Librerías de autor en Barcelona

El libro impreso es un artefacto tecnológico que data del 1440. Después de tantos siglos todavía no está obsoleto, a pesar de la revolución digital y la adicción universal a las pantallas. Y las librerías, distribuidoras de este producto en competencia creciente con el comercio electrónico, tampoco se resignan a pasar a la historia. Contra los bits, contra Amazon y contra la gentrificación sin control, una rebelión letrada frisa en Barcelona para salvar Gutenberg de las garras de Bezos

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mazon nació como una librería online, que ofrecía libros a domicilio a precios bajos en competencia con las librerías tradicionales. Después llegó el libro electrónico, que además amenazaba con aniquilar la supremacía del libro físico como almacén del conocimiento humano desde la invención de la escritura. El libro de papel parecía condenado a sufrir el mismo destino que tantos otros formatos físicos de almacenamiento de información. Antes habíamos dicho adiós a los vinilos, los casetes, los videos VHS o Betamax. Después vendría el holocausto de los CDs, los DVDs y del celuloide. Simultáneamente vivimos la derrota de la prensa impresa. Pero el libro de papel, inopinadamente, sobrevive con una mala salud de hierro.

Para Amazon, hoy, la venta de libros es un negocio marginal (pronto bajará del 5% de sus ventas totales), aunque todavía supone una amenaza muy real para las librerías tradicionales. El fenómeno no es nuevo: sólo entre 1995 y 2000, cerraron el 43% de todas las librerías en Estados Unidos, siendo la irrupción de Amazon la razón principal. Que le digan a Barnes & Noble, que fue durante décadas la mayor empresa de distribución de libros en todo el mundo gracias a su red de librerías físicas. Hoy lucha por no entrar en quiebra y compite con las librerías físicas de Amazon que, ay, seguro llegarán a nuestras latitudes en breve.

Pero, paradójicamente, la crisis y el cierre de muchas librerías tradicionales en Estados Unidos coincidió con la eclosión de librerías independientes. Borders, otra gran cadena de librerías estadounidense, tuvo que dejar el negocio en el 2011. Pero, curiosamente, entre ese año y 2015 la Asociación de Libreros Americanos informó de un crecimiento del 35% en el número de librerías independientes.

Barcelona no es comparable en muchas cosas a un mercado tan enorme como el de Estados Unidos, pero sabemos que cuando un terremoto sacude los mercados americanos, la sacudida llega también aquí antes o después. El 2014 fue un año negro: sólo en la provincia de Barcelona, desaparecieron 132 librerías, y se pasó de 458 a 326. La crisis económica, el vencimiento de los contratos de alquiler de renta antigua y la subida generalizada de precios de locales en zonas comerciales también jugaron un papel. En los últimos años hemos visto cómo bajaban la persiana librerías tan diversas y emblemáticas como Negra y Criminal, la heroica librería de la Barceloneta, creación del recientemente fallecido Paco Camarasa y de Montse Clavé; Àncora y Delfín (1962-2012), el icónico letrero de la cual se conserva en el Disseny Hub Barcelona; la Librería Marínez Pérez (1890-2012), especializada en arte y que contó entre sus clientes personajes como Picasso, Gaudí, Puig i Cadafalch, Joan Miró o Salvador Dalí; la Librería Catalonia (1924-2013), hoy ominosa mente sustituida por un McDonald’s; o la Proa, la Pequod, que en muchos sentidos fue una adelantada a su tiempo pero que no pudo superar la crisis … la ristra de cadáveres es inacabable.

El fenómeno, sin embargo, parece haberse revertido. Los últimos dos años han cerrado 17 librerías en Cataluña, pero han abierto 55 nuevas. El saldo es, pues, positivo. Pero el éxito de las nuevas librerías viene indefectiblemente ligado a nuevos planteamientos. Además de mantener el papel tradicional de conocedores del producto que venden, los nuevos libreros apuestan por convertir sus comercios en centros de agitación cultural. Y a menudo las nuevas librerías están situadas en barrios, en parte porque difícilmente una librería puede pagar el alquiler de un local en el Paseo de Gracia, y en parte por una decisión consciente de acercarse a la vida ciudadana y buscar clientes de proximidad. Son, en fin, mucho más que simples negocios. Son casi librerías de autor. No están todos los libros que se pueden encontrar online, pero hay vida y relaciones humanas además de literatura.

