El puerto está viendo cómo se dinamiza una zona que ha pasado bastante desapercibida durante años. Todo el mundo tiene en mente la imagen del litoral barcelonés presidida por el hotel W, pero pocos se aventuran a pasear por ahí y piensan que está reservado para los que se hospedan en él. Después del éxito del nuevo rompeolas, que permitió alargar el paseo marítimo hasta el antiguo espigón, la ciudad acaba de ganar un mirador a los pies de este emblemático hotel, mostrando por primera vez una de las caras que Ricardo Bofill ideó en su diseño. Coincidiendo con la reciente inauguración, el grupo de restauración Isabella’s ha abierto justo al lado su último local, Anita’s, “el más desenfadado de todos”, según explica su consejero delegado, Marco Garí.
Ubicado en el inicio de la Nueva Bocana, en la Plaza Rosa dels Vents, Anita’s emerge como un local “a medio camino entre una cabaña de playa y un refugio de montaña”, mezclando lo marítimo con lo rural, tanto en su diseño como en su propuesta gastronómica. La madera es la gran protagonista, especialmente en el interior, acompañada por mobiliario recuperado de anticuarios, entre robustas mesas y sillones vintage. La terraza, cubierta por una estructura metálica azul, mira al mar y se airea con aspersores que apaciguan un poco el calor que caracteriza el complejo de la Marina Vela en los meses más intensos del año.
Con esta imagen, Anita’s, con capacidad para 200 comensales, quiere seducir a públicos variados, empezando por los que pasen por delante del local mientras caminan o hacen deporte, animándolos a hacer una parada para descansar. Una vez sentados, podrán escoger entre sus zumos naturales o smoothies para saciar la sed. Si no les parece suficiente, podrán ir a por el segundo desayuno o hacer un brunch, con opciones variadas, desde fruta y tostadas de aguacate hasta huevos Benedict, pancakes y gofres.
Para los que vayan pensando en comer o cenar, se encontrarán con una completa oferta de street food americana, con un tíquet medio, según Garí, de entre 20 y 23 euros. Un plan ideal para las familias, remarca Garí, teniendo en cuenta que Anita’s se encuentra en una zona tranquila y sin coches. Se empieza picando, con estrellas como el ceviche Nikkei, ácido pero sabroso, o el bao de panceta y langostino. Para los que van a tiro fijo, no faltan los clásicos, tanto locales, con bravas, croquetas y calamares a la andaluza, como los gustosamente adoptados, con hummus con falafel y papadum, nachos con guacamole y fish & chips. Los más atrevidos se pueden aventurar con los langostinos con chilli mayo u ostras.
Después de haber probado un par de entrantes, es el turno de escoger entre hamburguesas, tacos y rolls. Las smashed burguers de Anita’s están llamadas a ser uno de sus grandes éxitos, especialmente la cheese burger y la bacon cheese burguer, con pan importado de Estados Unidos y queso cheddar traído de Pitchpork (Reino Unido), los únicos ingredientes extranjeros en una carta con un sello marcadamente local. Los que quieran acompañar los nachos con tacos, los carnitas son siempre la opción ganadora. Se escoja lo que se escoja, uno no puede irse de Anita’s sin probar el roll de langosta y trufa.
Si aún queda algún hueco en el estómago, los postres van de ligeros, con sorbetes, a golosos, con helados, milkshakes y tartas de chocolate, limón y zanahoria. Una buena manera de poner el broche final pasa por los atrevidos cafés que han ideado en Anita’s, con un Pink latte que añade remolacha o un Costeñito que le pone milo, similar al cacao, y sirope de caramelo. Los que quieran alargar la sobremesa tienen a su disposición cocktails, con micheladas y granizados de limón con vodka. El restaurante les convencerá con disyóqueys para animar la estancia y sin molestar a ningún vecino.
Si aún queda algún hueco en el estómago, los postres van de ligeros a golosos
“Quisimos hacer algo diferente”, defiende Garí cuando se le pregunta por la carta. Se plantearon ofrecer lo que se espera de un local frente al mar, con arroces y pescados, pero prefirieron hacer algo “menos puesto”, más teniendo en cuenta que muy cerca de Anita’s está Julieta’s, otro restaurante del grupo que ya cubre esa demanda.
Con una inversión de 2,2 millones de euros y la creación de 30 puestos de trabajo, Anita’s ya se prepara para el otoño. Garí espera que sea una de las mejores temporadas del local, junto con la primavera, cuando el calor no apretará tanto como en verano. El consejero delegado de Isabella’s también tiene el ojo puesto en la llegada de la Copa América, cuando está seguro de que la zona en la que se encuentran acabará de popularizarse. La compañía ganó la concesión del espacio por un periodo de 20 años.
Una expansión de vértigo
Anita’s es el séptimo restaurante en Barcelona que tiene el grupo, que ha vivido una expansión de vértigo desde la irrupción de la pandemia. La llegada de la covid deslució la inauguración de Isabella’s House, un edificio de apartamentos contiguo a Isabella’s, el primer local de todos, abierto en 2013 en la calle Ganduxer. Sin embargo, pocos meses después, reabrió Isabella’s House y se atrevieron con Harry’s, ubicado en el Pasaje de la Concepció. Mantuvieron la apuesta por la cocina italiana que ya habían hecho en Isabella’s y Bella’s, el segundo local de la empresa, inaugurado en 2018 en la Avenida Diagonal. La crisis provocada por el coronavirus también les permitió adquirir locales que antes estaban imposibles, con mejores precios y en ubicaciones estratégicas.
En 2021, con la covid aún afectando el sector, vino Julieta’s, ubicado en el local del antiguo Mamarosa, cerca del hotel W. Fue el primero que se abrió a una nueva cocina, pasándose a los arroces. Asimismo, fue el año de la apertura de Gala, que sirvió para transformar el antiguo El Principal, en la calle Provenza. Una tendencia que siguió este 2022 con la llegada de Carmina, que supuso reabrir el histórico Senyor Parellada, en el Born.
Anita’s es el séptimo restaurante que tiene en Barcelona el grupo, que nació en la calle Ganduxer con Isabella’s
A todo esto, el grupo liderado por Isabella Heseltine, madre de Marco Garí, también se ha ido hasta Oporto, donde abrió Valentina’s, y hasta Madrid, estrenándose con Casa Isabella, en el barrio de Recoletos. Según señala el consejero delegado, están trabajando para abrir su segundo establecimiento en la capital de cara a principios del año que viene. Estará ubicado en la calle Velázquez, en el barrio de Salamanca.
Tras el crecimiento de Isabella’s y con el retorno del turismo, el grupo está registrando unas cifras “muy por encima” a las de 2019. También ha influido lo que Garí define como “el efecto champagne“: el ticket medio ha subido y los comensales alargan las comidas y cenas, pidiendo copas y quedándose más tiempo en los restaurantes. Este año, la empresa prevé cerrar con una facturación de 25 millones de euros y Garí ya tiene entre manos otro nuevo proyecto. Se trata de un hotel en Llafranc, que tendrá una treintena de habitaciones y contará con un restaurante para 150 comensales. Se prevé que esté listo para la próxima Semana Santa. En Barcelona, de momento, no habrá más novedades.