— ¿De pequeño ya tenías vocación de periodista? ¿De dónde te viene?
— Siempre he sido bastante de radio. En mi casa siempre recuerdo tener sintonizada Catalunya Ràdio, con Puyal, los goles del Barça… Seguramente es mi primer recuerdo de radio. Y recuerdo siempre irme a dormir con la radio puesta, de pequeño, escuchando un programa de Los 40 Principales, que creo que se llamaba En tu casa o en la mía. Luego mucha radio nocturna, El cafè de la República, ya con Joan Barril. Y sí, tenía esa inquietud de hacer algo de periodismo.
— Estás al frente de un programa, El Suplement, que tiene 35 años. Es decir, tiene la misma edad que tú. ¿Cómo vives esta presión?
—Es muy romántico pensar que el programa que dirijo nació el mismo año que yo. De alguna manera, creo que El Suplement es un programa que está por encima de cada presentador que lo dirige. Sabemos que es una etapa. En mi caso, espero que sea muy larga porque llevo ya seis temporadas y creo que habrá más. Todos le hemos dado nuestra identidad: Silvia Cóppulo, Xavier Solà, Ricard Ustrell, Tatiana Sisquella… Y, ahora, yo.
— ¿Cuál es tu sello?
— Después de seis temporadas, creo que hay algunos espacios muy consolidados que han creado marca. Es decir, tú sabes que El Comunista es una marca de El Suplement, que Mayka Navarro es una marca de El Suplement, que, ahora, con el Eclipsi estamos intentando que sea una marca de El Suplement… A nivel personal, es evidente que con siete horas de radio pones tu personalidad. Estoy bastante orgulloso de las entrevistas que hacemos, de cómo tratamos a los invitados y de los temas que levantamos.
— Uno de los problemas de los medios convencionales es que no logran captar a los jóvenes. ¿El Suplement es un programa juvenil?
— Si miras los datos de audiencia del EGM, te dicen que no. La media de edad del oyente está por encima de los 50. Ésta es la realidad de Catalunya Ràdio y de RAC1, también. El consumo de radio, la media de edad, es alta o sénior. Pero sí creo que hemos abierto mercado. El hecho de que haya presentadores que estamos alrededor de la treintena o de la década de la treintena —tanto en Catalunya Ràdio como en RAC1— ha abierto camino a gente joven que tiene inquietud.
— Comenzaste a ser presentador muy joven. Con 27 años ya presentabas El Suplement de verano.
— Allí me di cuenta de que quería hacer esto siempre. De que quería tener un programa de radio.
— ¿Sufriste o sufres síndrome del impostor?
— No. Para ponerte delante de un micro tantas horas necesitas un ego descomunal. Todos los que nos dedicamos a este oficio lo tenemos. No está muy bien que lo diga yo, pero creo que el tema del ego lo tengo bastante bien resuelto. Necesitas tener una autoestima importante para hablar siete horas frente a un micro y querer que la gente te escuche. No he tenido muchos problemas de inseguridad, siempre he estado bastante convencido de lo que hacía. Siempre he dedicado muchas horas a prepararme. No voy vendido a una entrevista. El día antes necesito estar estudiando y, después, tener capacidad, evidentemente, de improvisación y saber resolver cuando ocurren cosas nuevas, que esto se adquiere con los años y la experiencia. Una parte muy importante de hacer un programa de radio es prepararlo. Estudio mucho los guiones y las preguntas. A medida que pasa el tiempo, vas con mayor seguridad. También la gestión del mundo externo. Yo hago el programa de radio que quiero, pero existe una coordinación con una dirección, hay una coordinación con el resto de programas. El Suplement es un programa importantísimo el fin de semana, pero debemos coordinar contenidos con El matí, con La tarda, debemos pelearnos por los invitados, y con los invitados de la competencia.
— En esta serie de entrevistas de Un Granini con…, la mayoría de las veces que he preguntado a las entrevistadas si tenían síndrome de la impostora me han dicho que sí. Claramente hay un componente de género, ¿no?
— Sí, seguro que sí. Si miras las parrillas, la nuestra está más feminizada, pero hay pocas mujeres todavía. Más allá de Ricard Ustrell, es verdad que las dos últimas presentadoras de El Matí de Catalunya Ràdio han sido mujeres: Laura Rosel y Mònica Terribas. Pero como ocurre en el resto de la sociedad y en todos los ámbitos profesionales, los hombres, durante muchos años, hemos tenido más voz. En el caso de El Suplement ha sido bastante equilibrado, porque ha habido muchos años de Sílvia Cóppulo, tuvimos a Tatiana Sisquella, Núria Ferrer… Quizás, el próximo presentador de El Suplement estaría bien que fuera una mujer. Pero, dentro de muchos años, ¿eh?
