Claudia Costa y Glòria Morera, cofundadoras de Poblenou Urban District.
ENTREVISTA A CLAUDIA COSTA I GLÒRIA MORERA

“La gentrificación no puede ser una excusa: Poblenou Urban District quiere más espacios”

Las cofundadoras y directoras creativas de Poblenou Urban District, están al pie del cañón desde hace más de diez años tejiendo una red de creatividad vecinal, abierta a todo el mundo, que ha transformado el barrio del Poblenou

Sería la versión barcelonesa de lo que ha sucedido en las zonas industriales de diversas ciudades, y versión barcelonesa significa dificultades con las licencias y con la financiación, escepticismo inicial, mayor reconocimiento exterior que interior y un grave problema de espacios disponibles.

Pero también significa cercanía con el 22@, conexión con el público joven e internacional y, sobre todo, el reto de la gestión del éxito. No sabemos lo que tenemos. Y, si no lo sabemos, no sabremos gestionarlo. Claudia Costa y Glòria Morera sí que lo saben, y de ahí esta entrevista.

— ¿Qué sois, y qué hacéis en Barcelona?

— Somos lo mismo que hace diez años, y de hecho, si no fuéramos lo mismo, ya no estaríamos aquí. El entusiasmo, a pesar de los mil inconvenientes, nos hace mantener exactamente la misma idea: somos una asociación sin ánimo de lucro (si bien lo de “sin ánimo de lucro” no es del todo honesto porque sí necesitamos dinero), y con alma de productora.

— Alma de productora. ¿Qué producís?

— Promovemos el Poblenou como distrito creativo de Barcelona. Al principio se llamaba “distrito del arte y la creatividad”, pero ahora nos enfocamos directamente al concepto de creatividad en sentido amplio. Y esto lo hacemos mediante la programación de eventos participativos, la comunicación de nuestra actividad y el establecimiento de conexiones por toda la ciudad. 

— ¿Y esto es fácil en Barcelona?

— No. Barcelona es una ciudad complicada para emprender desde la iniciativa privada. Sí que recibimos apoyo económico del Ayuntamiento, pero nos fijamos en otras ciudades del mundo que tienen muchas más facilidades de apoyo público, y no sólo en dinero, sino también en permisos y licencias, en acompañamiento, en política fiscal… Ahora tenemos contacto con Indústries Creatives, con el ICUB y con el Distrito de Sant Martí, que nos ayudan a sobrevivir junto con las cuotas de socios y los patrocinios.

— ¿Tanta diferencia hay, en comparación con otras ciudades?

— Europa y Estados Unidos funcionan de forma muy diferente, de entrada. Partimos de referencias muy diversas. En San Francisco, por ejemplo, existe una asociación muy potente que se dedica precisamente a ir en contra de la gentrificación. Y esto incluye ir en contra de actividades como la nuestra, que si tienen éxito acaban obviamente dando valor a un barrio. Lo que ocurre es que no podemos renunciar a ello: nosotros creemos que impulsamos la creatividad del barrio, y eso sólo podemos hacerlo partiendo de espacios abandonados o con precios bajos. No hay otra opción.

— Entonces, ¿vuestro éxito puede comportar vuestra propia muerte?

— El éxito para nosotros ha sido crear una comunidad de profesionales vinculados entre sí, a partir de la existencia de La Plataforma como galería en el barrio, y llega un momento en que esta capacidad de crear vínculos crece y deriva en grandes eventos, como el Open Day o el Open Night. Todo el mundo acaba sabiendo que en el Poblenou hay una gran explosión de creatividad, arte, diseño… Moriríamos de éxito si no fuéramos permeables al vecindario, pero justamente lo que nos diferencia del 22@ es que estamos impregnados de vida vecinal.

Claudia Costa Poblenou Urban District
Claudia Costa, cofundadora de Poblenou Urban District. ©Marc Llibre

— Al principio sí que parecíais muy asociados al 22@.

— Ahora no ponemos el centro en la tecnología, o en el cambio del barrio hacia el desarrollo digital, sino que ponemos el centro en la expresividad y creatividad de los ciudadanos. Cuando empezamos, era el momento de la post-crisis y esto fue un drama a nivel europeo. Todo el mundo intentaba salvar el culo, y poco más. Nosotros en ese momento, junto con los creadores, trabajamos a nivel local y sólo entonces logramos internacionalizar el proyecto para hacerlo atractivo en todo el mundo. Unimos así la comunidad de artistas de aquí con el público de todas partes.

“Moriríamos de éxito si no fuéramos permeables al vecindario, pero justamente lo que nos diferencia del 22@ es que estamos impregnados de vida vecinal.”

— Entonces estabais solas. Lo recuerdo.

— ¡No había ni siquiera el Disseny HUB, cuando empezamos! Todo esto era zona golfa, de fiesta, conviviendo con almacenes abandonados y buscando aquella churrería de camino a casa. Ahora el Poblenou es un barrio conectado, integrado en la ciudad y en el mundo: si el 22@ es un concepto empresarial y vertical, lo que está muy bien, nosotros partimos de un concepto horizontal y social y, por lo tanto, nos tenemos que complementar. Juntos podemos hacer barrio y hacer ciudad, y ya estamos colaborando en muchas cosas, especialmente con escuelas que quieren vincularse con ambas entidades. Y todavía queremos romper más barreras hacia el mundo del 22@, de la misma manera que cada vez más empresas nos vienen a buscar para prestar servicios y conectarlas con el territorio.