Llibreria Calders

Una de las pioneras de esta nueva hornada fue la Calders, instalada en el barrio de Sant Antoni, en un callejón de resonancias claramente literarias, la de Pere Calders, y que supo subirse a las nuevas tendencias antes del alud gentrificadora que invade la zona. Tiene una barra de bar, una agenda de eventos literarios (y paraliterarios) intensísima y, last but not least, conserva lo más importante que debe tener un buen librero: criterio. La librería de Isabel Sucunza y Abel Cutillas cumple con el papel del librero como un prescriptor de primera, muy lejos del talento como genio de la logística en que se ha convertido Amazon. Hay quien se queja de que los libros no estén etiquetados con los precios, y también hipsters despistados que entran a alquilar bicicletas. Seguir a Isabel Sucunza en Twitter o a través de su labor como articulista también es una excelente manera de amar más los libros y su librería. Cuando los quieren clasificar, los de la Calders siempre responden que son una librería especializada en libros.

No Llegiu

Junto con la Calders, fue vanguardia de la nueva ola de librerías independientes que han abierto en Barcelona. El nombre, [No Leas], es una provocación de su propietario, el periodista Xavier Vidal, instalado desde 2013 en un barrio aparentemente poco literario como el Poblenou (Amistat, 22). El local, que acogía recitales, presentaciones, música y performances, se quedó pequeño, y se ha trasladado a las tres plantas de la antigua tienda Juanita ( Pons i Subirà, 3). Para hacerlo posible, se tuvo que hacer una campaña de micromecenazgo, y desde el 2017 ocupa su nueva sede. Los sofás invitan a hacer una cata de los libros antes de adquirirlos, y se obsequia con un café gratuito si el cliente no se va con las manos vacías. En la planta baja está la narrativa, la novela gráfica y una selección de poesía. En la segunda planta, que fue ocupada durante un tiempo por la Fundación Catalunya Europa, está la sede de la Escuela de Lectura Creativa vinculada a la librería con cursos muy intensivos. Abren durante todo el año de lunes a domingo por la mañana, excepto entre junio y septiembre, cuando cierran los domingos. Una apuesta valiente y empapada de un cierto marketing hipster, porque la inteligencia mercantil en el mundo del libro no debe estar reservada a los Laras y los Bezos.

La Caníbal

Enlazando con la larga tradición barcelonesa de las librerías subversivas, pero adaptada al zeitgeist, La Caníbal (Nápoles, 314) es una cooperativa de trabajo sin ánimo de lucro que pretende contribuir a “un horizonte anticapitalista, (trans)feminista y descolonizado”. Fundada por Jesús Arpal Moya (artista, mitad de Jeleton), Amanda Cuesta Hernández (crítica de arte, comisaria, editora) y Julia Montilla Campillo (artista), es declaradamente un centro de agitación por delante de un negocio de venta de libros. En consecuencia, sus fondos abundan en temáticas de transformación social, con un espíritu claramente militante. También organizan actividades de alto voltaje político, y ofrecen el espacio a iniciativas y proyectos transformadores, siempre desde la radicalidad, contra cualquier cosa que pueda recibir el calificativo de hegemónico y con el discurso de género como hilo conductor de la mayoría de sus actividades.

La Carbonera

Nacida con la intención de convertirse en la librería del Poblesec (Blai, 40), funciona en régimen de cooperativa y venden tanto libros nuevos como de segunda mano. El abanico de actividades incluye clubes de lectura para pequeños y grandes y en varios idiomas, recitales de poesía o talleres de escritura. Hacerse socio de la cooperativa otorga derecho a descuentos, y también es la estrategia con la que La Carbonera quiere afianzar lazos con el barrio donde se encuentra. Los más pequeños pueden disfrutar de actividades para ellos todos los sábados por la mañana, y organizan también eventos como el reciente concurso de poesía improvisada, un poetry slam que ha tenido como escenario un ring de boxeo cedido por el Ateneo de Oficios. Ésta, también, es mucho más que una librería.

