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Vida de Oharu
KENJI MIZOGUCHI, 1952
Mizoguchi muestra con un sádico criterio exhibicionista la terrible peripecia vital de una prostituta: la felicidad es un espejismo efímero y el happy end una imposibilidad sobrenatural. La violencia, el sexo y la muerte impregnan rotundamente la película, pero no se ven –se oyen y se huelen– gracias a las maniobras elípticas y al esplendoroso uso de un mecanismo narrativo que se despliega del mismo modo que los pergaminos pintados a mano.
Escena de presentación de la protagonista.