— ¿Cuántos eventos hacéis?

— De anuales fijos, seis: el Urban Talks (conversaciones sobre el distrito, la ciudad y la creatividad), el Off Lum (el festival lumínico de cada invierno); el Ar-De (el circuito de galerías de arte, showrooms y museos de Poblenou que da a conocer artistas emergentes y consagrados y diseñadores nacionales e internacionales); el Open Day (diez horas ininterrumpidas donde poder disfrutar de una programación exclusiva de exposiciones, arte, diseño, fotografía, danza, música en vivo, DJ’s, charlas, workshops, talleres, visitas guiadas, gastronomía…); el Open Night (una noche donde los espacios de Poblenou Urban District abren sus puertas y ofrecen un amplio programa de actividades culturales), la asamblea interna de socios…

Poblenou se ha convertido en el distrito creativo de Barcelona.

— ¿Eso en cuántos lugares diferentes?

— Estamos hablando de una gestión de 133 espacios esparcidos, con una agenda muy variada de eventos, donde lo interesante son los contenidos: y en esto colaboran restaurantes, hoteles, discotecas, empresas, estudios, galerías, salas de conciertos. Todos ellos nos ayudan a producir y hacer unos contenidos innovadores e interesantes.

— ¿La galería es el génesis de todo esto, pues?

— La galería La Plataforma abre en 2010, Claudia la tira adelante ella sola. Pero esta soledad pedía poder salir más allá de las paredes, buscar algo de movimiento, observar el potencial de las entidades y empresas existentes en el barrio y abrirlo a todos para hacer el nuevo distrito creativo de Barcelona. Y sí, somos únicos en la ciudad. Solo L’Hospitalet ha impulsado algo parecido, salvando las distancias.

— Y es muy esclavo, claro.

— Mucho: el infierno de las licencias, el seguimiento de los proyectos, la producción, el cuidado por la asociación, la comunicación y promoción…

— ¿Cuál sería vuestra principal fragilidad ahora mismo?

— Pues que el territorio está cambiando drásticamente, y esto, que se debe en parte al éxito del distrito, provoca un aumento de precios y una escasez del espacio industrial disponible. Ya no existen aquellos espacios libres y abandonados del principio. ¿Qué necesitaríamos, si hiciéramos una carta a los reyes? Más espacios. De hecho, quisiéramos un gran espacio que nos sirviera de sede estable y que no nos haga derivar ciertas actividades al norte del distrito, donde cuesta más que la gente llegue.

“El territorio está cambiando drásticamente, y esto, que se debe en parte al éxito del distrito, provoca un aumento de precios y una escasez del espacio industrial disponible”

— ¿El Ayuntamiento no puede ayudar?

— El Ayuntamiento debe intentar ser más empático y flexible con los permisos y licencias. Nos ayudan, pero al no existir espacios se encuentran con unos muros que deberían poder vencer adaptando las normativas a esta necesidad. De hecho, estaría bien poder trabajar más de la mano con Paisatge Urbà.

Claudia Costa en la galería de arte y estudio de producción La Plataforma, que abrió en 2010. ©Marc Llibre

— Y a nivel internacional, ¿dónde os buscan más?

— Estados Unidos y Sudamérica por lo general están muy interesados. Tenemos más reconocimiento fuera que en casa, como ocurre con frecuencia en esta ciudad. Estamos colaborando con el proyecto Conexiones Creativas de Bogotá, o con varios seminarios en Chile, en Valparaíso. También llamamos mucho la atención en países del norte de Europa, y a varias empresas de Real Estate, por supuesto.

— Si quiero participar en el Open Day, ¿qué debo hacer? ¿Debéis contratarme como artista?

— En absoluto. La convocatoria está abierta, con un jurado especializado, y se presentan unos 130 artistas de todo el mundo. Sí que a menudo invitamos a artistas de nuestra cantera, que hayan colaborado con nosotros antes, porque inevitablemente se crean vínculos fuertes. Pero es una convocatoria totalmente abierta, a toda la ciudad y a todo el mundo, y especialmente a la gente del barrio.

Somos unos facilitadores, unos conectores: llevamos ya 22 ediciones del mapa creativo del distrito, que incluye muchísimas entidades y particulares

— Sois un motor cohesionador del distrito.

— Últimamente, también hacemos de intermediarios para prestar servicios concretos a empresas y entidades del barrio, que pueden derivar en comisiones y encargos para artistas concretos. Somos unos facilitadores, unos conectores: llevamos ya 22 ediciones del mapa creativo del distrito, que incluye muchísimas entidades y particulares. Y de lo que estamos más satisfechas es de la afluencia de público, que a pesar de que a veces cuesta en la vertiente norte, es de un éxito espectacular.

— Cuidado con no morir de éxito, como decíamos, pues.

— Del éxito debe vivirse.

Poblenou ha experimentado una drástica transformación en los últimos años.



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