El Gat Pelut

Situada en el barrio de Les Corts (Caballero, 58), está especializada en literatura infantil y juvenil, aunque no hacen ascos a otros géneros. También han incorporado el café como elemento de seducción mercantil para poder adentrarse en los libros y convertir la compra en una experiencia más agradable. La imagen corporativa, con gatos omnipresentes en el establecimiento, también forma parte de los rasgos que diferencian las nuevas librerías independientes. Y, como parece ya la norma en la nueva generación de libreros, trabajan también creando una agenda intensa, en este caso de actividades para toda la familia: cuentacuentos, talleres de manualidades, clubes de lectura, presentaciones, retos entre lectores. También hay una pizarra enorme donde se puede dejar una huella artística. Su propietaria, Marta Gil Soler, ejerció de profesora antes de especializarse en gestión financiera, y después se formó en la Escuela de Librería de la Universidad de Barcelona. Una formación pluridisciplinar que ahora la ha convertido en una librera sobradamente preparada.

La Inexplicable

En el corazón del barrio de Sants (Galileu, 78), abrieron su librería a finales del 2017 Glòria Aquillo y Anun Giménez, en un local que antes ocupaba una frutería. El nombre nació como una broma tras recibir numerosos comentarios desaconsejándoles que se embarcasen en la incierta aventura de abrir una librería en los tiempos que corren. En su caso, la idea de montar el negocio fue consecuencia de participar en un club de lectura, y después de hacer un postgrado en la especialidad decidieron abrir el negocio. Quieren ser una librería de proximidad pero también una librería literaria con pocas concesiones a los libros más comerciales. Entre los títulos que nunca faltarán en su inventario destacan “Vindicación de los derechos de la mujer”, de Mary Wollstonecraft, o “Las ciudades invisibles”, de Italo Calvino, aunque entienden la literatura como una categoría donde también tienen pleno derecho las novelas gráficas de Joe Sacco. No faltan actividades como cursos de creación literaria este mes de junio, grupos de lectura de temáticas diversas e incluso vermús literarios donde invitan autores.

Sendak

La Escuela de Librería de la UB está creando una nueva generación de libreros que están participando activamente de la transformación del sector en la ciudad. De ahí han salido los propietarios de El Gato Peludo y La Inexplicable, y también Nuria Carcamo y Aitor Martos, creadores de Sendak (Còrsega, 461), nombre que rinde homenaje a Maurice Bernard Sendak, ilustrador y escritor de literatura infantil norteamericana. Esto ya da una pista que Sendak está especializada en lecturas para los más jóvenes. Se toman muy en serio la formación de los lectores del futuro, mediante cooperación con centros educativos, bibliotecas, entidades y equipamientos culturales. Una iniciativa quizás más necesaria que nunca en tiempos en que los más pequeños se pegan a las pantallas con tanto entusiasmo como los adultos.

SomNegra

Inaugurada en septiembre de 2017, SomNegra (Aragó, 108) quiere llenar el agujero que dejó Negra y Criminal en la difusión de la novela negra en Barcelona. En esta nueva encarnación no sirven mejillones en las presentaciones, como devino tradición en su predecesora, y en este caso la librería online precedió la inauguración de la librería física. La razón básica es que su propietario, Miguel Ángel Díaz, vivía en Collbató y regentaba una papelería en Esparreguera donde empezó a dedicar un rincón en su género preferido, pero para llegar a sus lectores potenciales el pueblo se quedaba demasiado pequeño. Aunque allí ya intentó vincular el pueblo con el noir organizando el festival Collbató Negre, que ha llevado a los pies de Montserrat numeroso autores del género. Díaz mantenía una relación personal con Paco Camarasa, finado ese mismo año pero que se encargó personalmente de cortar la cinta inaugural de SomNegra.

+Bernat

Montse Serrano no es precisamente una recién llegada al mundo de los libreros. Estuvo al frente de Bernat desde 1978, cuando sólo tenía 22 años y decidió adquirir el traspaso de una pequeña librería de su barrio. En 2010 supo reconocer la necesidad de reinventarse. Decidió incorporar 25 nuevos socios a su negocio, y con su ayuda se trasladó a un local mucho más grande (antes ocupado por un sex shop), instaló una cafetería a la entrada, un piano al fondo y mezcló té, café, comida casera y eventos culturales para abrigar el mundo de los libros. Ahora ya son 50 socios en régimen de cooperativa. Así nació +Bernat (Buenos Aires, 6-8), que se define más como un almacén cultural que como una simple librería. Entre sus socios actuales figuran estrellas mediáticas como Mercedes Milán. Montse, con su silla de ruedas y todo, aparece como personaje en la novela de Enrique Vila-Matas “Aire de Dylan”, y el escritor es un habitual de la librería.

Imágenes destacadas: Fotografías extraídas de las redes sociales de las librerías.