podemos dar el placer de comer unos bocados del mejor caviar y unos percebes (sin gastarnos una fortuna), como un aperitivo de capricho antes de seguir con los platos de la carta o del día y sin necesidad de que sea festivo.

www.mordisco.com

Passatge de la Concepció, 10
08008 Barcelona
934 87 96 56