La pianista Maria Canyigueral.

Intérpretes internacionales en el Teatre de Sarrià

Conversamos con Maria Canyigueral, principal artífice de la primera edición del Cicle de Música de Cambra Amics de la UNESCO de Barcelona, junto a los nombres de Abel y Arnau Tomàs -miembros del Cuarteto Casals-, de Lana Trotovšek, Pau Codina, Boris Bizjak o Isabel Villanueva

La pianista Maria Canyigueral, residente en Londres la mayor parte del año, es una buena conocida del público barcelonés. Ha actuado en algunos de los principales escenarios de la ciudad, entre los cuales el Palau de la Música Catalana, donde ofreció uno de esos recitales balsámicos en tiempos de pandemia, sabiamente programados para paliar la obligada escasez de propuestas culturales. La que ahora nos transmite, y que este mismo sábado alza el vuelo, es un buen indicador de los nuevos aires que la sociedad anhela. Se trata de un proyecto producido por el Teatre de Sarrià en colaboración con la asociación Amics de la UNESCO de Barcelona, implicada en la difusión de la cultura y promoción de las condiciones requeridas para una vida digna. Un proyecto de la cual es directora, en su vertiente artística, y que se compone de siete conciertos, que protagoniza en diálogo con algunos de los intérpretes más relevantes del panorama musical y otros emergentes, con una carrera prometedora.

El proyecto, como tantas buenas ideas, se gestó de un modo semi casual, “en una conversación con Joan Badia, en el Empordà, este verano”, nos explica María Canyigueral. Vinculado a las dos entidades promotoras, Badia depositó la confianza en la intérprete gerundense, que confiesa haber disfrutado de su nueva responsabilidad como programadora: “Me ha tocado la parte más agradable, la de gestionar las propuestas musicales, decidir los programas y los músicos que podrían interpretarlos”. Todos ellos —“músicos que admiro muchísimo”, confiesa la pianista— han acogido la propuesta con entusiasmo. Se trata de artistas consagrados —entre los cuales dos de los miembros del Cuarteto Casals— o que apuntan a una consagración no lejana, habiendo ya tocado en importantes salas de concierto, habiendo realizado grabaciones y obtenido reconocimiento internacional. Los casos, por ejemplo, de Pau Codina e Isabel Villanueva.

Por supuesto, a los intérpretes locales con proyección y actividad internacional, como la misma Canyigueral, que tocarán en este ciclo de cámara cabe señalar la presencia de músicos extranjeros, entre los cuales el flautista Boris Bizjak o la ya mencionada Lana Trotovšek, colaboradora habitual de la pianista y directora del presente ciclo. Junto a ella, precisamente, culminará la serie de actuaciones, ya en el mes de noviembre, en una triple sesión dedicada a la integral de Sonatas para piano y violín de Ludwig van Beethoven, que recientemente han grabado. El I Ciclo de Cámara Amigos de la UNESCO se desarrolla en los meses primavera y el otoño de 2021 y se inicia, de hecho, con una sesión muy especial. En la fecha inaugural, el día 13 de marzo, la pianista y directora artística interpretará obras de Haydn, Beethoven y Mompou, en un recital que contará con la presencia del estudioso y divulgador musical Joan Vives, con quien, según nos explica Maria Canyigueral, conversará entre piezas, para dirigirse acercar al público, en formato coloquio, la realidad de la práctica musical.

“Los registros cuando tocas junto a un violín, una viola o un violonchelo son distintos. Te conviertes en una pianista más versátil al prestar oído, descubrir sonidos y encontrar el equilibrio”, explica la pianista

La manera cómo la música interpela al oyente, a menudo de forma no verbal, adoptará en este caso un lenguaje accesible a todos. Se tratará de minimizar, en palabras de la intérprete, “esa barrera entre público y artista, más vigente en otras épocas que en el presente”. De un modo aún más frontal, explica: “Queremos que el público participe de la experiencia, porque realmente es parte de ella”. Esta sensibilidad, consciente de la existencia de una realidad compartida, conjunta, asume al mismo tiempo el carácter enriquecedor del diálogo, e incorpora la escucha como momento previo para la propia creación. No es casualidad que la música de cámara, en que se promueve el trato inter pares —entre iguales— de los intérpretes, sea precisamente el género predilecto de Maria Canyigueral: “Participo en diferentes proyectos de cámara porque me apasiona. La idea de hacer música en grupo —compartir la experiencia interpretativa— me parece muy interesante”. El presente ciclo, prosigue, “me permite colaborar con diferentes instrumentistas, y enriquece mi interpretación al piano. Los registros cuando tocas junto a un violín, una viola o un violonchelo son distintos. Te conviertes en una pianista más versátil al prestar oído, descubrir sonidos y encontrar el equilibrio”.

La música de cámara volverá a sonar en el pequeño Teatre de Sarrià, que Canyigueral describe como un espacio “muy bonito y acogedor. Encuentro que la acústica acompaña, es muy buena para un formato de cámara”. El proyecto de ese centro cultural data de antiguo, fue ideado a finales de siglo XIX y conoció diferentes remodelaciones, entre las que destaca la realizada en 1917. En la web se explica: “El maestro de obras de Sarrià Jacint Torner recibió el encargo. Tomó como modelo el Teatro Romea, de Barcelona, y construyó, de hecho, una réplica en pequeño”. Al tratarse de una entidad básicamente musical, que albergaba la actividad del Orfeó Sarrianenc, en lugar de las preceptivas máscaras —representando tragedia y comedia— en la parte superior de la fachada se optó por ubicar una lira. Las más recientes mejoras arquitectónicas datan de 2015, y han logrado que este espacio, de gran valor histórico, pueda acoger espectáculos de danza, teatro, opera, magia, poesía, cine y otras. Cuenta con una superficie de 652 metros cuadrados y un aforo total de 341 butacas, 212 de las cuales en platea y 129 en el anfiteatro.

La platea del Teatre de Sarrià.

En la primera edición del Cicle de Música de Cambra Amics de la UNESCO, aún condicionados por una pandemia que se espera vaya a menos después del verano, se mantendrán las medidas de seguridad pertinentes, en lo que respecta a aforo y distancia entre asistentes. Un contexto que, como explica Canyigueral, ha repercutido en el tipo de formación programada, siendo tres el número máximo de artistas sobre el escenario. De cara a próximas ediciones, es más que probable que se asignen obras de cámara de mayor envergadura: cuartetos, quintetos o sextetos (Brahms). Quién sabe incluso si septetos (Beethoven) u octetos (Mendelssohn), lo cual ya supone el equivalente a pequeños conjuntos orquestales. Esto podrá acontecer en el futuro. En el presente más inmediato, recordemos que el ciclo de cámara se inaugura el sábado 13 de marzo en un escenario —el Teatre de Sarrià— que acaso muchos oyentes descubran, y a raíz de lo cual se planteen frecuentar en más ocasiones, a tenor del interés de las propuestas culturales que allí se organizan.