— Los jóvenes, sobre todo, lo que escuchan son podcasts.
— Cada vez que me preguntan qué diferencia existe entre la radio y el podcast doy una respuesta diferente, porque no lo sé. Creo que convivimos muy bien. Yo hago un programa de radio, pero también tengo la sensación de que algunos espacios de este programa de radio, algunas secciones, se consumen como podcasts. Yo te diría que hago radio y hago podcasts al mismo tiempo. Son primos hermanos.
— Los presentadores de podcasts suelen ser muy activos en redes. Sin embargo, no es tu caso. ¿Qué relación tienes con las redes?
— Me relaciono mal, menos de lo que debería relacionarme, seguramente. Simplemente hago spam de los contenidos que hago y retuiteo los contenidos interesantes de mi programa. Yo con generar selfies, enseñar qué como, dónde ceno y qué calzoncillos llevo, no me siento cómodo. Las veces que lo hago, lo hago algo forzado. Tengo la sensación de que me ha cogido cinco años tarde, o que me lo he ahorrado por cinco años. Lo que ocurre es que también forma parte de generar una marca personal. Me dicen que tengo que hacerlo más y lo estoy intentando arreglar. También hay gente del equipo que me ayuda. El próximo paso supongo que es contratar a alguien para que me lleve las redes y genere contenido de mí. Aún no lo tengo, pero no lo descarto.
— No te gusta colgar cosas, pero ¿cuántas horas dedicas al día al consumo de las redes?
— Muchas. Soy esclavo del scroll infinito. Tengo una relación de adicción con el móvil y con Twitter, en particular. Tengo una guerra en casa permanente con mi pareja y con mi hijo porque miro más el móvil de lo que me convendría. Soy adicto, como la sociedad en la que vivimos, y más, cuando el programa de radio puedes modificarlo al instante, cada momento, con cada tuit nuevo que sale o con cada alerta nueva.
— Tienes un hijo muy pequeño y diriges un programa de radio. ¿Cómo llevas la conciliación?
— Estoy bastante contento. Creo que lo llevamos muy bien. Estos dos años y medio no te diría que ha sido el 50%, pero un 60-40, sí. Ahora nos vienen unos meses muy complicados, en los que Diana estará rodando en Madrid tres meses. La logística familiar será complicada. La otra vez que nos pasó, porque estaba rodando la serie Valeria, yo vivía entre Barcelona y Madrid. Con el niño arriba y abajo, los dos hicimos muchos viajes en AVE. Ahora lo haremos diferente porque el niño va a la escuela infantil. Para mí, trabajar el fin de semana no es una losa ni una renuncia. Logísticamente me va bien. Entre semana puedo pasar bastantes horas con mi niño.
— Trabajas en un programa de una radio pública. ¿Cómo gestionas las presiones políticas?
— Cuando cogí el programa en 2018, tenía un conseller cada sábado o cada domingo. O un invitado político. Decidí incorporar la tertulia. Entonces había mucha tralla política. Después nos enganchó la pandemia, que fue una época muy chula para hacer radio. Aprendimos muchísimo, yo tengo un enorme recuerdo. Lo pasé muy bien, a pesar del drama que estábamos contando. Ahora hay política, pero no tanto. La tertulia es la hora más escuchada, es importantísimo, pero lo mezclo no sólo con la crónica política, también hay crónica social ahí dentro.
— Eres y vives en Sabadell. ¿Qué relación tienes con Barcelona?
— Tengo una relación laboral con Barcelona. Siempre ha habido una opción de venir a vivir aquí, que finalmente hemos acabado descartando. Para mí Barcelona es sinónimo de ocio, cultura y noche, cuando podía salir. Es mi ciudad porque es donde trabajo y donde voy a trabajar. Tengo ganas de trabajar en catalán y creo que mi carrera como periodista será en catalán. Entonces, sé que Barcelona es y será mi ciudad.
— Como contabas, por temas de conciliación, también has pasado temporadas en Madrid.
— Sí. Y cuando pasas temporadas en Madrid, valoras más Barcelona. Y vuelves, —por lo menos yo— seguramente, más enamorado de Barcelona.
— Precisamente, empezaste tu carrera como periodista trabajando en Betevé.
— Sí, yo conocí Barcelona gracias a Betevé. Me recorrí la ciudad aquellos tres años como reportero. Todos los barrios y distritos. Betevé hace un trabajo importantísimo, lo ha hecho durante muchos años y poder formar parte de esto también fue muy chulo.
