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Madame D
MAX OPHÜLS, 1953
Una especie de madame Bovary de la Belle Époque, casada con un general, conoce un diplomático italiano, y, a partir de aquí, con una estructura fatalmente circular, comienza una de las relaciones más puras, tortuosas y memorables de la historia del cine gracias a la aterradora lucidez de Max Ophüls a la hora de filmar el paso del tiempo como un motor que empuja y somete, y que no perdona ni se compadece de nadie.